Pere Martell y la conquista de Mallorca

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Pere Martell, fue un personaje al cual rodea un cierto misterio. Se sabe que fue un navegante, patrón de naves, sin que pueda precisar ni lugar ni fecha de nacimiento. A lo sumo que aparece su familia por Tarragona, que era experto en navegación y mencionado como mercader en alguna ocasión.

Según la crónica de Jaime I, el Conquistador, estando en el año 1228 en Tarragona, acompañado de los nobles de su séquito, cual Nuño Sans, Gueraue de Cervelló, los Hermanos Montcada, recibieron una invitación del dicho Pere Martell. Aceptada la invitación, éste les habló de la situación en que se hallaba la isla de Mallorca, dado que había viajado hasta ella en varias ocasiones. Una versión de la cena fijada en la crónica de Pere Marsili, refleja que, con la conversación, el interés del monarca fue creciendo hasta tomar la decisión de conquistar la isla. Realzar dicha cena, entra en el reino de la leyenda, puesto que, según antecedentes e indicios ya apuntaban a que Jaime I deseaba conquistar la isla como punto estratégico para la expansión del reino de Aragón por el Mediterráneo. Así nos lo refiere una crónica escrita en 1230 o 1231, o sea inmediatamente a la conquista, por Kitab Tanh Mayurqa, un musulmán mallorquín exiliado en el norte de África. El mahometano nos explica que la clase mercantil del país del príncipe cristiano Haymi al-Barsinuni (Jaime de Barcelona) ambicionaba desde hacía mucho tiempo el dominio de Mallorca como una plataforma estratégica orientada hacia los puertos italianos.

Los preparativos se realizaron bajo el amparo de una bula del papa Urbano II concedida en 1095, al abuelo de Jaime I, Pedro I de Aragón. El papa Gregorio mediante dos documentos facultaba a su legado para otorgar indulgencias en tierras aragoneses para con todos aquellos que se organizasen contra el musulmán.

Indiscutiblemente la participación fue principalmente catalana, aunque también colaboraron muchas otras poblaciones de la Provenza, Montpellier, Marsella, Narbona, e incluso italianas como Génova. Inicialmente las poblaciones de las ciudades aragonesas no se hallaban muy interesadas en participar en la conquista de Mallorca, y sí en la de Valencia, circunstancia de la cual se aprovechó en su momento el monarca.

Aunque, finalmente, 200 caballeros de los que embarcaron en la expedición provenían de Aragón, entre los que se puede nombrar a los 150 caballeros de Pedro Cornel y los 30 de Pedro de Lizana, camarlengo del rey que finalmente fue nombrado gobernador general de la isla.

En la cena aludida, o como consecuencia de ella, surgió entre las partidas cristianas el llamado sistema negociado. En el modelo político y militar feudal, la aristocracia retenía no tan solo el poder absoluto sobre los territorios conquistados, sino que disponía de ejércitos propios para defenderlos o ampliarlos. O sea, el rey era un simple coordinador de las distintas aportaciones de los nobles. Aunque, en la conquista mallorquina se introduce un estamento que no se daba anteriormente, el mercantil, representado en este evento por Pere Martell. Son los burgueses ricos los que, por su importancia política y económica, se incluyen en la partida conquistadora, junto con otro grupo sumamente especial, la judería barcelonesa, muy apreciada por el rey conquistador, y que, ubicados en la isla, con el trascurso del tiempo, llegarían a convertirse en los chuetas. Es decir, que la aventura tenía matices no solamente de expansión territorial, de fortalecimiento de la lucha contra el pirata, sino también económico y mercantilista. Y las desavenencias entre los conquistadores, surgidas inmediatamente a la conquista de Medina Mayurca así lo acreditan.

A Pere Martell,  le correspondieron algunas piezas de tierra situadas en la ciudad y en la villa de Sineu en el reparto efectuado por el rey Jaime I, a lo que el vizconde de Bearn añadió la donación de un solar y un patio para levantar casas en Mallorca. El Llibre del Repartiment de Jaime I, da cuenta detallada de la distribución de tierras a los nobles y tropas que participaron en las batallas, y a quienes, en alguna ocasión, tuvo que reprender seriamente el monarca dado su negativa a entrar en combate, pasando a la leyenda mallorquina la frase real, “vergonya, cavallers, vergonya”.

Lo cierto es que, Jaime I, rey de Aragón, de Valencia (1239–76) y de Mallorca (1229–1276), conde de Barcelona (1213–1276), señor de Montpellier (1219–1276) y de otros feudos en Occitania. llegó a convertirse en señor de un mar antes romano, luego musulmán, y con él, aragonés. La siguiente cita, así lo demuestra;

Ni galera ni otra armada alguna se atreviera a andar sobre la mar sin salvoconducto del Rey de Aragón, y no solamente ni nave ni otro bajel, pero ni los peces osaban levantar cabeza en ella sin llevar un escudo con las armas de Aragón”.

Tras la conquista de la isla, Pere Martell, siguió acompañando al rey en sus empresas militares, siendo llamativa su aportación al asedio de Burriana, en donde fue el responsable del avituallamiento de los sitiadores, trasportando en sus naves vituallas, enseres, armas por valor de 60.000 sueldos. Sus servicios en la conquista de Valencia le hicieron merecedor de más prebendas y posesiones, hasta que, según indicios no confirmados, falleció en Benissa, combatiendo con las huestes del Conquistador Jaime I, el rey que en 1300 acometió la tarea de levantar la única catedral gótica casi a la orilla del mar, con el ojo del gótico, referido a uno de los rosetones más grandes del mundo.

Francisco Gilet.

Bibliografía

Álvaro Santamaría: Determinantes de la conquista de Baleares

Ben Ma’mar, Muhammad (estudio y edición): «Kitab Tarih Mayurqa», Ibn Amira Al Mahzumi (autor del texto). G. Rosselló Bordoy,

Jerónimo Zurita: Anales de la Corona de Aragón

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