Nace Antonio Ribera Blancafort (11 enero 1935)

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¿Quién ha oído hablar de Antonio Ribera Blancafort? Probablemente, salvo algún ex alumno de la Universidad de Palma de Mallorca o de la Universidad de Barcelona, nadie sabrá una palabra de nuestro personaje. Sin embargo él, es el responsable de que cuando tengamos un molesto dolor de cabeza, podamos optar entre una aspirina o el Ibuproceno. Una pequeña búsqueda en internet, nos permite encontrar la patente original del Ibuproceno, que está hecha en su nombre. Y no. No se hizo multimillonario. En aquella época trabajaba para la farmacéutica Boots Pure Drug Co Ltd, de Nottingham, quien realmente fue quien se beneficio de los rendimientos económicos.

Dice el refrán que “unos tienen la fama y otros cardan la lana”, pero en este caso, ni lo uno ni lo otro. Antonio no obtuvo más premio, que su salario por la labor realizada y la historia, prácticamente se ha olvidado de nuestro personaje.

Nacido en Barcelona en plena guerra civil, no fue obstáculo para que en 1958, o sea 23 años más tarde, fuera licenciado en Ciencias Químicas por la Complutense de Madrid. Cuatro años más tarde, obtenía el título de Doctor por la misma Universidad y con premio extraordinario. Un ejemplo más de que cuando se desea hacer algo, los problemas que podemos imaginar en una España, desangrada después de la guerra civil, no le impidieron obtener las máximas calificaciones universitarias.

A pesar de lo que se dice hoy en día, las titulaciones conseguidas en las universidades de aquella época, eran apreciadas en las empresas fuera de nuestro territorio y la Boots Pure Drug Co Ltd, de Nottingham, se apresuró a contratar a un becario con excelentes notas en sus estudios.

Tuvo que solventar un primer problema. Antonio deseaba formar familia  no era cuestión de dejar atrás a la que sería su compañera hasta el fin de su vida, Maria África de Madiaraga. En aquellos tiempos los transportes no eran tan fáciles como hoy en día, ni las relaciones sentimentales, fuera del matrimonio eran fácilmente reconocidas. Si se iba solo, muy probablemente no hubiera vuelto a ver a Maria África hasta tres años más tarde, así que decidió casarse rápidamente y ambos partieron hacia la brumosa Inglaterra.

A pesar de su juventud y de verse inmerso en un idioma extranjero, Antonio fue rápidamente encargado de un equipo de investigación que en aquellos tres frenéticos años, estaba estudiando los antiinflamatorios no esteroides. Fruto de su trabajo fue la patente que se introdujo en 1964 donde su nombre aparece entre los investigadores que a cuenta de Boots hicieron el descubrimiento.

En 1965, volvió a España como investigador en el CSIC en Madrid centrándose en el ámbito del metabolismo de las grasas. En paralelo se inició en la docencia, impartiendo cursos de doctorado y obteniendo plaza de profesor agregado en la Universidad Complutense de Madrid. En 1978 accedió a la cátedra de Técnicas Instrumentales Biológicas en la Universidad de Palma de Mallorca y en 1981 fue elegido Rector de la Universidad de las Islas Baleares. En 1982 renunció al cargo para trasladarse a la Universidad de Barcelona donde se ocupo de la cátedra de Técnicas Instrumentales Biológicas en la Facultad de Química. Murió prematuramente el 17 de junio de 1986.

Fue un hombre sumamente modesto y probablemente nadie se acordaría de su descubrimiento si no hubiera sido por su mujer Maria África, que leyendo la reseña de la muerte del investigador inglés Stewart Adams, vio que los medios le definían como «el inventor del ibuprofeno» Esto actuó como un resorte en África que a partir de este momento se dedicó a reivindicar el papel crucial de su marido en el descubrimiento del Ibuprofeno.

Sirvan estas líneas como homenaje a otro español olvidado.

Manuel de Francisco Fabre

https://www.uib.cat/ant/30anys/rector_ribera.htm
https://es.wikipedia.org/wiki/Ibuprofeno
https://patents.justia.com/patent/4053639
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