Isabel la Católica es coronada como Reina de Castilla (13 de diciembre de 1474)

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En pleno conflicto con los rebeldes partidarios de su sobrina Juana, Isabel se proclamó reina el 13 de diciembre de 1474 en Segovia, ciudad donde protagonizó numerosas estancias a lo largo de su vida. 

«Sin Segovia no luna», rezaba uno de los emblemas en que se apoyó la sólida candidatura de la ciudad del Acueducto para convertirse en Capital Europea de la Cultura en 2016. El eslogan depuraba hasta su esencia la dedicatoria que en 1974 el ingeniero alemán de la NASA Wernher von Braun (diseñador del Saturno V, el cohete que propulsó el Apolo 11, que llevó al hombre a la Luna en 1969) estampó en el libro de oro del Mesón de Cándido: «Sin Segovia no Isabel la Católica, sin Isabel no Cristóbal Colón, sin Colón no América, sin América no Luna».
Esa reflexión alude a la controvertida proclamación de Isabel I de Castilla como Reina en la capital segoviana el 13 de diciembre de 1474, años antes de que se convirtiera en mecenas del almirante que rompió las fronteras del mundo conocido. Pero la relación de Isabel con Segovia comenzó antes, cuando su hermano mayor, Enrique IV, decidió trasladarla a ella y a su hermano Alfonso a la Corte en Madrid, durante los últimos meses del embarazo de su mujer, Juana de Portugal. En febrero de 1462 nacía la primogénita del rey, doña Juana (apodada la Beltraneja por las dudas sobre su paternidad), de quien Isabel sería madrina y con la cual acabaría enfrentada por sus aspiraciones sucesorias.
(…) Un año después de sellar la Concordia de Guisando, que ponía la paz entre Isabel y su hermano Enrique, el matrimonio celebrado en secreto en 1469 entre Isabel y Fernando despertó la cólera del rey, que en octubre de 1470 anunció la ruptura del pacto y proclamó a su hija Juana como legítima heredera de la corona. Tras años de tensiones, la reconciliación llegó en la Navidad de 1473, cuando Isabel decide trasladarse indefinidamente a Segovia para mantener un contacto directo con su hermano e intentar ganarse de nuevo su beneplácito, algo que nunca logró. Sin embargo, la decisión de establecerse en Segovia acabó valiéndole el apoyo de amplios sectores indecisos, que acabarían brindándole su respaldo cuando el monarca falleció el 11 de diciembre de 1474.
El archivero segoviano Mariano Grau descubrió hace 62 años el acta de proclamación de Isabel como Reina el 13 de diciembre de 1474, un documento que originalmente fue redactado por el escribano del Concejo segoviano Pedro García de la Torre. El texto primigenio despareció tras ser enviado por la Reina para demostrar su proclamación y ayudar a su consejera y amiga Beatriz de Bobadilla en un pleito, pero un hijo de aquel escribano se ocupó de transcribirlo palabra a palabra un lustro después, y ése es el documento que ahora se conserva.
En él se narra cómo, tras el fallecimiento del rey, el Concejo de Segovia le presentó a Isabel una petición para que confirmase los privilegios y libertades de la ciudad, algo que ella aceptó bajo juramento, antes de ser reconocida como Reina de Castilla por los clérigos y caballeros presentes. «Como era y es notorio, el rey don Enrique falleció sin dejar hijo ni hija legítimos herederos que hereden estos reinos, por lo cual la señora Reina, como su hermana legítima y universal heredera, debía sucederle y le sucedía en estos reinos de Castilla y de León, y debía reinar en ellos. Pues en Segovia se hallaba su alteza, aquí debía ser según las leyes de estos reinos recibida y obedecida como Reina y señora de ellos», atestigua el documento que se leyó en su presencia a las puertas de la antigua Iglesia de San Miguel, antes de que ella accediera al templo para rezar y hacer entrega del pendón real.
En la fachada de la actual Iglesia de San Miguel, ubicada a escasos metros de donde se encontraba el templo original, una placa recuerda aquel momento, que concluyó con la nueva reina desplazándose a caballo entre vítores del pueblo hasta el Alcázar, donde fue recibida por el alcaide Andrés de Cabrera, que le hizo entrega simbólica de la fortaleza que hasta entonces había sido la residencia habitual del rey.
 (…) Majestuoso y señorial, dominando el entorno desde lo más alto del cerro que rodea la confluencia de los ríos Eresma y Clamores, el Alcázar fue una de las residencias predilectas de los reyes castellanos durante toda la Edad Media. Desde su construcción en el siglo XII hasta que Felipe II instaló la Corte en Madrid en 1561 fue residencia real, y en sus dependencias se han vivido momentos decisivos de la historia (…).
También, el 13 de diciembre de:
  • 1523: En Acapulco (México), arriba la primera exploración española al mando de Juan Rodríguez de Villafuerte, que bautiza la bahía con el nombre de Santa Lucía.
  • 1540: Pedro de Valdivia llega al actual Santiago de Chile y cambia el nombre del cerro Huelén a cerro Santa Lucía.
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