Ocasio Alonso recibe carta de pago (30 de octubre de 1523)

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Esta efeméride es un poco especial. Aquí no estamos rememorando un gran acontecimiento ni el nacimiento o muerte de un gran personaje. Aquí estamos recordando el que un humilde marinero, recibiera de un juez, el reconocimiento de una deuda que alguien tenía contraída con él. Pero es que la razón por la cual se le debían pagar 4.500 maravedíes fue literalmente por “las albricias cuando saltaron en tierra y se descubrió el Estrecho [de Magallanes]”.

Veamos la historia de Ocasio Alonso.

Nació en Bollullos, en la actual provincia de Huelva, en el siglo XVI, enclavada en el ducado de Medina Sidonia, nada se sabe de su juventud y solo tenemos noticias de él, cuando en 1519, se enrola como marinero en la expedición de Magallanes. Tenía treinta años y estaba casado.

Ocasio Alonso fue asignado a la nao Santiago, que estaba al mando de Juan Rodríguez Serrano. En la relación de paga y sueldos de dicha nave, aparece nominado por error como “Bocacio Alfonso” y en algunas de las relaciones del viaje se mantiene el error. El acuerdo económico consistía en que empezaran a cobrar la mensualidad de 1.200 maravedíes, a partir del momento en que las cinco naves que formaban la expedición estuvieran listas para zarpar en Sanlúcar de Barrameda, hecho que ocurrió a mediados de agosto de 1519, momento en el que cobró por adelantado cuatro meses de paga. O sea se embolsó, él o su mujer, 4.800 maravedíes. Teniendo en cuenta que un obrero especializado de la época cobraba 40 maravedíes diarios, o sea, alrededor de 1.200 maravedíes al mes, y que normalmente en aquella época, los sueldos de la marinería eran inferiores a los obreros del campo, se puede decir que no estuvo mal pagado.

Partieron de Sanlúcar de Barrameda, cinco naves, en agosto de 1519 y después de diversas vicisitudes, las encontramos en abril de 1520 en la desembocadura del rio San Julián, en el sur de la Patagonia y a apenas 400 km de su objetivo, que era el paso hacia el Océano Pacifico, pero ellos no lo sabían. Llevaban muchos meses de navegación, la costa era árida y deshabitada, el clima muy frio y parecía difícil encontrar alimentos frescos. Las discusiones entre los capitanes se agudizaron y los partidarios de volver a España se amotinaron. Magallanes dominó rápidamente la situación y ejecutó a algunos de los amotinados.

La nao Santiago y su capitán se mantuvieron al margen de la revuelta y por tanto Ocasio también. Ello hizo que Magallanes aumentara su confianza en la tripulación de la nave, y les envió de exploración avanzada. Fue el segundo percance serio de la expedición. La Santiago, naufragó y se salvaron de milagro sus ocupantes. Ocasio pasó al servicio de la nao Victoria.

En octubre de 1520, encontraron la entrada al estrecho de Magallanes, pero no lo sabían, debían internarse en un laberinto de ensenadas y pasos estrechos. Se adentraron en el estrecho, después de una fuerte discusión entre los capitanes. Aprovechando que las naves se separaron para buscar el camino, el piloto de la nao San Antonio, el portugués Esteban Gómez, dio media vuelta, abandonó la expedición y se volvió hacia España.

Mientras, los tripulantes de la Trinidad y la Victoria, habían explorado otro camino y para agilizar la búsqueda, aparejaron un pequeño bote, que con cuatro marinos debían explorar uno de los estrechos. Entre uno de los cuatro marinos se encontraba Ocasio Alonso. Tuvo la fortuna, no solo de estar en el bote, sino de ser uno de los dos, que hicieron pie a tierra para escalar un cerro cercano y desde allí divisaron el ansiado océano Pacifico. Volvieron rápidamente a dar la buena nueva y Magallanes hizo anotar en el diario de bordo el premio de 4.500 maravedíes que le correspondía por ser los primeros en avistar la salida del estrecho. Enfilaron, la travesía del Pacifico, pero las penalidades, no hicieron más que comenzar. Era finales de noviembre de 1520.

Magallanes tuvo una mezcla de fortuna e infortuna. Fortuna fue que durante toda la travesía, el viento fue siempre favorable y no sufrió ninguna tempestad, de ahí viene el nombre de Pácifico que Magallanes dio al océano que tuvo que cruzar. Mala suerte es que no avistó ninguna de las numerosas islas que se encontraba en su derrota. Pasaron más de tres meses, hasta que a principios de marzo de 1521, tropezaron con la isla de Guam. Habían padecido hambre y escorbuto y muerto una decima parte de los integrantes de la expedición.

Magallanes, continuó su viaje hacia el oeste, llegando a las actuales Filipinas. Se enzarzó en un litigio local entre dos reyezuelos de la zona y resultó muerto. Después de diversas aventuras, los muertos entre los tripulantes eran tantos que no habían suficientes marineros para maniobrar tres naos y el nuevo jefe de la expedición, Gonzalo Gómez de Espinosa, ordenó quemar la nao Concepción y ponerse él al mando directo de la Trinidad, dejando a Juan Sebastián Elcano como capitán de la Victoria.

Otra de las decisiones cruciales, fue dividir a los expedicionarios. Espinosa iba a intentar volver cruzando el Pacifico tratando de alcanzar Méjico y Elcano debía jugar la baza de seguir el camino abierto por los portugueses, o sea llegar hasta África, doblar el cabo de Buena Esperanza y después subir hacia España. En teoría, era más sencillo el viaje de Espinosa, porque Elcano debía seguir un camino en el cual no podía parar en ningún sitio ya que todo estaba en poder de enemigos. Pero la fortuna es caprichosa y el que consiguió llegar fue Elcano.

En el viaje, todavía Ocasio Alonso, apareció una vez más. Fue en julio de 1522, habían llegado a la vista de las islas de Cabo Verde, estaban muriendo literalmente de hambre y decidieron, después de deliberación conjunta, bajar a tierra para solicitar comida fresca. El puerto era territorio portugués y se corría el peligro de ser detenidos. Para tantear el terreno, se envió a una chalupa con una decena de tripulantes. Entre ellos estaba Ocasio.

El primer viaje fue bien. Los españoles no contaron la verdad y dijeron que venían de América y habían perdido el rumbo, los portugueses se lo creyeron y les vendieron provisiones, pero la segunda vez ya no tragaron y los retuvieron. Elcano, viendo peligrar su nao y el cargamento que llevaba, partió hacia España dejando atrás a Ocasio y a sus compañeros.

El 6 de septiembre, Elcano llegó a Sanlúcar de Barrameda con veintidós tripulantes. Lo primero que hizo fue solicitar al emperador Carlos I su intervención para rescatar a los doce compañeros que habían quedado en Cabo Verde y el levantamiento de impuestos para las mercancías que traían. El rey respondió rápida y afirmativamente.

El 25 de febrero de 1523 Ocasio Alonso llegó finalmente a Sevilla, donde siguió residiendo durante una temporada, ya que fue uno de los testigos claves en la serie de disputas que siguieron entre la corona española y la portuguesa por la posesión de las islas de las especies.

Dejemos a otros describir la serie de pleitos y testimonios que ocurrieron a continuación, todos bastante bien documentados, y centrémonos en lo que cobró Ocasio, un simple marinero, por su arriesgado viaje.

El 19 de junio de 1523 se le dió a Ocasio Alonso una carta de pago de 46.060 maravedíes, por el total del viaje, descontados  los 4.800 de adelantos. El 30 de octubre de 1523, se le pagaron los 4.500 de premio por el avistamiento del Pacifico. Posteriormente le pagaron  13.159 maravedíes, por la venta del clavo que le correspondía más 28.769 por deudas que contrajeron con él durante el viaje algunos marineros que después fallecieron. Posteriormente todavía  recibió 10.375 maravedíes por otras deudas registradas.

Si no nos falla la calculadora cobró un total de 107.663 maravedíes que corresponden a 7.5 años de trabajo. El viaje duró 3 años. No conocemos la opinión de su esposa, Teresa Hernández, que puede quedara satisfecha pero a nosotros se nos queda un poco corto si tenemos en consideración los riesgos que asumió.

En todo caso, parece que supo invertir correctamente su capital, ya que en 1578, su nieto Gerónimo Alonso, viajó desde La Española a España para reclamar la herencia de su abuelo. En aquella época no se hacía semejante viaje sin un poderoso motivo.

Manuel de Francisco Fabre

Vista de Ocasio Alonso, un marinero en la primera vuelta al mundo: (um.es)

El bollullero Ocasio Alonso y el banquete de Pascua (huelvainformacion.es)

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