Batalla naval de Blaye (18 abril 1593)

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Batalla naval de Blaye,

El reinado de Felipe II está lleno de episodios desconocidos para la mayoría de los mortales, entre los cuales me encontraba yo, y que sin embargo tuvieron importantes consecuencias en la consolidación del Imperio Español. Uno de éstos es la batalla naval de Blaye, en la cual se enfrentaron naves inglesas y españolas, con mal resultado para las armas británicas.

Para empezar situemos el contexto físico. Blaye es actualmente un pequeño puerto francés, situado en las costas atlánticas a unos 200 kilómetros al norte de la actual frontera con España, en el estuario del rio Garona. Unos 90 kilómetros rio arriba se encuentra la ciudad de Burdeos, que era una importante ciudad ya en el siglo XVI, por tanto quien controlaba Blaye, controlaba el acceso por mar de Burdeos, esto la convertía en una pieza clave en el dominio de Francia. En la entrada de este estuario fue donde se produjo el enfrentamiento entre naves españolas e inglesas. ¿Pero qué diablos hacían naves de guerra españolas en el estuario del Garona? Vamos a intentar explicarlo brevemente.

Tratado de Joinville

En 1584, Felipe II había firmado el Tratado de Joinville con la Liga Católica, que representaba a Enrique I de Francia de la Casa de Guisa, en el contexto de Las Guerras de Religiones Francesas. Hubo nada menos que ocho guerras en Francia entre 1562 y 1598, aunque realmente los enfrentamientos, motines y matanzas fueron pan de cada día. El motivo de este largo y sangriento episodio fue la disputa entre protestantes hugonotes y católicos, aunque también se encontraba un enfrentamiento entre la familia Guisa y los Borbón. Como católico convencido, Felipe II se puso al lado de la Liga e Isabel I de Inglaterra apoyó a los protestantes. El pastel estaba servido y lo que en principio era tan solo un conflicto local, acabó en uno internacional y que afectó incluso a otros continentes.

Pedro de Zubiaur

En este contexto, la ciudad de Blaye había sido tomada por la Liga Catolica, pero su posición era muy precaria. Estaba siendo asediada por tierra y carecía de flota naval propia. Apenas podía obtener recursos por vía marítima. En 1593, Felipe II envió una pequeña ayuda consistente en 20 embarcaciones de pequeño porte destinadas fundamentalmente al trasporte de tropas y apoyo logístico. Al frente estaba Pedro de Zubiaur, un vizcaíno nacido en el municipio de Canrruza, militar y marino, peculiar donde los hubiere.

Al embocar la desembocadura del Garona, Pedro se encontró con la desagradable sorpresa, que bloqueando los accesos de la ciudad toda una flota combinada inglesa y francesa protestante. Nada menos que seis galeones, seis galeazas y más de veinte embarcaciones de mediano porte. Los españoles tenían todas las de perder y lo más prudente hubiera sido huir aprovechando la mayor maniobrabilidad de sus pequeñas naves. Sin embargo no fue lo que hizo Zubiaur. Atacó a los navíos ingleses, consiguiendo hundir la nave capitana con su almirante Wilkinson dentro.

Ingenio de Zubiaur para abastecer de agua a Valladolid

Una victoria de este tipo no se produce por casualidad y es que a pesar de la Leyenda Negra que pretende que el Imperio Español se consiguió gracias a la codicia y la testosterona. Nada más lejos de la realidad. Pedro de Zubiaur, no solo era militar y marino si no también hombre de ciencia al cual se deben la financiación de diversos ingenios para llevar agua limpia a ciudades como Valladolid. Un hombre de ciencia y militar, como no podía ser de otra forma, planificaba minuciosamente sus proyectos y ponía especial atención a la formación de las tripulaciones. Un éxito de esta categoría fue fruto de formación y disciplina que se traducía en una alta secuencia de fuego y un alto porcentaje de aciertos en los blancos enemigos.

Pero la historia no terminó ahí. Mientras que descargaba el material que transportaba en auxilio de Blaye, una escuadra combinada francesa de las ciudades de La Rochele y de Boagre, le atacó. Fue un momento muy peligroso ya que en una operación de desembarque es el peor momento para hacer frente al enemigo, sin embargo de nuevo Pedro consiguió zafarse, provocando graves daños en el enemigo.

Las consecuencias para Pedro de Zubiaur no fueron excepcionales aparte del prestigio en la corte. Felipe II ordenó que pintaran un lienzo para que quedara recuerdo de la acción que fue clasificada de milagrosa. Nada más.

Tratado de Londres en 1604

Para Felipe II, no fue lo mismo. Los ingleses estaban cansados de una guerra en la cual no hacían más que cosechar derrotas y finalmente firmaron el Tratado de Londres en 1604, mediante el cual a lo único que se comprometía la corona española es a no intentar invadir las islas británicas. En todo lo demás fue favorable a España que continuó a disfrutar de hegemonía a nivel mundial tanto en tierra como en los océanos.

Por cierto que este tratado y la consiguiente hegemonía española fue en 1604 y la derrota de la Grande y Felicísima Armada o Gran Armada (comúnmente conocida como Armada Invencible) fue en 1588, dieciséis años antes y todavía hay libros de texto que afirman rotundamente que dicha derrota fue el comienzo del declive de la corona Española.

Manuel de Francisco Fabre

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