María Calderón, la Calderona

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Supuestamente, la Calderona peinándose

María Calderón, conocida como “La Calderona” o “Marizápalos”, nacida en Madrid, en el año 1611,  está más adornada de tradición y misterio que de documentos y conocimientos históricos Ni la fecha exacta de su nacimiento es conocida e incluso, en ocasiones, es confundida con una hermana, Juana Calderón, también actriz y cantante como María. Esa aureola de misterio nace, fundamentalmente, de los rumores que circulaban en la Corte en cuanto a su relación amorosa con el rey Felipe IV. Tanto es así que la Calderona solamente viene reconocida como Maria Calderón a finales del siglo XVII por la condesa de Aulnoy, que se refiere a ella como la Calderona. Sin que existan pruebas definitivas lo cierto es que un anónimo autor, entre 1700 y 1721, redacta un repertorio de actores titulado “Genealogía, origen y noticias de los comediantes en España”. En tal recopilación nos habla de dos actrices, apellidadas Calderón, de una de las cuales nos relata “fue (sin auerse podido aueriguar el nombre ni con quién casó) la madre del Sr. don Juan de Austria, y luego que parió la puso en un combento de un lugar de la Alcarria el Rey Phelipe IV en donde murió abadesa, y al tiempo que estava preñada estubo representando en Valencia”.

Hete aquí nuestro personaje, madre del conocido como Juan José de Austria, (para diferenciarlo, se supone, del anterior don Juan de Austria, vencedor de Lepanto), que aparece bautizado simplemente como Juan, hijo de la tierra el 21 de abril de 1629, habiendo nacido el 6 o 7 de dicho mes y año. En la partida de bautismo, empero los futuros acontecimientos, la expresión “hijo de la tierra” lo señala como  de padres desconocidos. Tal bautizo tuvo lugar en la parroquia de los santos Justo y Pastor, siendo padrino un caballero de la Orden de Calatrava, ayuda de cámara del Rey. Tal circunstancia ya era indiciaria de lo que aconteció en 1642, cuando Felipe IV reconoció a Juan José como hijo suyo.

El rey habría conocido a María Calderón en 1627, cuando debutó en el Corral de la Cruz, con dieciséis años, y ya casada. La fama de la Calderona no puede decirse que fuese tan brillante como mujer que como actriz. Sus amantes fueron tantos, que los historiadores llegan a establecer que se confunden con los de su hermana Juana. Sea como sea, lo cierto es que María, con posterioridad al nacimiento del futuro Príncipe de la Mar, tuvo que abandonar las tablas y escenarios para ingresar en el monasterio benedictino de san Juan Bautista en Valfermoso de las Monjas, Guadalajara. En dicho convento permaneció durante quince años, llegando a ser abadesa durante los años 1643 y 1646. Lope de Vega, menciona su actividad teatral en una carta dirigía a Luis Fernández de Córdoba y Cardona, Duque de Sessa, en que refiere la participación de la Calderona en junio de 1628, en los autos del Corpus de Madrid, junto con otra famosa actriz, Maria de Córdoba, conocida como Amarilis.

El hijo extramatrimonial del rey fue separado de su madre, para quedar bajo la responsabilidad de una mujer llamada Magdalena, de León, en donde trascurrieron sus primeros años, bajo los cuidados y educación del poeta Luis de Ulloa, gran amigo del conde-duque de Olivares. Ya reconocido como hijo del rey Felipe, resolvió el Consejo que fuese tratado por la reina como “don Juan de Austria, mi hijo” y por Baltasar Carlos, el príncipe de Asturias, como “don Juan de Austria, mi hermano”. Los restantes le debían el tratamiento de “Serenidad” y los cardenales “Alteza”. Mientras su madre permanecía en el convento, don Juan José demostraba que era un verdadero Austria, con un buen manejo de las armas, amante de la caza, junto con una disposición al aprendizaje y dominio con destreza de la pluma.

En marzo de 1636, Felipe IV le nombró, en secreto, Gran Prior de la Religión de San Juan en Castilla y León, cargo que no llegó a asumir por no alcanzar la edad suficiente. Sin embargo, su carrera es verdaderamente llamativa en un bastardo; Virrey de Aragón, Gobernador de los Países Bajos, General en el sitio de Barcelona en las guerras franco-españolas de 1635, batalla de Ameixial en la guerra de restauración portuguesa, Príncipe de la Mar en 1647 (con el gobierno general de todas las galeras y navíos… sin excepción), Virrey de Sicilia en 1648, Virrey de Cataluña en 1653, Capitán General de Extremadura.

Todo ello y mucho más que se queda en el tintero nos permite concluir que el hijo de la Calderona, don Juan José de Austria, fue un eminente político, militar, legislador y estratega. Con grandes cualidades de mando, un educado hablar y gran capacidad en los campos de la diplomacia, la oratoria, propuestas y toma de decisiones, es decir, el reverso de la moneda de su hermano de padre, Carlos II.

 Fue, además, el primero entre los políticos españoles que se dio cuenta del poder de la naciente prensa y la impulsó sufragando revistas dirigidas por personas allegadas a él, aunque también sufrió las mordaces críticas de pasquines y libelos.Murió en Madrid el 17 de septiembre de 1679.

Su madre, sigue en el misterio. Mientras se dice que la abadesa murió en 1646 en el convento de Guadalajara, también se puede leer que, huída de éste, acabó sus días en la sierra que lleva su nombre, situada al norte de Valencia camino de Aragón. Incluso, su leyenda alcanza a un cuadro conservado en el convento de las Descalzas Reales de Madrid, en donde se la ve peinándose, aunque sin poderse asegurar que sea realmente la Calderona.

Francisco Gilet


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