Narración creada por Lucía, primaria

Enviada por Prof. Fátima Hernández

Colegio Buen Pastor

Caminaba por calles españolas un señor portugués, Fernando de Magallanes, estaba muy disgustado, el Rey de Portugal, Manuel I, había rechazado su proyecto.

Se dirigía a ver al Rey Carlos I, a ver si tenía más suerte. Él creía que se podía llegar a las islas de las especias navegando hacia el Oeste sin necesidad de bordear África. Se basaba en las creencias de Cristóbal Colón y textos de Marco Polo.

Presentó ante el Rey sus teorías, y parece ser que el Rey vio algo de futuro en el proyecto, puesto que acepto financiarlo. Costó reunir el dinero, puesto que por aquellas épocas España estaba constantemente en guerra.

En marzo de 1518 El Rey firmó con Magallanes las Capitulaciones de Valladolid, donde se le otorgaba a Magallanes el título de Gobernador y Adelantado de todas las tierras que descubriese.

La expedición la formaban cinco embarcaciones con doscientos treinta y nueve marineros nada menos, de los que una pequeña parte eran portugueses (por petición de Magallanes). Las cinco naves: La Trinidad, capitana de la expedición, la San Antonio, la Concepción, la Victoria y la Santiago.

Los capitanes de las naves eran Juan de Cartagena, Gaspar de Quesada, Luis de Mendoza y Juan Serrano, y, por supuesto Magallanes.

La expedición partió de Sevilla un 10 de agosto de 1519, navegaron por el Guadalquivir hasta llegar a Sanlúcar, donde pasaron algunas semanas retocando los detalles del viaje. Zarparon definitivamente el 20 de septiembre.

La primera parada del viaje fue en Tenerife y continuaron pasando por las Islas de Cabo Verde y las costas de Sierra Leona. Tras bordear la parte superior de África se dirigieron por el Atlántico hacia América.

Por principios de octubre el tiempo empeoro por lo que tuvieron que navegar sin rumbo fijo.

Durante la travesía, Juan de Cartagena junto con otros oficiales pide a Magallanes ser consultado de las cosas relacionadas con el viaje. Magallanes aprovecha para reunirse con los otros capitanes en la nao victoria para arrestar a Cartagena

Para sustituirle, primero pondría a Antonio de Coca y más tarde a Álvaro de Mezquita.

Tras cuatro meses de haber abandonado España, se acercaron a la costa de América, el trece de diciembre, tocaron tierra en la bahía de Santa Lucía. Desde donde seguirían por la costa sur hasta llegar a un gran canal. Navegaron hacia allí pensando en que era una entrada al mar. Pero ¡Qué va! Al cabo de dos semanas se dieron cuenta de que eso tenía de entrada lo mismo que una cabra de pez ¡Aquello era una ensenada de trescientos kilómetros tierra adentro!

Cómo comprenderéis los tripulantes estaban ya un poquito hartos de Magallanes ¡Más de uno lamentaba haberse embarcado!

Fueron costeando la costa sin rumbo llegando a una zona a la que Magallanes bautizó la Patagonia.

A principios de abril de 1520 a poco tiempo de la Antártida buscaron refugio en una bahía para pasar el invierno.

El panorama cada vez era peor: la comida escaseaba, los días se acortaban y los hombres tenían un frio insoportable. Magallanes decidió disminuir las raciones de comida y varios capitanes y oficiales acordaron exigirle volver a España.

Los capitanes Gaspar de Quesada y Luis de Mendoza junto con Antonio de Coca y Cartagena montaron un motín contra el Almirante porque no estaban de acuerdo con el mando pretendían regresar a España porque pensaban que habían fracasado ¡llevaban ocho largos meses y no veían progreso! Entre los amotinados estaba Elcano que en el levantamiento tomo el mando de la nao San Antonio después de que los tripulantes de la nao encerraran a su capitán, Álvaro de Mezquita.

El motín se dio por acabado con la muerte de Mendoza. Magallanes condeno a muerte a Quesada, que fue ejecutado y a Juan de Cartagena y al clérigo Pedro Sánchez de la Reina los abandono en el primer sitio que vio cuando partieron de la Antártida. Perdono la vida a más de cuarenta hombres porque realmente los necesitaba.

El 3 de mayo perdieron a la nao Santiago que naufragó contra las rocas. Distribuyeron a los supervivientes entre las naos restantes y nombro capitán de la Concepción a Juan Serrano y a Duarte Barbosa de la Victoria.

Continuaron hasta el punto más al sur del continente y entre octubre y noviembre pasaron por el estrecho que une los dos océanos.

La verdad es que les costó trabajito cruzarlo porque la costa era complicada. Para cruzarlo una nao se adelantaba buscando la mejor ruta y volvía sobre sus pasos para guiar al resto. Una vez terminadas esas idas y venidas consiguieron salir del laberinto hacia el océano Pacifico. Magallanes bautizó el estrecho como Estrecho de Todos Los Santos, más tarde conocido como Estrecho de Magallanes.

Los españoles mientras navegaban vieron por el estrecho muchas hogueras prendidas por los indígenas que habitaban ese territorio, por ello recibió el nombre de Tierra de Fuego.

El mar era tan tranquilo que lo bautizaron como océano Pacífico. Únicamente les quedaban tres naves ya que la San Antonio había dado media vuelta y regresó a España.

La mala suerte quiso que en tres meses no vieran un trozo de tierra, hasta que llegaron a las Islas Marianas. Y claro, tres meses es mucho así que el hambre y una enfermedad llamada escorbuto azotaran a todos los marineros.

La galleta que comían era migas con gusanos, para colmo, tenía un olor insoportable a pis de rata. El agua estaba ya a esas alturas podrida y la rata, era un manjar en aquellas condiciones. ¡Llegaron a comer serrín y cuero! De ahí el escorbuto.

En marzo de 1521 avistaron tierra ¡al fin! Los barcos eran un guirigay de risas y celebraciones. Eran los primeros europeos en llegar las Islas Filipinas a los que ellos bautizaron Islas de San Lázaro. Para Magallanes era fundamental mantener la paz con los indígenas y convertirlos al cristianismo, para ello utilizaba el argumento de que les haría más fuertes y les mostraba armas para ellos desconocidas.

Para asegurar paz con el jefe indígena de aquel lugar Magallanes quiso derrotar a su enemigo, Lapulapu, el jefe de la isla de Mactán. En la madrugada del 27 de abril de 1521, Magallanes junto con cincuenta hombres lucharon en la playa de Mactán contra Lapulapu y mil de sus hombres. Magallanes estaba tan convencido de su victoria, que pidió a los capitanes que no interviniesen. Como había marea baja dejaron los barcos muy lejos de la costa y no pudieron utilizar los cañones y además tuvieron que caminar casi un kilómetro por el agua así que llegaron agotados. En la batalla, los indígenas jugaron con ventaja, porque les superaban en número. Un indígena hirió a Magallanes en la pierna que cayó al suelo y los indígenas lo terminaron de matar.

Decidieron abandonar la isla para no ser atacados. Cuando partieron solo quedaban cien hombres para las tres naves y tuvieron que quemar la Concepción, que era la que estaba en peor estado.

A Magallanes lo sucedieron dos hombres más, a quienes echaron por no saber capitanear la expedición.

Nombraron a Elcano capitán general y continuaron hacia las islas de las especias. Al fin, el 8 de noviembre de 1521 desembarcaron en Tidore, allí pidieron permiso para comerciar. Cuando iban a partir, se dieron cuenta que tenían que reparar la Trinidad y decidieron que partiera solo la Victoria, y así lo hizo el 21 de diciembre por la ruta de la India.

La Trinidad partió el 6 de abril de 1522 por el Pacífico hasta Panamá. Los continuos temporales impidieron el avance y una tormenta destrozo la nave. Pidieron auxilio a un portugués, Antonio de Brito, y los diecisiete hombres fueron encarcelados por los portugueses.

Elcano, que capitaneaba la Victoria, atravesó el Índico y dio la vuelta a África, evitando los puertos portugueses.

Al fin, el 6 de septiembre de 1522 llegaron a Sanlúcar de Barrameda y les remolcaron por el Guadalquivir hasta Sevilla.

Fueron en procesión hasta la iglesia de Nuestra Señora de la Victoria a la que se habían encomendado durante todo el viaje.

Solo regresaron 18 hombres, los primeros de la historia en dar la vuelta al mundo.

Gracias al viaje se confirmó que la tierra es redonda.