La historia de España no deja de sorprendernos con personajes totalmente desconocidos para nuestra historiografía oficial. Uno de ellos es Fernando Villaamil Fernández-Cueto, un marino con reputación internacional debido a que, nada menos, fue el origen de toda una saga de navíos militares y que murió en la batalla de Santiago de Cuba, contra los americanos, a bordo de su barco, un destructor.
Nació en Asturias, el 23 de noviembre de 1845, en el seno de una familia acomodada, propietarios de tierras y de casa solariega desde hacía centurias. Su padre tuvo la desgraciada idea de meterse en política activamente en aquellos turbulentos años y perdió toda la heredad, casa solariega incluida. Villaamil fue el tercero de ocho vástagos y recibió una formación esmerada. A los once años, ingresó en la Escuela Náutica y Comercial en Ribadeo, consiguiendo entrar con solo quince años en el Colegio Naval de San Fernando de la Armada. Tan solo un año más tarde, embarca en la fragata ESPERANZA, como guardiamarina. En 1863, a bordo del VILLA DE MADRID, desembarca en Cuba. En 1864, recibe su bautismo de fuego al participar en las operaciones expedicionarias en Santo Domingo. En 1867, promovido a Alférez de Navío, es enviado a Filipinas donde toma el mando del BOJEADOR.
La vida del marino en la armada en Filipinas, no era ningún regalo. Si alguno recuerda las aventuras de Sandokan, el personaje legendario de Emilio Salgari, se apercibirá que los mares entre Filipinas y Australia se encontraban infestados de piratas, que en muchas ocasiones dominaban extensas áreas donde realizaban honorables operaciones mercantiles, contrabando, piratería y puro asesinato. A Villaamil le tocó bailar en este universo y estuvo envuelto en diversas acciones contra los piratas chinos y malayos en Parang, Boal y Joló. No lo debió hacer muy mal ya que fue ascendido a Teniente de Navío y después de varios meses al mando de la fragata CONCEPCIÓN, fue reclamado en España para formar a los futuros marinos en la Escuela Naval.
Destinado a El Ferrol, en 1876 se casó con Julia Cancio Villota, cuyo padre estaba bien posicionado en la Administración, debido a sus servicios prestados en Cuba. Villaamil, aprovechó su posición para profundizar en el estudio de temas marinos y escribir en publicaciones técnicas de la época. Fue uno de los marinos más conocidos en su época en los círculos de la Administración.
En 1884, Villaamil era segundo oficial en el Ministerio de Marina y recibió el encargo de diseñar un nuevo tipo de navío capaz de luchar contra los nuevos buques torpederos. La tecnología naval avanzaba a pasos agigantados y este nuevo tipo de buque de pequeña talla, había demostrado su capacidad de atacar a navíos de mayor tamaño, siendo difícilmente destruidos. Algo parecido a las chalupas cañoneras de nuestro Almirante Antonio Barceló.
Villaamil analizó el problema y diseñó un nuevo tipo de buque; el Destructor. De hecho, no solo realizó el diseño, si no que eligió el astillero donde se construyó (Thomson en Clydebank, Escocia) y supervisó la construcción. En Enero de 1887, el DESTRUCTOR quedó listo para ser botado y efectuar las pruebas preliminares, durante las cuales consiguió una velocidad punta de 22.5 nudos. El 24 de este mes, la nave partió hacia Vigo al mando del mismo Villaamil. Veinticuatro horas más tarde había llegado, atravesando una tormenta y haciendo una media de 18 nudos. El evento tuvo resonancia internacional, alcanzando Villaamil reputación mundial y su barco fue objeto de particular atención en todos los puertos que visitaba.
Aprovechando una visita a Escocia, consiguió comprar a buen precio un clipper construido en Glasgow, el CARRICK CASTLE. Lo envió a Cádiz donde fue clasificado como corbeta y adaptado para el adiestramiento de aspirantes a oficiales navales. En 1892 obtuvo la autorización del Ministerio de la Marina y zarpó para realizar una vuelta al mundo con una dotación de cadetes. El viaje se inició en El Ferrol y cubrió un periplo a través de Las Palmas, Bahía, Cape Town, Port Adelaida, Sídney, Port Lyttelton, Valparaíso, Montevideo, San Juan de Puerto Rico, Nueva York, Plymouth, Brest y finalmente el 16 de Julio de 1894 llegó a San Sebastián.
El viaje incrementó la popularidad de Villaamil que la aprovechó para escribir un relato del viaje con reflexiones acerca de las colonias Británicas y Españolas. Al visitar Filadelfia describió la construcción de los navíos de guerra americanos que posteriormente causarían la derrota de la escuadra española en Santiago de Cuba y la muerte de nuestro protagonista.
En 1895 fue asignado como jefe de la comisión de investigación sobre el hundimiento de uno de los buques más poderosos en aquella época de la armada española. Se trataba del crucero REINA REGENTE. El informe señalaba las deficiencias en la organización de la Armada Española. Los años siguientes, intentó reiteradamente que el público se enterara de la situación real de la Armada y que no era la que pregonaban los políticos.
En 1898, ante la declaración de guerra de Estados Unidos, Villaamil fue asignado como jefe de la división de destructores y torpederos que se incluían en la armada comandada por el almirante Pascual Cervera. Podía haberse quedado en Madrid ya que debido a su rango y la insignificancia de los tres barcos que componían la división, su rango no justificaba su presencia física, pero quiso estar presente entre sus hombres y a bordo de sus amados destructores.
Durante el asedio de Santiago de Cuba y conocedor de las capacidades náuticas de sus destructores, propuso acciones nocturnas contra los pesados buques americanos e incluso acciones relámpago contra los puertos americanos. Nada de esto fue aceptado por Cervera, que finalmente ordenó una salida escalonada en la madrugada del 3 de julio. El FUROR, comandado por Villaamil, salió uno de los últimos y fue un fácil blanco para los buques americanos. Villaamil murió cuando subía hacia la torreta de proa de su barco, intentando organizar el fuego de respuesta a los americanos.
Manuel de Francisco Fabre
https://en.wikipedia.org/wiki/Fernando_Villaamil#The_Destructor