Los inviernos a orillas del lago Michigan, no son especialmente benignos y los centinelas que guardaban el fuerte Saint Joseph, no esperaban ninguna visita desagradable. Estaban en guerra con el imperio español, pero el puesto más cercano era la ciudad de San Luis, que se encontraba a mas de 800 km. Solo unos locos podían planear un ataque a través de unas regiones desoladas en pleno invierno. Bueno, unos locos o unos españoles.
Situemos la situación y la época. Finales del siglo XVIII. Los británicos y los rebeldes de las trece colonias americanas se encuentran enfrascados en un enfrentamiento desde 1776. Desde el principio, España había apoyado a los rebeldes con el fin de debilitar al incipiente Imperio Británico. Bernardo de Galvez, como Gobernador de Luisiana, había participado, incluso con su fortuna personal en estas acciones. A partir de 1779, la situación fue de claro enfrentamiento, a raíz de la firma del Tratado de Aranjuez con Francia y la declaración de guerra entre ambas potencias.
En 1780, Los españoles al mando de Galvez, habían tomado Mobila, en la costa del Golfo de Méjico y se organizaba para conquistar Pensacola, en la costa oeste de La Florida. Los británicos intentaron devolver el golpe por el norte y atacaron la ciudad de San Luis, en el centro de los actuales Estados Unidos y a orillas del rio Misisipi. El ataque fracaso, pero si hubiera tenido éxito. A los británicos les hubiera sido bastante fácil descender por el Misisipi y atacar por la espalda a los asentamientos españoles y de rebote, envolver a las provincias rebeldes americanas.
Todos entendieron que era clave hacerse con el control del rio Misisipi. Los británicos empezaron a reforzar sus fuertes en los Lagos del norte y especialmente iniciaron la acumulación de víveres, municiones y pertrechos en el fuerte Saint Joseph a orillas del lago Michigan. Su idea era esperar la primavera y volver a atacar las posiciones españolas. Francisco Cruzat, Teniente Gobernador de la Alta Luisiana, concibió un atrevido plan para neutralizar los planes británicos.
La idea era lanzar un raid en pleno invierno, con fuerzas reducidas, pero muy móviles y apoyadas con algunos grupos indios que en aquellos momentos tenían tratados con los españoles. El pleno invierno del centro de EEUU, no se parece en nada al frio castellano y la distancia era de 800 km, como hemos dicho antes. Nada de esto arredro a Cruzat, que puso al mando del comando al capitán Eugenio Pourre, quien al mando de 91 soldados de la milicia local y 61 indios ”oto”, “sotu” y “potuaami”, iniciaron el viaje remontando el Illinois en canoa el 2 de enero de 1781.
Los indios que participaron en la expedición, se utilizaron fundamentalmente como guías e intérpretes, ya que se había demostrado en ambos bandos, de su escasa disciplina y tendencia a saquear en vez de guerrear.
A 320 km de su objetivo, el rio helado, les impidió la utilización de las canoas y debieron seguir a pie. No se arredraron y continuaron a través de un paisaje helado y un territorio hostil. La expedición no contaba con conquistar permanentemente nuevos territorios y por tanto de debía tener en cuenta el camino de vuelta. Para ello, fueron dejando por el camino, depósitos con víveres, con la doble función de aligerar el bagaje y facilitar el retorno.
En la madrugada del 12 de febrero, unos somnolientos y ateridos centinelas, fueron neutralizados por las fuerzas de Pourre. El fuerte se rindió rápidamente. Las órdenes eran de hacer prisioneros a los oficiales y destruir el fuerte, pero se encontraron que este rebosaba de suministros. Cargarlos de vuelta, no era posible, destruirlos era una posibilidad, pero a Pourre se le ocurrió otra idea. Reunió a los jefes de los indios locales y les hizo entrega de las provisiones que no podía utilizar, como regalo del Reino de España. Después partió hacia el sur sin esperar el ataque de los británicos. Cuando llegaron estos, se encontraron con unos indios que en modo alguno quisieron colaborar en la caza de los fugitivos. El 6 de marzo, Pourre entraba victorioso en San Luis.
El hecho tuvo una respetable repercusión, tanto en España, fue publicado en la Gaceta de Madrid, como en el bando británico. Estos no volvieron a intentar apoderarse del valle del Misisipi y todas sus acciones fueron de corte defensivo. Nadie volvió a intentar maniobras envolventes. Un agotado Imperio Británico firmó finalmente en 1783 con las provincias rebeldes, un acuerdo de independencia.
Las recién constituidas provincias americanas, agradecieron esta serie de acciones con diversas obras conmemorativas, como un busto en honor a Galvez en el Capitolio de Washington D.C. y un mural de la batalla de San Luis en el Capitolio del Estado de Missouri. Cien años más tarde el agradecimiento había desaparecido y los EEUU, herederos de aquellas trece provincias, que tanto tenían que agradecer a España, le declaraban la guerra con la idea de apoderarse de Cuba.
Manuel de Francisco Fabre
Referencias,
Banderas Lejanas. Pag, 274 a 278. Fernando Martinez Lainez y Carlos Cabales Torres.
https://es.wikipedia.org/wiki/Expedición_española_a_Fort_St._Joseph_(1781)
http://cantabriaradixhispaniae.blogspot.com/2009/07/asalto-al-fuerte-de-san-jose-de.html