El Monasterio de San Millán de la Cogolla, en la región española de La Rioja, es en donde por primera vez se recogieron frases en español y vascuence, por lo que la UNESCO lo considera la cuna del español moderno. Y ello fue posible de la mano de San Emiliano de la Cogolla, religioso natural de la localidad navarra de Berceo ― siglo VI ―, quien, a la edad de 20 años, eligió hacer vida de ermitaño en donde luego se erigiría el Monasterio que, en su honor, lleva su nombre, pero que en realidad son dos gemelos, el de Suso o superior, en castellano arcaico ― donde presumiblemente se instaló ―, y el de Yuso o inferior. En concreto, el de Suso es de arquitectura mozárabe, en una fusión de estilos romano, visigodo y árabe.
Esas primeras frases en español y vascuence son glosas o comentarios sobre un texto en latín, que por la autoría de nuestro personaje se conocen como Glosas Emilianenses. Emiliano de la Cogolla, desempeñó, además de su misión religiosa, una importante labor de preservación de textos clásicos, al tiempo que contribuyó decisivamente al impulso del aún balbuciente español.
Entre otras cosas, transcribió los Evangelios y otros textos religiosos, en una lengua romance que pronto se convertiría en el español moderno. Una labor particularmente valiosa para conseguir preservar el legado cristiano de España, frente las acometidas de un Califato en clara posición de superioridad frente a los reinos del norte. Además, se implicó en la alfabetización de la población, mucho antes de que se soñara en la existencia de universidades en Europa.
Tras su muerte, en 574, Emiliano, que en vida fue muy apreciado entre sus paisanos por su profunda religiosidad, empezó a ser objeto de una gran veneración, hasta el punto de que terminaría siendo reconocido como patrono de La Rioja. De hecho, desde tiempo inmemorial, su tumba es punto de peregrinación de los fieles a su memoria, contribuyendo así al florecimiento de ambos monasterios de San Millán de la Cogolla, el de Suso y el de Yuso.
Jesús Caraballo