No, no se trata de un acertijo ni de una adivinanza. Es simplemente el deseo de averiguar de dónde viene el nombre de España e intentar saber quién le dio a esta península con forma de piel de toro extendida esa denominación.
Hay otro país que fue levantado con la configuración de una piel de toro. Es Cartago que fue un enemigo acérrimo de los romanos, con los que libró tres guerras, que se conocen en como las guerras púnicas, que no es ahora momento de relatarlas. Basta decir que Catón el Viejo, cada vez que se cerraba una sesión del senado romano, la terminaba diciendo: Delenda est Cartago, Cartago debe de ser destruida, bien que lo fue por Escipión, por lo que el Senado le dio el cognomen honorífico de Africano.
Veamos cómo con una piel de toro puede contener un lugar suficiente para fundar una ciudad. Elisa era hija del Matán, rey de Tiro y hermana de Pigmalión que hace que esta se case con Siqueo, sacerdote de Melkart y que tío suyo y poseedor de incontables riquezas de las que él quiere apoderarse. La boda se celebra, pero Elisa se niega a decirle a su hermano el lugar en el que Siqueo tiene guardado su tesoro. Pigmalión mata a Siqueo y Elisa tienen que huir de Tiro y refugiarse en el norte de África, en la zona poblada por los gétulos, a cuyo rey, Jarbas, le pide una porción de tierra para fundar una ciudad. Este, cicatero, le dice que le entregará toda la tierra que pueda abarcar con una piel de toro, creyendo así que se libraría de la petición, pues poco se puede incluir en una piel de toro. Elisa, astuta y práctica, divide la piel de toro en tiras muy finas y coloca, una a continuación de otra, con las que logró perimetrar un extenso territorio en el que pudo levantar la ciudad que deseaba burlando así al tacaño Jarbas. Los súbditos de Elisa le cambiaron el nombre por Dido.
En efecto, ante la solicitud de Elisa, Jarbas le concede «tanta tierra como pueda abarcar con una piel de buey», pensando que era una buena manera de esquivar la donación de terrenos. Elisa hace cortar tiras muy finas a partir de la piel del animal y consigue acotar un extenso perímetro: coronada como reina, sus súbditos la bautizaron como Dido, que significa vagabunda por lo mucho que había sufrido yendo de un lado para otro hasta establecerse en este terreno.
Volvamos al posible nombre de España y su relación con conejos. Puede que los lepóridos sean los animales más asustadizos de todos. España ha sido siempre abundante en conejos, tanto que su nombre significa tierra de conejos, en realidad damanes, unos animales del tamaño del conejo y parecidos a él, pero con las orejas más cortas, extendidos por África y por el sur de la Península ibérica, la primera tierra que pisaron los fenicios al llegar a España.
Parece ser que los fenicios, cuando arribaron por primera vez a esta tierra, confundieron a estos animales con conejos de ahí que la denominaran la palabra Sphan tiene este significado, de forma tal que, cuando los fenicios llegaron a nuestra tierra, lo primero que observaron fue la gran cantidad de estos animales pululando por todos lados, y emplearon la palabra i-spn-ya, Spania para denominarla. Esta pasó al Latín como Hispania, que ha derivado al actual nombre con el que se conoce.
Un poco de historia nunca viene mal. Dejemos a un lado las hipótesis míticas que dicen que fue poblada por descendientes de Noé, y tomemos lo que dice el obispo Isidoro de Sevilla recogió una tradición de Flavio Josefo en la que Túbal epónimo de los tubelos, fue el antecesor de los que ahora se llaman iberos, por ello primeramente fue conocida como Iberia, nombre que también se le daría al río Ebro.
Bienvenido Mascaray, experto en lingüística, dice que la lengua ibérica cuenta con la forma ebro, que significa “gran cantidad”. Referida a un río, el sentido completo es “gran cantidad de agua”
No podemos desechar la hipótesis sobre que su étimo pueda ser la palabra mencionada, pero también estuvo poblada por celtas, en cuya lengua existe el término *ver = corriente de agua, de ahí el nombre *iber por el río Ebro, que da Iberia.
Existen otras teorías como hipótesis probables de su nombre con las que los antiguos denominaban descriptivamente a España que expondremos con brevedad:
Ophiusa, fue el nombre con el que los griegos bautizaron a lo que hoy conocemos península Ibérica, por la cantidad de serpientes, ὁ ὄφις, (la serpiente, ofis, nominativo, genitivo: ὄφεως, que en ella encontraron) También denominaron de la misma manera y por igual motivo a la isla Formentera
Edetania, zona del levante español que, junto con las Baleares fue lo primeramente visitado por fenicios y griegos, de ahí que le dieran este nombre a toda la Península
Sicania, proviene de un pueblo establecido en tiempos heroicos en España y pasó a la isla de Sicilia, que lleva este nombre por ellos.
Tartessos. El étimo y el lugar en el que se encontraba este ― ¿imperio?, ¿ciudad? ― en el occidente de la Península, nombrando el todo por la parte, pues este reino, civilización o cultura, se extendió por las provincias actuales de Huelva, Cádiz, Córdoba, Sevilla, y llegó hasta Cartagena, según el siguiente mapa:
y tuvo vigencia desde 1200 a.C. – 500 a. C.,
Este fue el apelativo que los griegos dieron a la Península ibérica que creyeron que era la primera civilización occidental, heredera del Bronce final atlántico se han encontrado recientes restos arqueológicos que la están sacando de las brumas de la historia para revelar su existencia, aunque de esta ya se tenía conocimiento por su rey Argantonio, como nos dicen Anacreonte y Heródoto, y cuyo nombre puede tener estos dos significados “el hombre de la plata”, “rico en plata”, teniendo en cuenta que la palabra ἀνθος, significa flor y αργυρος,αργος, plata, brillante, plateado, bien se puede traducir por la expresión/nes anteriores.
Ἀνθος también significa flor, planta, retoño, añado, que también podría ser “la flor de plata”, con quien comerciaron los focenses a los que regaló ingentes cantidades de plata, metal muy abundante en esta zona geográfica.
Los griegos de Focea, los focenses, que tenían una colonia en las propiedades de Argantonio, a quienes este les había pedido ayuda para deshacerse de la influencia fenicia, cosa que no tuvo éxito, veían cómo peligraba su ciudad por el avance persa. Ante la amenaza de Focea de que fuese invadida por los persas, Argantonio, para que fortificaran su ciudad, les regaló 1.500 kilos de plata.
Con el cobre de las minas de Tartessos y el estaño de las Casitérides , se fabricaba el bronce, con el que confeccionaban las amas antes de que fuese conocido el hierro.
Tharsis, en hebreo Tarshish, en griego Θαρσείς Tharseis, sin dejar de ser una polémica para averiguar dónde se encontraba, cuál era su ubicación, aparece veintitrés veces en el Antiguo Testamento, y son las fuentes más antiguas que hablan del referido lugar como un lugar del extremo occidente al que venían las naves del rey Salomón, en el siglo VIII a. C. a comerciar, en busca de oro, plata, monos, pavos reales y un lago etc.
Hesperia, otro de los apelativos con el que era conocida la actual España por los griegos, este vocablo es polivalente en sus significados, puede referirse a Héspere, una de las bellas ninfas, tres o cuatro, no más, que cuidaba y guardaba el jardín de Occidente.
Apolonio de Rodas menciona a Héspere que, según la mitología griega, era una de las hespérides, ninfas encargadas de vigilar el jardín al occidente de Grecia, en el que se encontraban unos árboles cuyo fruto eran manzanas de oro, según Apolodoro en su Biblioteca mitológica.
Este mar al occidente de Grecia era el Mare ignotum para los antiguos, que, a pesar de haber sido surcado por naves fenicias para obtener el plomo de las Casitérides, seguía siendo un mar tenebroso y lleno de peligros.
Cuando Cristóbal Colón llegó a América por primera vez, la noticia hizo que ese mar desconocido empezara a hacerse algo más familiar. Se sabía que había tierra en la otra orilla, por lo que la idea del precipicio se empezó a olvidar. De cualquier forma, los peligros seguían siendo muchos, las corrientes eran muy fuertes y los naufragios más frecuentes de lo deseable. El mar indómito estaba empezando a conocerse, tanto por la parte norte como por el sur, gracias a los múltiples viajes de exploración del siglo XVI.
Otro de los nombres dado por los musulmanes a esta península fue Al Ándalus.
Sesudos y profundos historiadores se devanan la sesera buscando explicación de por qué los musulmanes dieron a España el nombre de Al-Ándalus.
Son varias las teorías que manejan para explicar por qué los musulmanes cambiaron el nombre romano conservado por los visigodos de Hispania y la denominaron Ándalus (Al es el articulo).
Los vándalos en Hispania
En el año 406 un numeroso grupo de bárbaros formado por vándalos, alanos y suevos cruzó el Rin desparramándose después por las provincias de las Galias y de Hispania.
Estos estaban divididos en varias ramas: los silingos, los lacringos y los victovales o victofalios, estos últimos sometidos a los asdingos (astingos o hasdingos), y cuyo nombre evocaba su larga cabellera.
Invasiones bárbaras en Hispania
Los silingos ocupan parte de Gallaecia así como casi toda Andalucía, desde la que emigran al norte de África y se establecieron en la zona oriental de este continente.
En este mapa podemos comprobar cómo los vándalos silingos se asentaron en lo que hoy conocemos como Galicia y parte de Santander, al igual que los suevos. De ahí emigraron, ¿presionados por los suevos?, al norte de África, donde fundaron un reino, como se puede observar en el siguiente mapa.
Los musulmanes en Iberia
Los musulmanes que vencieron a la Hispania visigoda no constituían un ejército uniforme. Estaba formado sobre todo por miembros de una amplia y compleja comunidad islámica compuesta por árabes y bereberes.
Origen del nombre Ándalus
Muchas son las teorías que se exponen para dilucidar el origen que los habitantes del norte de África dieron a la tierra de la que procedían los vándalos.
Hay quien defiende que su nombre proviene del Godo Landahlauts, con el significado de tierra de sorteo, por ser esta la denominación que los visigodos dieron a la provincia romana Bética.
Los visigodos, cuando ocupaban unas tierras, las sorteaban entre los distintos clanes, de forma que cada uno de ellos se asentaría en el terreno que la hubiese cabido aleatoriamente, lo mismo que en cualquier punto cardinal ocupado por otra harca, por ello a otra región del mismo, también sorteada, se le debería de haber denominado de igual manera; en este caso, España entera tendría distintas regiones con el mismo nombre, pues todas fueron sorteadas.
También hay quien asevera que la palabra Andalucía procede de Atlanticum, evocando la Atlántida que menciona Platón en el diálogo con Timeo.
Se han llegado a proponer que Al Ándalus proviene de la palabra griega αντολή (anatolé) que significa todo lo contrario de dónde está ubicada. Esta palabra griega que decimos significa “lugar por donde sale el sol”. España está ubicada al lado opuesto, es decir, por el que se pone, al oeste de Europa. Quien mantiene esta teoría es el arabista Ramírez del Río, que para reforzar su tesis dice que no es por donde sale el sol, sino por donde sale el planeta Venus.
Son muchas y muy peregrinas las hipótesis propuestas para justificar el nombre de Andalucía, pero, como es lógico, ninguna ha sido aceptada uniformemente.
Existe una que es la que considero más lógica y plausible, es la que la asigna el nombre de Ándalus, por haber sido tierra habitada por los vándalos.
Estos, bajo la presión de las luchas permanentes con los visigodos, en el año 429 d.C., dejan España por el estrecho de Gibraltar.
Con los primeros habitantes de este continente con los que tienen contacto son los amazigh o imazighn, conocidos también como bereberes, cuya cultura, alfabeto, el tifinagh, y lengua es el tamazigth, así como con los árabes. Es dable suponer que ambos, al verlos llegar, designasen a la tierra de la que venían con el toponímico del nombre del pueblo que advenía, o sea, Vandalucía o Al Ándalus, que es lo mismo que tierra de los vándalos.
El norte de África estaba muy romanizado y, consecuentemente, al expandirse el cristianismo por el Imperio romano, recaló también en estos territorios. Las ciudades más importantes en este continente eran: Alejandría en Egipto y Cartago en la actual Túnez, todas en el norte de África. No olvidemos Hipona, patria chica de San Agustín.
Imagen de la primera moneda con la inscripción Al Ándalus
Esta moneda es prueba palpable de que la denominación de este territorio se aplica a todo él, es decir de sur a norte y de este a oeste, y no solo a la región andaluza.
Los reyes de la Reconquista denominaban a las tierras aún en manos de los musulmanes Andalucía. Tenían conciencia clara de que lo que lo hasta ahora conquistado había sido tierra de Andalucía
SITUACION DE LOS REINOS DEL MEDITERRANEOA COMIENZOS DEL SIGLO VI
Se aprecia claramente que los vándalos ocuparon parte de oriente de África, que quizá por ello, los habitantes de estos lugares con los que tuvieron contacto denominasen a la tierra de la que venían Ándalus (tierra de vándalos), como hemos consignado en otro lugar.
Lo cierto es que ha prevalecido, sobre el de Héspere, Iberia y Al-Ándalus el nombre de España, o sea, tierra de conejos, confundidos por los fenicios con los amanes.
Aunque su nombre signifique tierra de conejos, todos sus habitantes, hombres y mujeres, no lo son, bastantes pruebas de ello han dado unos y otras a lo largo de la Historia. El historiador romano Gneo Pompeyo Trogo dice de ellos:
“El cuerpo de sus hombres está preparado para el hambre y la fatiga, y su espíritu para la muerte. Todos son de una dura y rigurosa sobriedad. Prefieren la guerra a la inactividad y, si les falta un enemigo fuera, lo buscan en su propia tierra”.
Esa dureza y espíritu combativo de la que habla Trogo, la demostraron en la pasada Guerra de la Independencia contra los imbatibles ejércitos del corso Napoleón, cuando en la batalla de Bailen el general Castaños le causó la primera derrota, venciendo al ejército del generala Dupont, que, a pesar de sus victorias anteriores, fue el inicio de su caída en desgracia.
Se atribuye a Cayo Julio César la frase “Beati Hispani quibus vivere bibere est”, algo así como “Dichosos los hispanos, para quienes vivir es beber.” Lo decía el Imperator debido a que en Hispania el fonema asociado a la grafía V se pronunciaba de forma idéntica al asociado a la B (en latín itálico, la V sonaba como nuestra U actual) y porque ― imagino ― ya por entonces presentaríamos los iberos cierta tendencia a la dipsomanía.
Manuel Villegas Ruiz