En mi anterior colaboración[i], asumiendo la hipótesis de Manuel da Silva Rosa, traté de justificar que Colón fue un agente del rey de Portugal ante la corona de Castilla. Su objeto, disuadir a Isabel, y a los marinos castellanos, de competir con la casa real portuguesa en su expansión por las costas africanas. La meta común europea, de entonces, era una nueva ruta para el comercio de las especias asiáticas.
La tesis[ii] del doctor Manuel da Silva Rosa (con el objetivo de descartar que Colón era el Colombo genovés) evidencia que el descubridor era un hombre educado en el idioma portugués, ligado a la nobleza reconocida en Portugal. Era también un reputado marino que habría recorrido, quizás al servicio de la corona portuguesa, y antes de su paso a Castilla, gran parte del mundo entonces conocido. Mantener oculta su verdadera identidad, era imprescindible para poder llevar a cabo la misión encomendada por Joao II.
Su entrada en España (1484), a la vez que los nobles lusos contrarios al rey portugués, fue perfecta cobertura para un agente con tan delicada misión.
También la tesis evidencia, sin resquicio a la duda, que la reina Isabel conoce la verdadera identidad del futuro almirante y, aunque inicialmente sus propuestas no son tenidas en cuenta, recibe de ella diferentes asignaciones económicas anuales, por no aclarados servicios prestados durante los años previos a la aventura de las indias occidentales.
Encuentra, en los escritos de Colón, pruebas de que, entre 1484 y 1492, fue llamado en secreto al menos dos veces a Lisboa, en concurrencia con dos actos muy relevantes. En la primera (1485), estuvo presente cuando fue presentada a Joao II la tabla de alturas del sol respecto la equinoccial (declinación)[1]. En la segunda, diciembre de 1488, participa en la entrevista del rey portugués con Bartolomeu Dias a su vuelta del cabo de Buena Esperanza[2].
Hace referencia a documentos que demuestran que Bartolomé (hermano de Colón), en 1488, ofreció a los reyes de Francia e Inglaterra el proyecto, y la positiva respuesta de ambos, acciones presumiblemente originadas para acuciar la decisión de la Reina castellana; también a una carta de Colón a los reyes españoles, indicando que ha rechazado esas ofertas y otra, portuguesa, por mantenerse al servicio de Castilla.
Entiendo que el acceso que hoy nos proporciona la www a todo tipo de documentos permite, tanto a eruditos como a aficionados como yo, utilizar datos que, hasta el momento, quedaban reservados a un muy reducido grupo de historiadores. Ciñéndonos al siglo XV, los documentos que se elaboraban se reducían a relatos de hechos reales o supuestos, correspondencia entre dos personas, testamentos, pleitos, y asientos sobre compras o trueques. Los documentos más fiables eran los testamentos porque, más que un reparto de bienes, suponían el arreglo de cuentas con Dios, en previsión de una muerte próxima; pero solo eran fiables en lo que el testador había vivido, no cuando reflejara algo que le había sido contado. Dejo el comentario sobre los asientos sobre “pleitos, compras o trueques” para más adelante. Los demás documentos, como sucede hoy, se han escrito con el fin de dar a sus destinatarios, la versión que cada autor ha querido que, de él, estos tengan.
En la tesis del Dr. Silva, es sorprendente, en particular, su aceptación, como hechos, de ciertos supuestos:
El primero: reconociendo que no hay documento portugués (ni testimonio escrito del Almirante) que avale el matrimonio de Colón con Felipa Moniz de Perestrello, acepta dicho matrimonio (como la mayoría de los historiadores), basado exclusivamente en las aseveraciones de Diego Colón, su supuesto hijo, en los dos testamentos que se le conocen.
Y, sin embargo, aun citando una frase de la carta que, con fecha 4 de marzo de 1493, el Almirante dirige a los reyes, informándoles del éxito de su descubrimiento, no le otorga ningún valor. La frase es: “Agora, serenísimos prínçipes, acuerde[n] Vuestras Altezas que yo dexé muger y hijos y vine de mi tierra a les servir, adonde gasté lo que yo tenía, y gasté siete años de tiempo y rreçibí mill oprovios con disfama y çofrí muchas neçesidades; ”
¿No es singular que, habiendo dado a entender que llegó a España tras la muerte de su esposa y con el pequeño Diego, único hijo de su matrimonio, admita haber dejado esposa viva con un número indeterminado de hijos, nunca antes o después mencionados?
El segundo supuesto: en sus conclusiones sobre la edad y tiempos en que ha estado en el mar el Almirante, y las edades de sus hermanos, se ciñe con gran rigor a datos que, en aquellas fechas, eran poco conocidos o tenidos en cuenta. Por ejemplo, como Colón, en carta dirigida al rey D. Fernando (1503), reivindica que llegó a Castilla con veintiocho años; deduce categóricamente que nació en 1455 o 1456. De igual modo, utiliza la declaración de Bartolomé Colón (pleitos colombinos) en la que reconoce tener más de cincuenta años (coletilla utilizada, en esos pleitos, por todos los testigos que reconocen superar esos años) para fijar su fecha de nacimiento en 1457.
A este conjunto de fechas, y dejando por el momento la tesis, hemos de añadir que, sobre la fecha de matrimonio, tampoco hay opinión unánime. El margen está entre 1475 y 1479. De ello puede deducirse que Colón llega a Portugal con menos de 20 años, y tiene acceso directo a Joao II antes de que este fuera proclamado rey. Seis años de experiencia en el mar, y una buena formación astronómica, tienen que ir unidos a la pertenencia a alguna rama de la nobleza, portuguesa o de otra nación.
Es, a mi parecer, evidente que la reina Isabel sabía que la nacionalidad del Almirante era española y que no lo era la de su hijo Diego, porque a su hijo y mayorazgo, Diogo (portugués), la reina Isabel ordena darle carta de naturaleza española (sin especificar su procedencia, elemento obligatorio en las previas y posteriores cartas de naturalización).
Este comportamiento contrasta con el que tuvo su nieto que, para asegurarse la obediencia de un portugués, Magallanes, del que desconoce los compromisos que pueda tener ante su rey, le otorga el título de caballero de la orden de Santiago, de la que es Maestre el propio Carlos I.
Las pruebas de ADN iniciadas el 2021 en los restos de Cristóbal Colón, su hermano Diego, y su hijo Fernando, sin ser definitivas, descartan que su origen sea genovés, catalán o mallorquín. Una interesante conclusión de las pruebas del ADN, es la asignación, a los restos del Almirante, la edad de 60 años a su fallecimiento. Esto adelanta 10 años la fecha de nacimiento deducida por el Doctor Silva.
No parece fácil encontrar restos de posibles familiares en Galicia (sobre todo si no pertenecen a la nobleza), pero su formación (¿hay quien pueda ver diferencias en esa época entre la portuguesa y la gallega?) refuerza su posible origen gallego.
Sobre este origen hay abundantes testimonios (despreciados largo tiempo por los historiadores), de peso desde los estudios de D. Celso García de la Riega[iii] (finales del siglo XIX).
Del trato recibido, tanto del rey de Portugal, como de los reyes de Castilla y Aragón, se deduce que el descubridor pertenece a los círculos de la nobleza, portuguesa o española. Hay multitud de ejemplos de nobles portugueses acogidos por los reyes españoles, y de nobles españoles acogidos por los portugueses.
Hay, además, al menos uno, que recibió títulos nobiliarios de la corona española, y también de la corona portuguesa. Además, era gallego: Don Pedro Alvarez de Sotomayor[iv], también conocido por Pedro Madruga[v]. Este personaje, hijo bastardo del Señor de Sotomayor, recibe dicho señorío tras el fallecimiento de su hermano (que lo declaró su heredero al no tener descendencia)[3]. Por su apoyo a Juana la Beltraneja en su guerra contra Isabel de Castilla, el rey portugués Alfonso V le nombra conde de Caminha, y le casa con Teresa de Távora.
Aunque a Pedro Madruga le suelen otorgar 1430 como fecha de nacimiento (otros 1440), la Real Academia de la Historia admite que ese dato no es conocido. Si las pruebas de ADN sitúan el nacimiento de Colón en la década 1440-1450, ambos son coetáneos. (D. Alfonso Philipot Abeledo[vi] fue el gran defensor de la identidad de los personajes Madruga y Colón, y hoy sus seguidores mantienen viva esa reivindicación).
Reconozco que no me ha sido posible estudiar todo lo que se ha escrito sobre estas dos vidas, y es posible que mis reservas a elementos que no me encajan, hayan sido debidamente resueltas en aportaciones que no he tenido la oportunidad de conocer.
Una reserva inicial es: Si se admite que Pedro Madruga es Colón, no es posible aceptar que este casó con Felipa Moniz de Perestrelo (pariente próximo de Joao II) porque Pedro estaba casado con la noble portuguesa Teresa de Távora (y en aquella época, la bigamia no era fácilmente disculpada). Es, por otra parte, cierto que, como resalté con anterioridad, la única reivindicación de ese matrimonio consta en los testamentos de Diogo Colón que, sabemos, no pudo asistir a esa ceremonia.
Pero he podido comprobar que sobre si Colón y Pedro Madruga eran o no la misma persona, la diatriba es actual (las últimas intervenciones en los blogs vivos, tienen fecha del presente año). Y la discusión se circunscribe a presentar unos datos, extraídos de documentos que arriba he agrupado en “pleitos, compras y trueques”, que parecen hacen inviables las, en muchos casos razonables, deducciones de los otros.
Entiendo que ese tipo de documentos muestra información muy valiosa de elementos que hoy se resuelven con actas notariales, forman parte de los Registros de la Propiedad, o de sentencias judiciales, todos debidamente documentados. En aquellos momentos, su vigencia era, en primer lugar, muy local (no tenía sentido fuera del lugar donde se había dado el hecho) y, en segundo lugar, muy actual. Por ejemplo: si en una transacción se mencionaba con nombre, apellido o alias a una persona, y se le añadía el adjetivo “el mozo” o “el viejo”, era porque en ese momento había dos personas que eran reconocidas con el mismo patronímico y era preciso dar algún dato más para distinguirlo (pero eso no supone que un tiempo anterior o posterior un asiento parecido precisara de esa norma).
A mi parecer, y volviendo a mi planteamiento inicial, la formación filosófica (entonces aún así se llamaba a quien tuviera conocimientos de teología, ciencia, astronomía y astrología,etc.) y la experiencia náutica de Cristóbal Colón, solo puede ser achacada a alguien con una vida muy semejante a la de D. Pedro Alvarez de Sotomayor, hijo de un potente armador gallego, que luchó a favor de Juana la Beltraneja y de su valedor Alfonso V de Portugal; que hubo de huir de Galicia al acceder a la corona la reina Isabel; y que se ganó la confianza del heredero de Alfonso, Joao II.
Lo siguiente son juicios de valor: Su propuesta de descubrimiento a Isabel, unida a su conocimiento de las técnicas de navegación portuguesas, muy adelantadas a las castellanas, fue la contrapartida para recuperar su estatus en Castilla. Su señorío había sido restituido a su hijo Alvaro, la solución una muerte fingida. Había de probar su lealtad y, de algún modo, estuvo probándola y cobrando por ello hasta la conquista de Granada. Para la navegación astronómica era crucial conocer la tabla de declinación diaria del Sol. Joao le hizo partícipe de la elaborada en 1485 por ellos. En 1488 le comunicó que habían doblado el cabo de Nueva Esperanza, pero que no iban a seguir adelante mientras Castilla no iniciara su aventura del Descubrimiento.
Pedro Madruga inició la navegación oceánica para los españoles, y actuó como un verdadero agente doble: Para la corona portuguesa, y para la española. Y, como suele suceder a los agentes dobles, sus patrocinadores, al descubrirlo, se revolvieron contra él. ¡Pero no murió pobre!
Juan
M. Acero Gómez.
[1] Declinación: altura diaria del sol respecto de la equinoccial, imprescindible para determinar la latitud de una nave, si se establece la máxima altura del sol sobre el horizonte, ese día.
[2] La noticia de esa efemérides fue mantenida secreta por el rey de Portugal hasta la expedición de Vasco da Gama, 1497, consolidado el descubrimiento de las Indias Occidentales.
[3], Al aceptar la herencia de su hermano, tuvo que renunciar al obispado de Santiago de Compostela,concesión de Enrique IV, que posteriormente le concedió el título de Vizconde de Tui.
[i] El Descubrimiento.Las impresiones y mentiras de Colón en su primer viaje.(España en la historia, B 47, 2023)
[ii] Cristoforo Colombo versus Cristóbal Colón. Dissertaçâo de Doutoramento em historia Insular e Atlântica (Séculos XV-XX). UNIVERSIDADE DOS AÇORES. Facultade de Ciências Sociais e Humanas. Punta Delgaa. 2023.
[iii]https://www.cristobal-colon.com/celso-garcia-de-la-riega-2/
[iv]https://dbe.rah.es/biografias/9386/pedro-alvarez-de-sotomayor
[v]https://www.soutomaior.gal/es/pedro-madruga-2/
[vi]http://www.colon-philippot.com/bio1.htm
Lo expuesto por el autor abre caminos de investigación que están poco estudiados y, sin embargo, hay muestras evidentes de que la relación entre Castilla y Portugal tenía tramas más profundas que en la Historia se evidencian por los matrimonios de los descendientes de los Reyes Católicos y la presencia de hidalgos portugueses emparentados con castellanos viejos, un ejemplo es la Familia Sobrino.