
Nacimiento de la Inquisición medieval
En un principio no hubo Inquisición única y jerarquizada, como vendría después, sino diversas instituciones creadas con el fin de suprimir la herejía dentro del seno de la Iglesia Católica ya que estos asuntos estaban reservados al juicio del obispo de cada diócesis, quien, en caso extremo, podría imponer incluso la pena de muerte que debería de ser ejecutada por el poder civil, nunca por el eclesiástico.

Considerada la doctrina de los cátaros, así como otras, como herejía, para combatirla se creó en el año 1184, mediante la Bula Ad abolendam del Papa Lucio III, la Inquisición que podríamos llamar medieval, por la que se mandaba que hubiesen tribunales episcopales por toda la Cristiandad latina, que se encargasen de reprimir la herejía.
Esta Bula tuvo una grandísima importancia para la evolución de la Inquisición medieval, de tal manera que se le llamó “la Carta Magna” de la institución inquisitorial.
No la vamos a reproducir entera, pero si expondremos unos párrafos de la misma que comentaremos:
“Para abolir la depravación de las diversas herejías que en los tiempos presentes han comenzado a pulular en diversas partes del mundo, debe encenderse el vigor eclesiástico, a fin de que -ayudado por la potencia de la fuerza imperial- no sólo la insolencia de los herejes sea aplastada en sus mismos conatos de falsedad, sino también para que la verdad de la católica simplicidad que resplandece en la Santa Iglesia, aparezca limpia de toda contaminación de los falsos dogmas.
Por ello Nos, sostenidos por la presencia y el vigor de nuestro queridísimo hijo Federico,ilustre emperador de los Romanos, siempre augusto, con el común acuerdo de nuestros hermanos, y de otros patriarcas, arzobispos y de muchos príncipes que acudieron de diversas partes del mundo, por la sanción del presente decreto general, nos levantamos contra dichos herejes, cuyos diversos nombres indican la profesión de diversas falsedades, y condenamos por la presente constitución todo tipo de herejía cualquiera sea el nombre con que se la conozca.
En primer lugar determinamos condenar con anatema perpetuo a los cátaros y patarinos, y a aquellos que se llaman a si mismos con el falso nombre de Humillados o Pobres de Lyon, a los Pasaginos Josefinos y Arnaldistas”.

Estos tres párrafos nos indican claramente que la Inquisición la decreta el Papa pero con el apoyo del poder civil representado por el Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, en ese momento Federico I.
A partir de esta estrecha colaboración entre el Papado y el Imperio, la Iglesia y el poder civil irán de totalmente unidos en la persecución de las herejías. Esta Inquisición primitiva o medieval se instituye claramente, como en la misma Bula se indica, para la persecución de las herejías, especialmente los cátaros y los pobres de Lyon o Valdenses.
Podríamos considerarla como la inquisición de la Edad Media, que fue refrendada por el Sínodo de Verona de 1184, por el antedicho Papa Lucio III y el Emperador Federico Barbarroja.
Al tratarse de una indagación presidida por los obispos de cada diócesis, asistidos pos la autoridad civil, fue considerada, por ello, como Inquisición episcopal.
Su procedimiento consistía en buscar a los posibles herejes a los cuales, caso de que se demostrase que eran culpables, se les aplicaba solamente le excomunión por parte de la Iglesia, pero el poder civil les confiscaba todos sus bienes imponiéndoles la pena del destierro, pues aún no se les aplicaba la pena de muerte.
A modo de resumen:
-En 1184, con el Papa Lucio III, se aprueba la muerte en la hoguera para los reincidentes en la herejía.

-Con Inocencio III, en 1199 se añade la posibilidad de confiscar los bienes del condenado.
-Diferentes Papas entre los siglos XII y siglo XIII establecen el uso de la tortura en determinadas situaciones, violencia que ha de realizar el brazo secular.
-Entre finales del XII y principios del XIII mediante disposiciones legales se irán constituyendo los rasgos definitorios de la Inquisición medieval que volverán a reproducirse en la Edad Moderna.
La Inquisición se unifica y se constituye como un solo cuerpo
Esta persecución episcopal de esporádicos herejes llegó un momento en el que, por unas causas muy concretas, hubo de ser aunada en una sola institución para que se dedicase al seguimiento sistemático, no sólo de los herejes sino de aquellos que realizaban prácticas de brujería.

Puesto que la actuación de los tribunales episcopales no garantizaba la extirpación de la herejía, entre los años 1231 y 1244 se establece la llamada Inquisición pontificia o Inquisición Papal, el Papa Gregorio IX, promulgó en 1231 la decretal Ille humanis generis, por la cual se confería al convento dominicano de Regensburg el poder de crear un tribunal inquisitorial que ya toma el rango de institución eclesiástica, estableciéndose un nuevo tipo de funcionario, un investigador cuya autoridad derivaba directamente del Papa, de cuya decisión no había apelación y que actuaba de acuerdo con el modo eclesiástico tradicional del procedimiento inquisitorial, con lo que se sustituye a la antigua inquisición episcopal.
Posiblemente otra de las razones que llevó a este Papa a confeccionar la mencionada decretal fue evitar la exagerada intromisión del poder civil en asuntos religiosos.
De esta forma nace la Inquisición pontificia, cuyo fin es investigar cualquier grupo herético allí donde lo haya.
El propósito de la misma es reconducir al descarriado, o que piensa de forma diferente a las normas y dogmas de la Iglesia, sacándolo de su error con las armas de la persuasión, confesión y penitencia.
Si se mantiene pertinaz en su error, será entregado al brazo secular, es decir, a la autoridad civil, como hemos mencionado anteriormente, ya que el Emperador Teodosio decretó que la herejía era un crimen de lesa majestad.

La Inquisición española
Se ha esparcido la creencia de que la Inquisición, sobre todo la española utilizaba la tortura para que los herejes confesasen y, si no se arrepentían, eran condenados, en el peor de los casos, a la hoguera.
No obstante hay autores, como Francisco Muñoz Vivas quien expone que la Inquisición utilizó la tortura con el sincero fin de estar administrando justicia, conseguir la confesión y el arrepentimiento de los acusados[1]
En los reinos cristianos de la Península Ibérica, durante la Edad Media, al igual que en distintos reinos de otros países, como hemos mencionado más arriba, existió la Inquisición episcopal, y también los obispos recurrieron al poder secular, cuando existían penas que podían suponer el derramamiento de sangre, ya que por el Derecho Canónico, la Iglesia no podría llevarlas a cabo.

Gregorio IX no dejaba de presionar para que la Inquisición recién creada se implantase en Aragón, cosa que consigue cuando Jaime I accedió y el 7 de febrero de 1233 promulgó un edicto por el que nadie podía decidir en causas de herejes sino el obispo diocesano u otra persona que tuviese potestad para ello, o sea, un inquisidor, con lo que los señores del reino perdían tal potestad, pero no la intervención, como brazo secular, en las penas de sangre.

La Inquisición Papal la encontramos en la Península ibérica, cuando en el año 1249, se implanta en el Reino de Aragón, en donde se constituye como primer Inquisición estatal, siendo los dominicos catalanes Raimundo de Peñafort y Nicolás Eymerich, más adelante hablaremos de éste, destacados miembros de la misma.
En Castilla no se establece porque, según Henry Kamen[2]: los obispos y los tribunales eclesiásticos se habían bastado más que de sobra para reprimir cualquier herejía, sin embargo la reina Isabel I fue persuadida, entre los años 1477 y 1478, en los que se encontraba en Sevilla, por el dominico de esa ciudad Alonso de Ojeda, prior del Convento de San Pablo, de que en Andalucía había profusión de judaizantes entre los conversos de estos reinos que seguían practicando los ritos de su religión de forma abierta y sin ninguna reserva.
Dice Joseph Pérez[3] que la reina, en principio, no quiso utilizar la fuerza contra estos falsos conversos, apoyada por su confesor Hernando de Talavera y por el Cardenal Pedro González de Mendoza.

Sin embargo Fernando, posiblemente porque en Aragón había sido el reino peninsular en el que se implantó la Inquisición medieval, como ya hemos dicho, hizo prevalecer su opinión y ambos solicitaron del Papa Sixto IV que les permitieran nombrar inquisidores en sus reinos, por la Bula Exigit sincerae devotionis del primero de noviembre de 1478.
Ésta, según los mandatos del Papa, sólo permitía que los inquisidores no fuesen más de dos o tres y mayores de cuarenta años.
También Joseph Pérez] manifiesta que los reyes tardaron dos años en nombrar inquisidores para Sevilla, para dar una oportunidad al Arzobispo, ya que el deseo y propósito de ellos era que el problema de los conversos judaizantes se resolviese por medio de la predicación y el buen ejemplo antes que recurrir la dureza de los interrogatorios.
Por ello el Cardenal Mendoza, con el propósito de que la vuelta a la fe fuese por convicción y no por represión, redactó un catecismo que fue entregado a todas las iglesias y diócesis, mediante una carta pastoral, para que los párrocos se lo explicaran a los cristianos nuevos.
Entre tanto Fray Hernando de Talavera, confesor de la Reina se entregó a la misión, mediante sus prédicas, para advertir a los judaizantes del peligro que se cernía sobre ellos si no regresaban a la fe cristiana.
Joseph Pérez, nos manifiesta que el Cardenal y el Predicador:
«captan muy bien la realidad del problema: muchos conversos han recibido una instrucción religiosa muy insuficiente, por no decir nula; ¿cómo se les puede exigir que practiquen una fe que no conocen, o conocen mal? ¿Cómo se les puede castigar por errores que son fruto de la ignorancia?»[5].

A su vez Hery Kamen expone que:
…una explicación… es que la corona optara prudentemente por un período de indulgente tolerancia antes de tomar medidas más severas, como verosímil para esta política [de retrasar también es posible que influyera el gran número de conversos que ocupaban puestos en la corte][6]
Motivaciones de los R R. C C. para implantar la Inquisición en España
Joeph Pérez afirma que, tanto Isabel como Fernando tenían el convencimiento de que, ante la Inquisición, los falsos conversos se incorporarían, sin restricciones a la práctica real y efectiva del cristianismo, pues cuando lo hicieren llegará el día en el que nada los distinguirá del resto de lo miembros de la sociedad.
Hery Kamen cuestiona que los motivos para implantar la Inquisición fuesen religiosos, pues dice: …puede que fueran católicos fervientes, pero de ninguna manera se les puede considerar antisemitas y añade..: fuera de un puñado de ciudades en el sur donde había habido disturbios políticos, no se presionó para se iniciara una inquisición».
Es más, para él la decisión fue tomada con el propósito de solucionar un problema concreto de Andalucía, cosa que sostiene porque: Ni la Corona ni los primeros defensores de la Inquisición miraban, en los años de 1480, más allá de las lindes de Andalucía. El objetivo inmediato era reforzar allí la ortodoxia religiosa[7]
Añade además que la implantación del Tribunal de la Inquisición:
…fue, en principio: una medida, poco más o menos rutinaria. El desarrollo de los acontecimientos pronto la convirtió en algo mucho más serio, ya que implicaba a las élites conversas urbanas, que, hasta la fecha, habían apoyado sin vacilar a la Corona[8]
No podemos perder de vista que Castilla acaba de ganar la guerra civil motivada por la pretensión de Juana la Beltraneja de ocupar dicho trono y lo primero que han de hacer los RR. CC. es reordenar el Reino y poner paz en el mismo.

Para ello, en las Cortes de Toledo de 1480 se toman medidas ineludibles que transformaran Castilla en un estado moderno, ya unida totalmente a Aragón por la Concordia de Segovia en la que Isabel aceptó que Fernando tuviese un poder igual al suyo, aunque su reino fuese de menos peso específico que el de ella,.
Aunque en las mencionadas Cortes y en las ordenanzas subsiguientes para el propósito de los monarcas no se tomase la determinación de implantar la Inquisición, y se demorase hasta 1480 en la que se nombran los dos primeros inquisidores, desde que el Papa en 1478 les otorga el privilegio de fundar la Inquisición, como hemos comentado.
Más arriba hemos mencionado que, cuando el Emperador Teodosio declaró, en el año 380 el cristianismo como religión oficial del Imperio, los herejes fueron considerados como perpetradores de crimen de lesa majestad por lo que eran castigados por el poder civil
También hemos referido que en la Inquisición tanto medieval, como la moderna, era el brazo civil quien ejecutaba las penas corporales, incluso la capital.

Fue Pedro II de Aragón, como hemos citado, quien en 1192 publicó un decreto contra los valdenses en el que expresamente disponía:
Si alguno fuere hallado después de este término [el Domingo de Pasión], será quemado vivo y de su hacienda se harán tres partes: una para el denunciante y dos para el fisco. Los castellanos y señores de lugares arrojarán de igual modo a los herejes que haya en sus tierras, concediéndoles tres días para salir, pero sin ningún subsidio. Y si no quisieren obedecer, los hombres de las villas, iglesias, etc, dirigidos por los vegueros, bailes y merinos, podrán entrar en persecución del reo en los castillos y tierras de los señores, sin obligación de pechar el daño que hicieren al castellano o los demás fautores de los dichos nefandos herejes. Todo el que se negare a perseguirlos, incurrirá en la indignación del rey, y pagará veinte monedas de oro…
Con el aliciente de apropiarse de un tercio de las pertenencias del acusado por hereje, proliferarían las falsas acusaciones, los sobornos y no pocas condenas de inocentes que, por falta de medios, no pudiesen demostrar su inocencia ante un tribunal.
La duración de la Inquisición española
La vigencia de la misma, tras cuatro etapas de abolición que seguidamente enumeraremos, tuvo lugar en julio de 1834.
Los periodos de supresión fueron los siguientes:
-En diciembre del año 1808 fue abolida por Napoleón Bonaparte, solamente en la España afrancesada, mediante los decretos de Chamartín, pues en la que podríamos llamar España patriota perduró hasta el 28 de febrero de 1813, por decisión de las Cortes de Cádiz.

-Fernando VII la vuelve a instaurar en julio de 1814, lo mismo que hizo resurgir todo el Antigua Régimen al mandar que “se quitasen de en medio del tiempo” todos los acuerdos habidos en las Cortes de Cádiz.
-El 9 de marzo de 1820, con el triunfo de pronunciamiento de Riego, el mismo Fernando VII, vuelva a darle vigencia.
-El 9 de marzo de 1820, éste vuelve a eliminarla, presionado por el triunfo del Pronunciamiento de Riego, que puso en vigor la Constitución de Cádiz.
-En 1823, por la intervención de los Cien Mil Hijos de S. Luis que eliminaron el Trienio Liberal, Fernando, en lugar de restaurar la Inquisición instituye unas Juntas de Fe.
-Eh el año 1834, nada más iniciar su regencia la Reina María Cristina de Borbón, el gobierno liberal moderado de Martínez de la Rosa, se aprueba el decreto cuya primera disposición decía:”Se declara suprimido definitivamente el Tribunal de la Inquisición». Fue la cuarta y última abolición de la Inquisición en España”.
¿Qué hace a la Inquisición española diferente a las demás?
Considero que nada, pues hemos visto que, desde que el Emperador Teodosio decretó que los herejes cometían crímenes de lesa majestad todos los príncipes cristianos los han perseguido, siendo el brazo ejecutor o autoridad civil la que consumaba las penas impuestas por la jurisdicción eclesiástica.
Se la ha acusado de que estaba al servicio de los Reyes Católicos quienes, bajo la apariencia de tribunal eclesiástico, perseguían un fin político: la eliminación de la minoría judeo-conversa[9].
Este argumento no tiene peso ninguno, porque, como hemos dicho, tanto los señores feudales de Europa, como los de tierras en España y los reyes, perseguían a los herejes, aunque no fuesen judíos.

Buena prueba de ello la tenemos en el Directorium inquisitorum de Eymeric, sobre el que hablaremos más adelante, en el que reproduce la condena que el Canon episcopi (incluido en el decreto de Graciano de 1140) hace ya se habla de las mujeres que se creen capaces de volar por las noches en el cortejo de la diosa Diana
La Inquisición no atacó la minoría conversa en bloque sino un sector minoritario variable según las regiones: pequeño en Castilla-León, zona de conversos antiguos y bastante asimilados; mayor en la zona del tribunal de Toledo, y mucho mayor en la Baja Andalucía, donde era mayor la presencia de criptojudíos y más fuerte el rechazo popular. En total, extrapolando los datos conocidos, puede estimarse que la Inquisición abrió unos treinta y cinco mil procesos entre 1482 y 1532, que fue el medio siglo de máxima actividad
Tras esta panorámica de las herejías más importantes que, podemos decir, ocasionaron la creación de la Inquisición Papal o moderna, consideramos conveniente que, aunque sea sin profundizar mucho en ello, hablemos cómo fueron perseguidos los disidentes en otros países de Europa.

En la conocida como Noche de san Bartolomé, durante la madrugada del 23 al 24 de agosto de 1572 solamente en París murieron 1.000 hugonotes o calvinistas a manos de los católicos[10]. La rabia asesina de extendió por Meaux, Troyes, Orleans, Bourges, Lyon, Rouen, Toulouse y otras poblaciones.
Aunque tan horrible matanza se achaca a las diferencia de religión, parece que no es del todo cierto, ya que, según distintos autores, también había motivos políticos.
Veamos qué preconizan algunos de los más ilustres protestantes:
CALVINO escribe: he venido a daros la espada y no la paz.
LUTERO pide la proscripción de los católicos y considera que la hoguera es el mejor castigo para los disidentes de su secta es la hoguera.
En esta línea se expresan Zwinglio, Melanchton y otros muchos.
Este último, teólogo de la Reforma, fue el Presidente de la Inquisición Protestante y persiguió con saña a los anabaptistas.

Lutero en 1525, en su “Carta abierta sobre el libro duro contra los campesinos”, decía textualmente:
“Si creen que esta respuesta es demasiado dura y que su solo fin es hacerles callar por la violencia, respondo que esto es verdad. Un rebelde no merece que se le conteste con razones, porque no las acepta. La respuesta adecuada en tal boca es un puño que haga sangrar la nariz. Los campesinos no quieren escuchar….hay que abrirles los oídos con balas hasta que salten sus cabezas”.
Europa entera se convirtió en una pira y campo de exterminio de los católicos y de protestantes entre sus distintas corrientes .
Desde los Pirineos hasta el Baltico, y desde el Atlántico hasta los Urales se transforma en un campo de batalla.
Pormenorizar las persecuciones, torturas y matanzas que las distintas iglesias protestantes llevaron a cabo haría esta exposición interminable.
Brevemente mencionaremos que en Inglaterra no sólo fueron perseguidos los católicos, sino también los calvinistas, cuáqueros, baptistas, congregacionistas, luteranos y cualquier grupo religioso que no se adhiriese a la nueva iglesia anglicana.
Podemos concluir diciendo que las inquisiciones protestantes resultaron letales para los europeos.
España se vio libre de estas masacres, y todo gracias a un poder imperial que el Cesar Carlos no pudo mantener en Europa.
Los procedimientos y métodos de averiguación para que la Inquisición determinase quiénes se habían apartado de la ortodoxia del Catolicismo, se exponían con toda claridad y precisión en dos libros que constituían el vademécum de los inquisidores.

Manual de Inquisidores
Uno de ellos es el Manual de Inquisidores escrito por Nicolás Eymeric.
Éste fue un dominico y teólogo catalán nacido en Gerona en el año 1320. Fue Inquisidor General de Aragón y capellán del Papa Gregorio XI. Tuvo fama de despiadado. Cuando el cisma de Aviñón vivió allí con el Papa Clemente VII y con Benedicto XIII. Murió en enero de 1399.
Elaboró el Manual de Inquisidores en el año 1358, cuando era Inquisidor General del Reino de Aragón. Se trata de un documento destinado a los procedimientos interrogatorios del Santo Oficio y de un resumen de otro trabajo suyo denominado Directorium Inquisitorum que escribió durante su estancia en Aragón.
Resume cuarenta y cuatro años de experiencia y tiene un gran valor como fuente de información original, aportación histórica e investigación de la época en la que se escribe.
Aunque en él no trata del problema de las brujas, como el Malleus Maleficarum, sí reproduce la condena que el Canum episcopi hace de las mujeres que se creen capaces de volar por las noches en el cortejo de la diosa Diana, como hemos referido

Malleus maleficarum
El libro que hemos mencionado, es decir, el Malleus maleficarum o Martillo de Brujas, posiblemente sea el más importante publicado durante el Renacimiento como catálogo o procedimiento para descubrir y castigar a las personas que practicaban la nigromancia, especialmente a las brujas, como consecuencia de la histeria brujeril que se desató en esta época. Se publicó en 1487 y estuvo vigente durante los tres siglos siguientes como prontuario para el descubrimiento y especial persecución de las brujas.
Se convirtió en el manual indispensable y autoridad final para la Inquisición, para todos los jueces, magistrados, sacerdotes católicos y protestantes[11] en la lucha contra la brujería en Europa.
Sirvió de guía metodológica a grandes demonólogos, como el inquisidor italiano, Bernardo Rategno da Como, el jesuíta hispano-belga Martín del Río y jurista francés Jean Bodín[12]
Los autores, al igual que Eymeric, fueron los frailes dominicos Heinrich Kramer y Jacobus Sprenger.
El primero nació en Schlettstadt, ciudad de la Baja Alsacia. Siendo casi un niño, ingresó en la mencionada Orden en la que fue nombrado Prior de su ciudad. Fue predicador y maestro de teología sagrada. Fue nombrado Inquisidor para el Tirol, Salzburgo, Bohemia y Moravia.

Jacobus Sprenger nació en Basilea. Fue novicio de los dominicos de su ciudad natal y se graduó como maestro de teología y fue elegido Prior y Regente de Estudios del convento de Colonia donde llegó a ser decano de la Facultad de Teología.
Por la bula Summis desiderantes affectibus se reconocía la existencia de la brujería y se derogaba el Canon episcopi del año 906, en que se manifestaba que la mera creencia en la brujería era una herejía. Ambos fueron nombrados Inquisidores con poderes especiales para que investigasen los delitos de brujería de las provincias del norte de Alemania.
En estos dos libros se especificaban los métodos de detección apresamiento, interrogación y el castigo que había que aplicar a los nigromantes y fueron el vademecum de todos los inquisidores europeos durante los casi tres siglos que duró la persecución de la brujería. Queremos dejar constancia que el brazo eclesiástico jamás aplicó ningún castigo a los condenados, ya que el Código del Derecho canónico prohibía el derramamiento de sangre. Estos eran entregados a la jurisdicción civil para que aplicase las penas correspondientes.

Manuel Villegas
[1] Muñoz Vivas, F. J. Los orígenes de la Inquisición. El Manual de Inquisidores de Nicolás Eymeric. Isla de Arriarán, XVIII, 2001, pp. 63-90.
[2] Kamen, E. La Inquisición española: Una revisión histórica. Ed. Crítica Barcelona 2011. I. S. B. N. 978-84-9892-198-368 págs.
[3] Pérez, J. Breve historia de la Inquisición española. Editorial Crítica. ISBN: 9788-498920116
[4] Ibidem.
_
[5] Ibidem.
[6] Kamen, E. La Inquisición española. Una revisión histórica (3ª edición) Ed. Crítica Barcelona 2011. I-S. B. N. 978-84-9892-198-4.
[7] Kamen, E Ibidem.
[8] Ibidem.
[9] Escudero, J. A., Los orígenes de la Inquisición en la España del Siglo XV . ISSN: 31-5571. Revista de la Inquisición, 1998, nº 7, 9-46
[10] Jarabe Jordán, C. Terrorismo protestante.p.se-todo.com/laww/6764/index.html?page=36. Fecha 20-2-2019.
[11] https://www.casadellibro.com/libro-el-martillo-de-las-brujas-malleu. Fecha 18-2-2018.
[12] https://es.wikipedia.org/wiki/Malleus_maleficarum. Fecha 18-2-2019