Leovigildo y Hermenegildo; padre e hijo enfentados a muerte

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Recaredo

Leovigildo fue rey visigodo entre los años 571 y 586, podríamos considerarlo, junto a su hijo Recaredo, como “padre de la patria”. Su intento de unificación de Hispania en términos de territorio, religión y legislación, estuvieron a un nivel superior al de sus antecesores. Sometió al reino suevo de Gallaecia y dejó perfectamente delimitada la frontera con los bizantinos, que ocupaban una franja al sur de la Península.

Todo esto le costó a Leovigildo ocho años de continuos enfrentamientos, por lo que acogió de muy buena gana una paz, que desgraciadamente no duró mucho, y que fue perturbada por su propia familia. Hermenegildo y Recaredo eran los hijos de Leovigildo, los cuales, desde el año 573, habían sido asociados al trono, con la intención de heredar el reino y de mostrar fuerza frente a la nobleza.

Hermenegildo

Leovigildo trató de afianzar la paz proyectando el matrimonio de sus hijos con otras monarquías. De esta forma, casó a Recaredo con una princesa franca y a Hermenegildo con la princesa franca y católica Ingunda. Para Leovigildo esto resultó ser un verdadero problema, ya que él era arriano, que además se agravó cuando la abuela de Inguanda profundamente arriana rompió el vínculo familiar con su nieta. La situación en Toledo no debió ser muy agradable y Leovigildo decidió enviar a su Hermenegildo e Ingunda a Sevilla. Esta estancia resultó ser fatídica para Leovigildo, puesto que Hermenegildo, influenciado por San Leandro, hermano de San Isidoro, se convirtió al catolicismo.

Hermenegildo no se quedó ahí, se rebeló contra su padre y provocó una guerra civil. Se proclamó rey, renegando del poder político de su padre, y partió el reino en dos, quedándose él con la Bética. No parece que quisiese conquistar Toledo, sino crear un reino independiente gobernado por él. Leovigildo estaba en ventaja militar sobre su hijo, por lo que Hermenegildo buscó apoyos interiores y exteriores. Algunos nobles que no estaban de acuerdo con la política centralizadora y férrea de Leovigildo decidieron apoyar a Hermenegildo. Este centró su área de apoyo en Córdoba y Sevilla a las que sumó Mérida, además consiguió el apoyo de dos enemigos naturales de su padre: los suevos y el Imperio Romano de Oriente.

Leovigildo

Leovigildo planteó la campaña de forma muy inteligente, como sabía que la fuerza de su hijo estaba en el sur, decidió apuntalar bien el norte. Así, en el año 581 ataca Vasconia consiguiendo una clara victoria sobre los vascones y funda la ciudad Victoriacum, que pasaría a ser el eje principal para vigilar a los vascones retirados a las montañas.

En el año 582, Leovigildo reunió un poderoso ejército y se lanzó hacia el sur. Lo primero que hizo fue tomar Mérida y al año siguiente hizo lo mismo con Sevilla. Quedó claro que el recurso de Hermenegildo contra su padre era muy limitado. A Hermenegildo le falló una baza importante, a su llamada a los bizantinos, estos no acudieron, probablemente para evitar un enfrentamiento directo con Leovigildo.

El rey suevo, Mirón

El rey suevo, Mirón, rompió el pacto que tenía con Leovigildo y decidió ir a Mérida a plantar cara al rey godo. Leovigildo derrotó a las tropas suevas y el rey Mirón perdió la vida. Mientras tanto, Hermenegildo se encerró en Sevilla, lo que obligó a su padre a someter a la ciudad a un duro asedio, que le llevó, incluso, a desviar el cauce del río Guadalquivir. Hermenegildo, a la desesperada, consiguió llegar hasta Córdoba, donde esperaba la llegada de los refuerzos bizantinos que tampoco llegaron. Su padre les había pagado previamente para que no lo hicieran. Hermenegildo fue apresado por las tropas de su padre y fue enviado a Valencia.

En el año 585 Leovigildo decidió partir hacia el reino suevo, con la intención de hacerles rendir cuentas por su sublevación que les llevó a ser derrotados en Mérida. El nuevo rey suevo Eborico fue destituido del trono, le sucedió de forma efímera otro rey, Audeca, el cual acabó también destituido y el reino suevo absorbido por el visigodo. En el mismo año, Hemenegildo fue ejecutado a manos de un tal Sisberto.

San Isidoro de Sevilla dijo de Leovigildo: “Se apoderó de gran parte de España, pues antes la nación  de los godos se reducía a unos límites estrechos”. Leovigildo potenció la institución monárquica para que fuese hereditaria y no electiva.

José Carlos Sacristán

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