Entre los macro personajes semi desconocidos destaca como científico Blasco de Garay, del que, por carecer de datos exactos, desconocemos su lugar y su fecha de nacimiento, sabiendo que falleció en 1552.
Autodidacta, fue científico y capitán de la Armada Española que construyó una máquina “para hacer caminar las galeras y grandes embarcaciones, aun en tiempo de calma y sin velas”. También realizó diversos proyectos como escafandras y otros elementos para el buceo, aparatos para destilar agua del mar, etc.
Pero el misterio, merced al expolio documental llevado en Simancas durante la Guerra Franco británica para la dominación de España (vulgo Guerra de la Independencia), envuelve toda la obra de Blasco de Garay.
Carlos I, por cédula de 22 de marzo de 1539 autorizó los proyectos de Garay, que comenzarían a desarrollarse en las Atarazanas de Málaga, y que servirían para aplicar mejoras técnicas en los buques de la Armada.
En torno al mecanismo capaz de mover las galeras, se realizaron pruebas los días 4 de octubre de 1539, 2 de julio de 1540, 7 y 11 de julio de 1542, donde se subsanaron diversos defectos. Nuevamente sería probado en Barcelona el 17 de junio de 1543, hecho sobre el que se ha creado una leyenda que nada aporta y mucho dificulta el conocimiento de la verdad, por la cual se dice que inventó la navegación a vapor, idea que es negada por estudiosos del tema.
La máquina en cuestión se fabricó en las Atarazanas malagueñas, y debía constar de un bastidor con un mínimo de tres engranajes, cuatro cigoñuelas, dos semi-ejes, dos cojinetes para el casco como apoyo de los extremos de los semi-ejes y dos ruedas motrices equipadas con palas de diseño hidrodinámico.
Parece ser que las ruedas que movieron el barco no estaban impulsadas por vapor, sino por la energía de quienes normalmente eran remeros, ayudados de un complejo sistema mecánico, que era lo que realmente inventó.
Lo que sí es cierto es que esa prueba resultó un éxito, llegando a mover la nao Trinidad, cargada de grano, a una velocidad muy superior a la obtenida con remeros. Pero contra el invento de Blasco de Garay se confabularon varias circunstancias, cuales pudieron ser la escasez de los componentes utilizados y la necesidad de un desarrollo industrial difícil de ser alcanzado, y ¿por qué no? algunas intrigas de la Corte. Todo ello encaminó el proyecto a los archivos.
Pero si este invento resultó fallido, otros inventos sí conocieron éxito; entre ellos, uno para recuperar barcos hundidos; otro para bucear; otro para mantener luz dentro del agua; otro para ver los objetos hundidos en agua turbia; otro para potabilizar agua; molinos, y otros varios.
Cesáreo Jarabo