En los últimos tiempos, la ira del nuevo indigenismo americano, neo marxista y alimentado por la peor Leyenda negro-legendaria, se ha volcado contra las estatuas de conquistadores y evangelizadores del Nuevo Mundo, de un extremo al otro del continente americano.
Una de las figuras más injustamente tratadas por este odio contra toda la herencia hispana en aquellas tierras es la del fraile franciscano San Junípero Serra (1713 – 1784), canonizado por el Papa Francisco, en Washington, el 23 de septiembre de 2015. Y digo bien, injustamente tratada, porque estos activistas olvidan que a la extraordinaria labor fundacional y evangelizadora del religioso mallorquín, quien erigió decenas de misiones en la mexicana Sierra Gorda, Estado de Querétaro, y en la Alta California. En aquel entonces perteneciente al Virreinato de Nueva España y en la actualidad territorio estadounidense arrebatado a México, origen de populosas ciudades useñas como San Francisco, Los Ángeles o Santa Mónica, entre otras. Fundaciones que adornaron el trato exquisito dado a los indios, buscando siempre su bienestar, bien distinto al exterminio al que fueron sometidos tiempo después por los colonos supremacistas anglosajones.
Uno de los lugares de donde fue retirada la estatua dedicada a este santo fue la de la Misión Basílica de San Buenaventura (junto a la ciudad californiana de Ventura), en 2020, por orden de las autoridades municipales. Esta fue la última de las nueve misiones que directamente fundó San Junípero Serra, en California. El resto son ―por orden de fundación― las de San Diego de Alcalá, San Carlos Borromeo-Monterrey, San Antonio de Padua, San Gabriel Arcángel ― en el área actual de Los Ángeles ― , San Luis Obispo de Tolosa, San Fernando Rey de España, San Francisco de Asís y San Juan Capistrano.
Activistas indigenistas chumash, herederos de los habitantes de aquellos territorios, son quienes, tras denigrar la figura de San Junípero Serra y pedir la retirada de su estatua, ahora han solicitado su restitución, reconociendo la extraordinaria labor que desarrolló el fraile transmitiendo la fe católica a sus ancestros; así como toda clase de conocimientos, artes y oficios, para ayudarles a salir del Neolítico en el que se encontraban y, en apenas un par de generaciones, poder entrar de lleno en una época de prosperidad.
La misión de San Buenaventura fue construida en 1782 por este fraile andarín, cuyo lema era “Siempre hacia adelante, nunca hacia atrás”, tras la orden recibida del Rey Carlos III de evangelizar aquellas tierras, después de que el monarca hubiera decretado la expulsión a quienes habían desarrollado allí esa misma tarea, desde el siglo XVII.
El 29 de febrero de 2024, la escultura de bronce de tres metros de altura y de casi tres toneladas de peso, fundida en 1989 y puesta entonces frente al Ayuntamiento de Ventura, recobró su sitial de honor en la población californiana.
Jesús Caraballo