ISABEL II DE ESPAÑA, LA REINA DESDICHADA

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En este trabajo sólo hablaremos de Isabel II como persona y reina de España, sin prestar atención a los diversos y casi podríamos llamar luctuosos sucesos que ocurrieron durante su reinado, como la pérdida de las posesiones de ultramar o los distintos cambios de gobierno motivados por los generales y políticos que la manejaron a su antojo.

          El pasado 10 de octubre se cumplieron 192 años del nacimiento de Isabel II reina de España. Ha transcurrido sin pena ni gloria. Su triste reinado duró desde el 29 sept 1833 al 30 sept 1868, es decir, que comenzó a reinar cuando solo tenía tres años.

    Efectivamente, en marzo de 1830, seis meses antes de su nacimiento, el rey publica la Pragmática Sanción de Carlos IV aprobada por las Cortes de 1789, que dejaba sin efecto el Auto Acordado de 1713 que, a imitación de la Ley Sálica francesa, excluía la sucesión femenina al Trono. Se restablecía así el derecho sucesorio tradicional castellano, recogido en Las Partidas, según el cual podían acceder al Trono las mujeres en caso de morir el monarca sin descendientes varones.

Fue reconocida como reina cuando solo contaba tres años, por lo que su reinado abarcó desde 1833 hasta 1868, es decir 35 años, como hemos dicho, en el que fue destronada por la conocida como “Revolución Gloriosa”.

 Las Cortes y la camarilla que en ellas imponía su criterio la obligaron a asumir muy tempranamente las responsabilidades que su condición conllevaba, reina a los tres años, como hemos dicho, con una mayoría de edad, forzada por la situación política que dio paso a su reinado personal con tan sólo trece años, un matrimonio obligado e inadecuado a los dieciséis, hicieron de ella una mujer desdichada, sin voluntad propia, y sujeta a los vaivenes que, por uno y otro lado, la sometían los distintos grupos que formaban el gobierno en el poder. Estamos en la época conocida como El Turnismo.

Su educación y formación para reinar 

 La tachan de inculta y poco inteligente, pero, posiblemente, esa incultura y falta de conocimientos y poco desarrollo de su inteligencia fuese un propósito bien concebido y pergeñado por el círculo de poder que la rodeaba, que prefería que se mantuviese en la incultura e ignorancia para que fuese más fácilmente manejable y, aunque no llegó totalmente a ello, fuese un títere en manos de unos y otros, a pesar de lo cual tuvo la suficiente firmeza para apoyar de forma mucho más abierta a los liberales moderados que a los progresistas. 

La Regente María Cristina no se preocupó de la preparación educativa y política de su hija para el desempeño de tal alto cargo, y, además, careció de un ambiente familiar y del cariño de una madre, más preocupada por sus amantes que por su hija por lo que adoleció de una educación adecuada y una preparación política suficiente y necesaria para quien había de ser reina de España.

A los diez años Isabel resultaba atrasada, apenas sí sabía leer con rapidez, la forma de su letra era la propia de las mujeres del pueblo, de la aritmética apenas sólo sabía sumar siempre que los sumandos fueran sencillos, su ortografía pésima. Odiaba la lectura, sus únicos entretenimientos eran lo juguetes y los perritos. Por haber estado exclusivamente en manos de los camaristas ignoraba las reglas del buen comer, su comportamiento en la mesa era deplorable, y todas esas características, de algún modo, la acompañaron toda su vida”.

          No debe de extrañarnos pues que fuese un juguete en manos de sus cortesanos, más interesados en hacer prosperar sus intereses particulares y sus fortunas que los de España.

Deberemos de tener en cuenta una circunstancia muy importante en esta época, la Masonería se introduce realmente en España de una forma organizada con las tropas napoleónicas, estableciéndose entre 1809 y 1813 una doble masonería bonapartista al servicio del emperador y de su hermano José, el primer Gran Maestre de la masonería española.

Los masones españoles, podemos decir que marchaban por su cuenta, puesto que poco o ningún caso hicieron a las Constituciones de Anderson que podemos considerar como texto fundacional de la masonería moderna especulativa, y se mostraron indiferentes a todo lo que procedía de la masonería inglesa y, por lo general, reacios a los discursos espiritualistas y legendarios de la Orden, sin embargo, con el empuje de los neófitos, sí pusieron en práctica su obra y sus propósitos, entre los que se contaban los despiadados ataques a la Iglesia Católica.

Orígenes de la masonería

Los francmasones, en su deseo de remontar su antigüedad lo más posible, se hacen descender nada menos que de Adán, como padre de todos los seres humanos, así como a Noé, por los conocimientos de geometría que demostró al construir el arca que, según ellos fue fabricada siguiendo los principios de la Masonería, como se expone en las Constituciones de James Anderson redactadas por este pastor protestante inglés, y publicadas en 1723 que, podemos decir, dieron origen a la Masonería especulativa  a diferencia de la operativa que floreció entre los constructores de catedrales de finales de la Alta y Baja Edad Media.

La consigna de los masones es el Novu Ordo Seclorum, en español, Nuevo Orden de los Siglos o Nuevo Orden Mundial, como se dice hoy día y se está imponiendo e imperando en todo el Mundo.

Este nuevo Orden que quisieron iniciar los adalides de la  Revolución francesa, pretende acabar con todo lo anterior, cultura, religión costumbres, moral y hábitos, y hacer una especie de borrón y cuenta nueva de la Historia. Su fin último era “echar al cubo de la basura” todos los conocimientos  y costumbres predecesoras, coger “un cubo nuevo” y llenarlo con las ideas, teorías y nuevos conocimientos aportados por ellos, en resumen, generar un mundo nuevo bajo un orden nuevo mencionado, que adoptan los revolucionarios francesas.

No olvidemos que en su furibunda insania llegaron a cambiar el nombre de los meses. Como su fin último era generar un mundo nuevo bajo un orden nuevo, comenzaron a cambiar los nombre de las cosas que más cercanas tenían la mano, como el nomenclátor de las calles (algo de eso conocemos los españoles que ha sucedido recientemente), la fecha de inicio del año, y el nombre de los meses. De esta manera hacen coincidir el principio del año revolucionario con el día 14 de julio, que fue el de la Toma de la Bastilla, cosa que llevó a cabo el matemático Charles Gilbert Romme. El calendario que adoptado de forma oficial se hizo coincidir con el 22 de septiembre de 1792 del Calendario gregoriano.

Dado que el mes de septiembre en muchos países es el de la recogide de la uva, se estableció ese día como el uno de vendimiario del año uno, con lo que irían a contracorriente del resto de las naciones europeas y americanas que  se regían por la fecha del nacimiento de Cristo, es decir, el primero de enero.

Con esta idea de construir una etapa nueva de la Historia llegaron a cambiar no solo la fecha de inicio del año, como hemos dicho, sino también el nombre de los meses, haciéndolos coincidir con las faenas agrícolas y las distintas estaciones climáticas del año, así tenemos que los denominaron: brumario, frimario, nivoso, pluvioso, ventoso, germinal, floreal, pradial, mesidor, termidor y fructidor. Estos tendrían cada uno 30 días y los 5 restantes quedaban consignados como días extras y eran de naturaleza festiva.

          Rodeada de masones

    Esta débil e irresoluta mujer se vio envuelta en una red tejida por caterva de masones y espadones, a cuyas influencias, de la misma manera que su madre, se abandonó dado el carácter frágil que la poseía. Entre estos podemos mencionar a los que reunían ambas condiciones como Espoz y Mina, Porlier, Lacy, Milans, Álava etc. Renunciamos referir algunos más porque sería tedioso e ineficaz.

Dado que uno de los propósitos de los masones es acabar con la Iglesia Católica, mientras lo consiguen, procuran hacerle el mayor daño posible, de ahí que en el reinado de Isabel se iniciaran lo que se conoce como Desamortizaciones. Aunque no expongamos todas, sí mencionaremos las dos, posiblemente más importantes que se llevaron a cabo, fueron las realizadas por estos.

          Las leyes cada vez eran más hostiles contra la Iglesia y llevaban impreso un sello masónico incuestionable.

          Las dos principales desamortizaciones llevadas a cabo por los liberales, mejor masones, fueron, en primer lugar, la desarrollada por Juan Álvarez Mendizábal entre los años 1835 y 1836 y la segunda la ejecutada por Pascual Madoz entre los años 1854 y 1856.

Su desengaño como mujer

Su matrimonio fue un arreglo por conveniencia y presión de Francia, Gran Bretaña y el Imperio austríaco a quienes convenía que su esposo no pudiese reclamar derechos a la sucesión de estos tronos.

Las Cortes la obligaron a casarse con su primo Francisco de Asís al que el historiador Pierre Luz ha definido de esta manera: «Francisco de Asís pertenece a esa categoría de hombres bien determinada y de la que sólo se encuentra un representante ilustre en la casa de Borbón, el hermano de Luis XIV[1]. Pequeño, delgado, de gesto amanerado, de voz atiplada y andares de muñeca mecánica. En la intimidad lo llamaba el pueblo Paquita, Doña Paquita, Paquita Natillas o Paquito Mariquito. Le gustaban los baños, los perfumes, las joyas y las telas finas.

          Se dice que cuando le comunicaron que tendría que casarse con Francisco, ella dijo: No, con Paquita no”. ¡Pues la casaron con Paquita en contra de su voluntad!, con lo que su matrimonio fue una unión desgraciada y aciaga, pues tuvo que buscar fuera del tálamo matrimonial lo que no encontraba en este.

          Parece ser que en su noche de bodas, la ropa interior que llevaba Francisco tenía más encajes y puntillas que la de la misma reina, pues las palabras que dijo esta sobre su noche de bodas fueron: «Qué podía esperar de un hombre que llevaba más encajes que yo». 

          El rey consorte andaba en coplillas y era la rechifla no solo de la Corte sino de todo el pueblo que le cantaba: “Francisco de Asís es de pastaflora y mea en cuclillas como una señora”.

          Francisco orinaba sentado porque sufría hipospadias, es decir, una malformación de la uretra que provocaba que no tuviese el orificio de salida en el glande, sino en el tronco del pene.

          La sexualidad de la reina

          Aunque muchos autores dicen que Isabel II fue una ninfómana, para Isabel Burdiel “Isabel II no fue una ninfómana; simplemente estuvo mal casada. Es cierto que tuvo muchos amantes, pero eso era habitual entre la aristocracia y la realeza de la época”.

    De ella dijo el papa Pio IX que era una fulana muy piadosa, momentos antes de concederle la Rosa de Oro de la cristiandad. Palabras que nos parecen muy fuertes, faltas de caridad cristiana y desproporcionadas viniendo de la boca de un Sumo Pontífice.

          Hoy día a esta exacerbación sexual la reconoce como adicción al sexo, pero, aparte de pudiese tener una adhesión enfermiza, hemos de tener en cuenta que fue una mujer malmaridada, ya que lo que no se puede negar es que Francisco de Asís era afeminado y homosexual y que estaba enamorado del aristócrata Antonio Ramos Meneses y por las noches se escapaba de palacio para reunirse con él para satisfacer los deseos amatorios de ambos.

           Isabel, en cambio, era arrolladora  y posiblemente con una libido más acentuada que otras personas. Recordamos a Catalina II de Rusia que tuvo numerosos amantes a los que colmó de prebendas y sinecuras.

          Era común, sobre todo en Madrid, escuchar rumores sobre los continuos amantes que tenía la reina. Aunque no se conoce la cantidad exacta se calcula que pudieron ser varias decenas de hombres.Posiblemente algunos de ellos no fueran más que rumores y que solamente se trataba de hombres cercanos al gobierno y la Corte.

          La época Isabelina es un clarísimo exponente de cómo una incompetente camarilla de políticos irresponsables se reparten el desgobierno – vía turnismo – de la nación, mientras nuevas tendencias políticas asoman inquietantes en el horizonte social pidiendo derechos[.

Pérez Galdós la llamó la de los tristes destinos, yo la denomino la desdichada, pues a pesar de sus amantes, su supuesta ninfomanía y su vida descocada, fue un juguete desde que nació en manos de su madre, que no le dio cariño alguno, y de la cuadrilla de políticos que no dejaron que se desarrollara intelectualmente, negándole la educación que, como futura reina de España, le correspondía.

Manuel Villegas

https://www.elconfidencial.com › Alma, Corazón, Vida. Fecha consulta 20-10-2022.

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