BATALLA DE LOS ALPORCHONES

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Alonso Fajardo El Bravo es un prototipo que encarna y personifica un momento histórico-literario-espiritual de aquella España del siglo XV, precisamente cuando los resabios feudales llegan a la cumbre y empiezan a ser empujados hacia abajo por el soplo renacentista (José Guirao).

(…) Todos se juntan en Vera

para ver lo que harán;

el campo de Cartagena

acuerdan de saquear.

A Alabéz por ser valiente

le hacen su general,

otros doce alcaides moros

con ellos juntado se han.

Van por la fuente de Pulpí,

por ser secreto lugar,

y por el puerto, los peones

por la orilla de la mar.

En campos de Cartagena,

con furor fueron a entrar,

Cautivaron mil cristianos,

que era cosa de espantar […]

Ginés Pérez de Hita, 1847. Guerras Civiles de Granada’. Extracto del Romance de la Batalla de los Alporchones.

CONTEXTO HISTÓRICO

Tras recuperar el trono de Granada en 1447, el sultán Muhammed IX continuó batallando contra Castilla en la frontera con el Reino de Murcia. Aprovechando las disputas familiares en la Casa de Fajardo, los moros incrementaron las incursiones, saqueando Cieza y venciendo a los cristianos en la batalla de Hellín en 1448.

El acoso nazarí obligó al rey Juan II de Castilla a pedir una tregua en 1450 para poder concentrarse en su lucha contra el Marqués de Villena, pero el sultán ordenó hostigar a los desunidos castellanos y al año siguiente se recrudeció el hostigamiento: entre 1451 y 1452 se preparó desde Vera una algara contra el Campo de Cartagena, y pasando por la fuente del Pulpí, atravesaron el puerto de Los Peines, se apoderaron de 40.000 cabezas de ganado y tomaron presas a 40 personas, la mayoría pastores.​

          La situación se tornó tan crítica que los cristianos dejaron de lado sus querellas internas para hacer frente a los musulmanes. Así, el alcaide de Lorca Alonso Fajardo, apodado el Bravo, mandó heraldos a varias poblaciones del reino con la intención de recabar apoyos, y a su llamada acudieron mesnadas de Aledo, Caravaca de la Cruz y Murcia, sumando en total 300 caballeros y unos 2000 infantes.

Según las crónicas el ejército sarraceno estaba formado por 1.270 a caballo y 1.000 peones. Así que el jueves, 16 de marzo 1452, el alcaide de Lorca envió peticiones de ayuda a Murcia y a otras poblaciones cristianas.

De la capital llegaron 70 caballeros múrcianos y unos 500 peones; de Caravaca acudieron 200 caballeros y 1.400 peones; de Aledo siete hombres a caballo y 15 peones.

DIARIO DE UNA BATALLA

Era don Alonso hombre con madera de buen soldado, robusto, entero de aspecto y contextura imponentes, y dotado de extraordinario vigor (Juan Torres Fontes).

17 de marzo de 1452. El ejército de Alonso Fajardo, compuesto por  300 jinetes y cerca de 2.000 infantes, se han apostado en el campo de los Alporchones, casi en las faldas de las colinas que forman lo que se llama Rincón de Aguaderas, terreno llano sin  otros accidentes geográficos  que las erosiones producidas por las aguas eventuales de la rambla de Viznaga, pues por escuchas y atalayas supieron que los moros regresaban a Bayra (Vera) por esa zona. ​

Llegan por fin los moros y se entabla el combate. La ventaja inicial es de los castellanos, pero el caudillo Malik ibn al-Abbas , más conocido como Malique Alabez, es capaz de rehacer las líneas por dos veces.

  Malik-alabez y el alcaide de Guadix embisten con bravura, mientras  Fajardo, el Comendador Lisón, Garci-Manrique y Diego Ribera alancean moros, muriendo Aben-hariz, alcaide de Baza, de manos de Lisón.

De una y otra parte hacíanse prodigios de valor, pues entre los moros estaban los más valientes capitanes, y con los de Lorca peleaban los Moratas, García de Paredes, Quiñonero, García de Alcaraz y otros bravos. Dos veces fue rota la caballería mora y dos veces se rehizo por el valor de Malik-alabez (Malique Alabez), cuyo brazo hacía gran daño en los cristianos (Cánovas Cobeño , Historia de la Ciudad de Lorca).

En ese momento, Alonso Fajardo valora que la batalla puede decidirse en un duelo singular contra Alabez. Un combate singular era un duelo entre dos campeones en representación de sus respectivos ejércitos. Esta práctica se usaba ya en la Antigüedad clásica .

Fajardo, que comprendió que el alma de la batalla era este alcaide, arremetió hacia él con su lanza y a no haber sido la cota de Alabez de tan buen temple, allí hubiera muerto, pues se quebró en ella la lanza. Malik-Alabez tiró con su alfanje un violento tajo a la cabeza de Fajardo que éste tuvo la fortuna de evitar, y sin darle tiempo asiole fuertemente con la mano izquierda que le sacó de la silla, y el caballo que estaba mal herido cayó arrastrando al jinete. Saltó de la silla Fajardo y sujetó al moro con gran fuerza hasta que llegaron más peones que lo maniataron y lo sacaron de la batalla por orden de Fajardo (Cánovas Cobeño).

 El moro ha sido derrotado y tomado prisionero, quebrando el ánimo de los musulmanes. Se inicia una persecución por los cristianos hasta la fuente de Pulpí, llegando a Vera solamente 300 moros.

(La batalla) costó la vida a 800 caballeros de lo más distinguido de Granada, entre ellos caudillos parientes todos de Malik-alabez. Fueron hechos prisioneros 400 moros y murieron muchos más peones. Por parte de los cristianos hubo 40 muertos y más de 200 heridos (Cánovas Cobeño).

CONSECUENCIAS DE LA BATALLA

La victoria cristiana tuvo importantes repercusiones para el Reino de Murcia: por un lado, puso fin a los saqueos nazaríes, ya que los musulmanes pidieron una tregua de cinco años. Por otra parte, ​se acrecentó el prestigio de Lorca y muy en particular de la Casa de Fajardo, germen de la influyente Casa de los Vélez.

Si viérades a Fajardo, aquel de la cruz bermeja, aquel alcaide de Lorca, de quien tantas cosas cuentan, aquel que de ver su sombra, tiemblan los moros de veras (Lope de Vega).

Por otro lado, como la batalla aconteció el 17 de marzo, día de san Patricio, se declaró a éste santo patrón de la ciudad de Murcia, levantándose una iglesia en Lorca sobre la que en 1533 se situaría la Colegiata de San Patricio, con bula del papa Clemente VII, un templo de estructura catedralicia levantado sobre la iglesia medieval de San Jorge, traza y plano de Jerónimo Quijano, cuyas obras no finalizarían hasta el siglo XVIII.

          En cuanto a los protagonistas principales de la batalla, Malik ibn al-Abbas fue hecho prisionero y llevado a casa de Fajardo; al quererlo hacerle entrar por una puerta del huerto, el moro se paró en seco y dijo:

No soy hombre de baja suerte para entrar por ahí, soy de los primeros caballeros y alcaides de Granada y capitán de frontera y debo entrar por la puerta principal.

          Alabez fue pasado a cuchillo allí mismo.

          Por su parte, Alonso Fajardo acabaría siendo asesinado años después cuando luchaba en Caravaca de la Cruz contra los hombres del adelantado mayor Pedro Fajardo Quesada, su primo y representante en el reino de Enrique IV de Castilla.

¿Justo es que mandase el Rey

que me desciñáis la espada?

¡Esta por quien duerme allá

seguro en bordada cama,

, en tanto que la recama

Fajardo de sangre acá!

Ricardo Aller Hernández

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