Ataque a la expedición de Pedro Villasur (18 agosto de 1720)

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Al despertar el día en un lejano 18 de agosto de 1720, un oficial español salía de su tienda y echó una mirada alrededor del campamento que se había instalado el día anterior. Fue lo último que hizo en su vida. Un proyectil lanzado por un arma de fuego francesa, acabó con su vida. En el fondo no había nada de extraordinario en el acontecimiento, ya que España y Francia estaban en guerra desde 1718. Lo extraordinario del evento es donde ocurrió. En medio del estado de Nebraska, en el centro de los actuales Estados Unidos, a más de 900 km de Santa Fe, en Nuevo Méjico, que era la última ciudad importante dominada por el gobierno español. ¿Qué hacia ahí, un destacamento español a principios del siglo XVIII?

La explicación se encontraba en la lejana Europa. Felipe V, a pesar de ser un Borbón, no demostró el menor apego familiar y defendió desde el primer momento los intereses españoles frente a la agresividad francesa e inglesa. La guerra de la Cuádruple Alianza, se desencadenó con el propósito de recuperar los territorios perdidos en Italia por la Paz de Utrecht, pero tuvo una colateral consecuencia en América. El gobierno de Felipe V, envió órdenes al virrey Zúñiga de Nueva España que informara sobre los avances de los exploradores franceses procedentes de Canadá. Zúñiga traspasó las órdenes al gobernador de la provincia, Antonio Valverde y Cosio que organizó una expedición a través de los llanos centrales de América para averiguar qué estaba pasando. Al frente puso a Pedro de Villasur.

Las Grandes Llanuras centrales de EEUU, habían sido descubiertas por la expedición de Francisco de Coronado en un lejano 1541. Desde entonces, España se consideraba con derechos sobre estos territorios, y había avanzado lentamente a través del norte de Nuevo Méjico. Durante estos 180 años España no había perdido el tiempo tanto como se pretende. Había desarrollado una estrategia de civilización de las nuevas provincias y militarmente había inventado un nuevo modelo de lucha que con muy reducidos medios habían creado un modelo que perduró hasta entrado el siglo XIX. Los legendarios  dragones de Cuera, una caballería pesada, basada en la movilidad, a pesar de su pesado armamento, compuesto por mosquete, espada, lanza y coraza de cuero, englobados en pequeñas unidades que rara vez superaban los diez hombres. Para asegurar su capacidad de desplazamiento, cada Dragón tenía como dotación dos caballos.

Desde hacia una decena de años estaban llegando noticias desde el presidio de Taos con inquietantes nuevas. Por un lado se había encontrado a un indio herido de bala, lo cual indicaba que los franceses habían de alguna forma descendido por el Misisipi desde el lejano Canadá. Por otro lado, una nueva tribu, los comanches, habían entrado en las Grandes Llanuras basándose en el dominio de la doma del caballo.

Villasur no era un recién llegado. Tenía experiencia en la gestión y administración de El Paso, Santa Barbara y Chiguaga, pero parece que no tenía mucha experiencia en la lucha contra los indios. Como si Valverde hubiera confiado la expedición mas en un diplomático que en un capitán de guerra. Sin embargo, aconsejado por sus subordinados preparó una expedición con los mejores medios disponibles. 45 Dragones, 12 guías apaches y 70 indios pueblo que hacían de porteadores/guerreros… y un fraile. Compárese con los medios que 150 años más tarde, desplegaron los estadounidenses, cuando las expediciones punitivas constaban con cientos de soldados, armados con rifles de repetición y pistolas Colt de seis tiros.

La audacia de los españoles se basaba en un más que aceptable sistema de información. Se sabía que en aquella área se habían establecido las tribus Pawnee y estos habían atacado el año anterior a los Apaches, o sea que los guías eran más o menos de confianza. Además contaban con Jose Naranjo, hijo de negro e india hopi, que había visitado la región anteriormente y de Francisco Sistaca, un Pawnee que en teoría había sido cristianizado. Ese fue el punto débil de la expedición.

Encontrar el poblado Pawnee después de un viaje de 900 km tiene un merito que muchos años más tarde los anglosajones fueron incapaces de reproducir, pero entonces el exceso de confianza de Villasur provocó la catástrofe. El 17 de agosto, se envió a Sistaca al poblado Pawnee para negociar y este desapareció. Villasur se temió lo peor, pero todavía mantuvo las esperanzas de resolver el conflicto pacíficamente y ordenó retroceder unos kilómetros y montar un campamento. Mientras, Sistaca había pasado información vital sobre los medios militares disponibles por Villasur y las costumbres militares españolas.

En la madrugada del 18, los Pawnees atacaron el campamento, probablemente con la ayuda de militares o comerciantes franceses. A pesar de la diferencia numérica, no consiguieron acabar con todo el destacamento y sobrevivieron 7 soldados españoles, 45 indios pueblo y todos los apaches. Increíblemente todos lograron retornar a Santa Fe el 6 de Septiembre. Esto indica que los españoles habían logrado mantener un entramado de contactos en aquellas tierras que les permitían viajar recibiendo apoyo y suministros en algunos puntos clave.

Se considera que este fue el punto álgido del dominio español en las Grandes Llanuras del centro de América, aunque no estamos totalmente de acuerdo. El prestigio de los Dragones de Cuera siguió siendo un pilar en la estrategia militar de la zona. Pocos, pero unidos y siguiendo una estrategia fiable. Los franceses no consiguieron consolidar su presencia en las Grandes Llanuras y finalmente acabaron cediendo La Luisiana a los españoles en 1763. Realmente quienes dominaron las Grandes Llanuras durante más de cien años fueron los comanches, que finalmente sucumbieron frente al rifle de repetición y el revólver de seis tiros.

De la expedición, aparte del relato de los sobrevivientes, quedaron dos testimonios bastantes curiosos. Uno fue el diario oficial que redactaba el cabo Felipe de Tamaz. Se perdió durante el ataque, pero posteriormente fue encontrado en Francia y publicado en 1921. Otro fueron unas pinturas hechas sobre piel de bisonte. Dicha obra después de rocambolescas peripecias se encontraron entre las pertenencias de los descendientes de  Philipp Segesser. En ellas se encuentran bien descritas las fases de todo el asalto al campamento de Villasur.

Manuel de Francisco Fabre

http://www.altorres.synology.me/guerras/1717_cuadruple/1720_villasur.htm

https://en.wikipedia.org/wiki/Villasur_expedition

Bibliografia: Cueras de Sangre. Jose Enrique Lopez Jimenez

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