Abu l-Hasan Ali ibn Nafi`, el mirlo

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1990

Hoy se estrena Zyryab, el último trabajo del guitarrista flamenco Paco de Lucía, junto al pianista de jazz Chick Corea y el guitarrista Manolo Sanlúcar. Según una nota que ha facilitado la discográfica a los periodistas, el álbum está dedicado a Ziryab, un poeta y músico musulmán del siglo IX de la corte de Abderramán II, quien introdujo el laúd árabe en la península ibérica, que posteriormente se convirtió en la guitarra española.

Una de las canciones utilizadas para la promoción es Zyryab, que dura 6:15 y​ la interpretan Paco de Lucía, Chick Corea, Jorge Pardo, Carles Benavent, Tino di Geraldo, Ramón de Algeciras, Rubem Dantas y Joan Albert Amargós. En la canción se emplean 4 acordes (G 7, F# 7, C# 7, A 7), suficientes para convertir en las manos del maestro unos simples toques de cuerdas en verdadera poesía musical, dotada de un gusto y una delicadeza que todo aquel que vaya a oírla puede estar seguro de que el mismísimo Ziryab le daría su bendición.

EL PERSONAJE

Abu l-Hasan Ali ibn Nafi` nació en Mosul, en el califato abasí Al-Mahdi, en torno al año 790, según la Enciclopedia del Islam. Sus orígenes son discutidos: unas fuentes lo catalogan como persa y otras  árabe,​ kurdo​ o africano.

 Ali ibn Nafi fue llamado mirlo (Ziryab) debido a su tez extremadamente oscura, la claridad de su voz y su carácter dulce (Ibn Hayyan).

ZIRYAB, EL MÚSICO

          Es probable que Ziryab fuera educado en el arte de la música desde la infancia. En esa época Bagdad era un importante centro de música islámica y las fuentes indican que pudo ser discípulo de Ibrahim Al-Mausili.​ Al-Maqqari relata que ambos se presentaron ante el califa Harun al-Rashid, quien quedó muy impresionado por el joven músico cuando rechazó utilizar el instrumento de maestro para emplear el suyo propio, pues su laúd era distinto a todos los demás, ya que él mismo había hecho algunos arreglos para que sonara mejor: la introducción de una quinta cuerda, además de alargar el mástil.

Algunos aseguran que el éxito del alumno desató los celos de su mentor, obligándolo a abandonar Bagdad, si bien hay otros que aseguran que Ibn Nafi se marchó tras la muerte del califa al-Amín en 813, al comienzo del reinado de al-Mamún.

          ZIRYAB, EL VIAJERO

Ziryab primero viajó por Siria, Egipto y Palestina para después trasladarse a Ifriquia (Túnez), donde residió por un tiempo en la corte aglabí del emir Ziyadat Alá en Kairuán, hasta que fue invitado por el emir omeya al-Hakam I , quien había oído hablar de él a través del músico judío Abul-Nasr-Mansur, a trasladarse a Córdoba después de ofrecer sus servicios por carta.

 Cuando desembarcó en Algeciras en el año 822 tenía 33 años. Al-Hakam acababa de fallecer, pero su heredero Abderramán II mantuvo la oferta de su padre, así que Ziryab se asentó en Córdoba, donde el monarca le ofreció un palacio y un alquiler mensual de doscientos dinares. En la corte cordobesa se convirtió en un personaje muy conocido y fue considerado el ideario de la elegancia, influyendo en la vestimenta, la cocina, el mobiliario y la música.

 ZIRYABA, EL INNOVADOR

Nunca hubo, antes o después que él, un hombre de su profesión más amado y admirado (Al-Maqqari)​

          Con Ziryab entraron en al-Ándalus las melodías orientales de origen grecopersa, las cuales serían la base de las músicas tradicionales posteriores de al menos una parte de la península ibérica.

Añadió al laúd una quinta cuerda y sustituyó el plectro de madera, una pieza que se agarra con la mano y que pulsa las cuerdas, por otro fabricado con uñas, pico o los cañones de las plumas de águila. Asimismo, también tintó las cuerdas con colores que simbolizaban los humores aristotélicos, representando la quinta cuerda el alma.

El bordón y la tercera las fabricó con intestino de cachorrillo de león, y por ello tenían más dulzura, limpieza y sonoridad que las hechas con las tripas de otros animales.

El laúd tradicional constaba de cuatro cuerdas que, según el simbolismo de los teóricos, correspondían a los cuatro humores del cuerpo humano: la prima era amarilla y simbolizaba la bilis; la segunda, roja, simbolizaba la sangre; la tercera, blanca sin teñir, simbolizaba la flema, mientras que el bordón, teñido de negro, era el símbolo de la melancolía. La quinta cuerda añadida por Ziryab simboliza el alma. Estaba teñida también de rojo y colocada en el centro, entre la segunda y la tercera, aumentando las posibilidades expresivas del instrumento (Historia de la Música de Andalucía. Martín Moreno, pág. 42).

          Por otro lado, popularizó una canción-secuencia, precursora de la nawba o la nubah andalusí, que se considera como la música clásica del norte de África.

          Apoyado por Abderramán II, Ziryab estableció uno de los primeros conservatorios de música del mundo en Córdoba, donde se aceptaban tanto a hombres como a mujeres.

Ziryab les evaluaba con pruebas, si el alumno no tenía una gran capacidad vocal, por ejemplo, les ponía piezas de madera en la mandíbula para mantener su boca abierta o les ataba una cuerda alrededor de la cintura para que respiraran de manera particular. De esta manera todos los estudiantes debían cantar todo lo alto que pudieran y mantener la nota para observar su capacidad pulmonar (Ibn Hayyan).​

ZIRYAB Y LA GASTRONOMÍA

(Antes de la llegada de Ziryab a Córdoba) en al-Andalus se comenzaba el banquete “llevando todos los platos a la vez, aún humeantes, sobre una mesita baja cubierta por un mantel de tela. Nada de tenedores ni cuchillos, pero sí había cucharas de madera para las sopas, servidas en cuencos de loza. Se servían entremeses fríos, salazones y pescados conservados en almorí; seguían platos de pollo o cordero cocidos a fuego lento, pasteles de volatería o caza, manjares blancos, que en al-Andalus recibían comúnmente el nombre de tafaya (guisados orientales de carne, o pescados en escabeche), o bien tortas con albóndigas de pollo, u hojaldradas rellenas de picadillo de salchichas o de carne de pichón mezclada con pasta de almendras, o sémola asada y desleída en miel.

Ziryab se convirtió en una especie de gurú de la gastronomía,  no sólo introduciendo nuevas frutas y verduras, como el espárrago, sino indicando que los platos debían ser servidos en manteles de cuero, a la vez que asentaba  el menú de tres platos: la sopa, el plato principal y el postre.

El orden en una comida elegante no es sirviendo los manjares en mezcolanza, sino que debe empezar por las sopas, seguido por los platos de carne y los principios de aves, fuertemente sazonados, para terminar por los platos de dulces, como pasteles de nueces, almendras y miel, o pastas de frutas perfumadas con vainilla y rellenas de alfóncigos y avellanas.

También introdujo recetas de la cocina bagdadí; de hecho, una de las recetas, que aún se conserva hoy, tiene su nombre: el ziriabí.

Ingredientes

125 g de habas secas, 1 cucharadita de sal gruesa, 4 cucharaditas de aceite de oliva extra virgen, una bandeja para hornear grande.

Elaboración

Remojaremos las habas de 6-8 horas, durante la noche. Pre-calentamos el horno a 180C. Escurrimos las habas bien enjuagadas, las ponemos en una olla y las cubrimos con unos 500 ml. de agua.

Perforamos los granos con un tenedor y los llevamos a ebullición. Dejar hervir enérgicamente durante 8 minutos. Escurrimos de nuevo y dejamos que se enfríe. Espolvoreamos con sal y mezclamos bien con las manos, a continuación, añadimos el aceite y volvemos a mezclar con las manos.

Depositamos las habas en la bandeja, la ponemos en el horno para asar durante aproximadamente media hora hasta que estén doradas. Dejar enfriar en la bandeja y servir con las bebidas.

(https://www.bodegasmezquita.com/ziriabi-una-receta-historia/).

Ziryab asentó la utilización de copas de cristal para las bebidas, que eran más efectivos que el metal. Según su criterio, el vino servido en la copa de cristal hacia despertar los cinco sentidos: primero, porque permitía saborearlo a través del gusto; luego, la transparencia del vidrio garantizaba apreciar el color a través de la vista; el olfato serviría para olerlo y con el tacto se disfrutaba de la propia fisonomía de la copa. Por último, el oído se deleitaba cuando se hacían chocar dos copas al brindar.

Por otro lado, se le atribuye el invento de las albóndigas, para poder comer un trozo de carne de manera prolija mientras se realizaban otras tareas.

ZIRYAB, LA MODA Y LA HIGIENE

          Ziryab comenzó la moda de llevar un tipo determinado de ropa según el clima y la estación. Además, sugirió diferentes vestimentas para las mañanas, tardes y noches.

En lo tocante a los vestidos, la influencia de Ziryab se dejó sentir tanto en la corte como en la sociedad en general. Se limitó el uso de cada especie de trajes a la duración del tiempo propio para su empleo y la determinación precisa de este tiempo, dentro del año. Fue así como decidió que se debía de vestir de blanco y suprimir las prendas de color a partir de seis días antes de que acabara junio, según el calendario romano que se usaba en Hispania. Se continuaba con dichos trajes hasta el primero de octubre, o sea, tres meses seguidos. Los demás meses del año se iba de color. También resolvió que en los meses que mediaban entre el frío y el calor, es decir, la primavera, se usasen vestidos de color, túnicas de seda cruda, tejidos con urdimbre de seda o de lana mezclada con seda, así como adorras sin forro (parecidas por su delgadez a las túnicas blancas veraniegas), por las cuales, al aumentar el calor habían de verse sustituidas. Si recomendó llevar estos trajes de color fue, primero, a causa de ser muy ligeros y, además, porque con sus tonos policromados recordaban las pellizas, que son las que gastan la plebe y van forradas y guarnecidas de piel. Así, al mismo tiempo que se evitaba una demasiado estridente disparidad de atuendo entre las distintas clases de la población, se tenían en cuenta los cambios sensibles de temperatura, frescor o tibieza, lluvia o buen tiempo, hasta la época en que el cielo se quedaba sereno y aumentaba el calor, obligando a que todo el mundo adoptara los vestidos blancos (Ibn Hayyan)

En cuanto al higiene, creó un tipo de desodorante para evitar los malos olores, promovió los baños matutinos y vespertinos con el objetivo de enfatizar el cuidado de la higiene personal y se cree que pudo desarrollar una especie de pasta de dientes funcional y de agradable sabor que se popularizó en todo el Emirato de Córdoba.  

Antes de la llegada de Ziryab a Córdoba, en la corte era usual que tanto hombres como mujeres llevaran el cabello largo y sin flequillo hasta los hombros. Fue Ibn Nafi quien pondría de moda el flequillo liso hasta las cejas.

Nuevos peinados cortos dejando al aire el cuello, las orejas y las cejas.

También popularizó el afeitado e introdujo el uso de sal y aceites perfumados para mejorar el estado del cabello.

Ricardo Aller Hernández

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