Muere Vasco de Quiroga (14 marzo 1565)

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A los 95 años de edad, el 14 de marzo de 1565 y en la ciudad de Pátzcuaro, situada en el actual Méjico, muere un personaje que continuaba activo a pesar de su avanzada edad. ¿Y a que se dedicaba Vasco?, nos preguntaremos. Ya que pocos de nosotros habremos oído hablar de él. Pues era obispo de la diócesis de Michoacán.

Vasco había nacido en Madrigal de las Altas Torres (Ávila, España) y su nombre completo, Vasco Vázquez de Quiroga y Alonso de la Cárcel, nos indica que su familia era acomodada por parte de padre y madre. Poco se sabe de su juventud, pero podemos estar seguros que fue placida y fácil. Estudió en Salamanca jurisprudencia y en 1513 recibió el cargo de visitador de la Real Audiencia y Chancillería de Valladolid. Una carrera fácil y acomodada, probablemente propulsada por los contactos familiares.

Como se demostró después, no parecía ser una persona que se acomodara en un puesto tranquilo y bien retribuido y en 1526, sorprendentemente lo encontramos como juez de residencia en Oran, desde donde representó a la Corona en los tratados de paz con el rey de Tremecen, ciudad situada en la actual Argelia. A partir de ahí su carrera dio un vuelco planetario. A instancias del obispo de Badajoz, fue nombrado oidor de la Audiencia de Méjico.

En 1531, había cruzado el Atlántico y estaba al frente de su nuevo puesto. Pongámonos en situación. Hernán Cortes había vencido la ciudad de Méjico en 1521, hacia tan solo diez años. Todavía la posición española era inestable y todo estaba por inventar. Los que tenían inclinación para las armas se embarcaban en nuevas expediciones de descubrimiento y conquista. Los que solo deseaban descansar y medrar, se acogían a un puesto administrativo o solicitaba alguna encomienda. Vasco no era militar ni clérigo y tenia apoyo familiar y de la administración imperial. Tenía un cargo oficial que le permitía vivir holgadamente el resto de su vida. Tenía una fortuna familiar y personal que le hubiera permitido invertir en el nuevo mundo.

¿Se aprovechó de la situación? ¿Financió alguna de las expediciones de conquista? ¿Financió la apertura de alguna de las nuevas minas que se habían descubierto? Nada de eso. Se gastó su capital en fundar nuevas ciudades para los indígenas. Extraño, ¿no?

En 1516, el ingles Tomas Moro había publicado su obra maestra. “Utopia”. Este libro trataba sobre la organización de una hipotética republica, donde la administración, en el sentido general, era guiada por un espíritu de servicio a los ciudadanos. Vasco había leído el libro y vio la oportunidad de aplicar estas ideas en un territorio donde todo estaba por organizar. Su ideal se basaba, en la fundación de pueblos agrícolas, sujetos a ordenanzas y convivencia con frailes. Su modelo era el de la primitiva iglesia cristiana, donde los frailes fueran los apóstoles y los indígenas los gentiles dispuestos a convertirse.

Vasco desde su posición escribe al Emperador solicitando cambios en las leyes locales. Impaciente, al no ver progresar su proyecto, funda a escasos kilómetros de la Ciudad de Méjico el hospital-pueblo de Santa Fe. Lo funda con capital propio, no tiene muchos apoyos y si, bastantes enemigos, pero su cargo oficial de oidor imperial, le dan cierta protección que no inmunidad. Varios colonos españoles, con el apoyo del Virrey Antonio de Mendoza, abandonan Pátzcuaro y fundan una nueva población, en competición con las obras de Vasco. Este no se arredra y continúa con sus fundaciones basadas en su financiación privada.

La situación es explosiva y llega a oídos del emperador. Este decide darle apoyo moral y nombrarle obispo de Michoacan. Solo hay un pequeño problema, Vasco no es ni siquiera sacerdote. Para el emperador Carlos V, no hay nada imposible. Ordena una formación exprés y Vasco recibe su nombramiento como obispo en 1537. Mientras no se había quedado quieto esperando y había continuado con su tarea de fundaciones. En 1538, finalizó la redacción de su “Reglas y Ordenanzas para el gobierno de los hospitales de Santa Fe”. Un intento humanístico de organización de la vida en los pueblos indígenas.

Hasta su muerte en 1565, no cejó en su empeño. En su misión, Vasco de Quiroga fundó el hospital de San Nicolás de Tolentino, así como una red de pueblos y comunidades autosuficientes que actualmente todavía se encuentran en las zonas mexicanas de Paracho, Quiroga, Tzintzuntzan, Santa Clara del Cobre y muchos otros en el estado de Michoacán.

A su muerte una multitud de indígenas se acercaron para darle el último saludo, Era la despedida del “Tata Vasco” como era conocido entre ellos. Un ejemplo más de lo que fue el encontronazo entre civilizaciones cuando Hernán Cortes desembarcó en aquellas tierras. No todo fue masacre y conquista, hubo mucho de buenas intenciones, ganas de ayudar y mejorar la vida de los recién llegados al imperio. Una demostración más, de que la Leyenda Negra, era negra y falsa.

Manuel de Francisco Fabre

https://es.wikipedia.org/wiki/Vasco_de_Quiroga

http://serbal.pntic.mec.es/~cmunoz11/utopia1.html

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