
La primera misa en territorio mexicano de la que existe registro oficial, tuvo lugar hace más de 500 años, en la isla caribeña de Cozumel (frente a las costas del actual Estado de Quintana Roo, donde se encuentra el puerto de Cancún). En concreto, se celebró un 6 de mayo de 1518, y fue oficiada por el Padre Juan Díaz, capellán de la expedición de Juan Grijalva, que arribó a las costas de Yucatán.

De ello dio testimonio el propio Padre Díaz, en su diario de la expedición, que lleva por nombre Itinerario de la Armada del Rey Católico a la Isla de Yucatán en la India, publicado en 1518, y luego traducido al italiano. El historiador jesuita Mariano Cuevas descubrió este valioso documento en la Biblioteca Colombina de Sevilla, y recogió el testimonio en el primero de los siete volúmenes de su monumental Historia de la Iglesia en México, que hasta ahora no ha encontrado obra capaz de superarla en su rigor académico.
En su Diario, el Padre Juan Díaz señala que “Ese día sábado primero del mes de mayo del mencionado año (1518), el dicho Capitán Juan de Grijalva, salió de la Isla Fernandina (Cuba)… y el lunes siguiente… vimos tierra y por ser día de la Santa Cruz … (la llamamos de Santa Cruz) …».

Para a continuación explicar que: “El jueves 6 de mayo, el Capitán mandó que se armasen y aprestasen cien hombres los cuales saltaron a las lanchas y desembarcaron llevando consigo un clérigo. Ordenadamente llegaron a la torre… El capitán subióse a ella juntamente con el Alférez que llevaba el pendón, el cual puso en lugar que convenía al servicio del Rey Católico…”.
Tras tomar posesión de aquellas tierras en nombre de la Corona española, por parte de Juan de Grijalva, como era costumbre, “se dijo Misa”, según el Padre Díaz. Se trataría, por tanto, del primer registro escrito de lo que se ha dado en llamar “conquista espiritual” de lo que pronto sería el Virreinato de Nueva España, que habría de abarcar lo que es el México actual, Centroamérica y buena parte de lo que hoy son los Estados Unidos de Norteamérica. Toda una hazaña histórica, en la que las órdenes mendicantes tuvieron un especial protagonismo.
Concluye su Diario el Padre Cuevas, señalando que: “Jesucristo tomo posesión de su México. El 6 de mayo debía ser por esto muy solemne en toda la iglesia mexicana”. Sin embargo, la efeméride ha pasado sin pena ni gloria en un país azotado por la violencia y cuyos dirigentes han caído en el peor discurso negro legendario contra la Madre Patria.

Jesús Caraballo
muy interesante como siempre apreciado Jesús. Noto en mis compatriotas españoles peninsulares una constante actitud de “pasar factura” a los hispanoamericanos por todo lo que “no hacen”…. siempre es mejor mirar hacia adentro de casa primero… lo que no hagamos nosotros nadie lo hará por nosotros… no veas la paja en el ojo ajeno, sino antes la viga en el propio…