JOSEMARIA ESCRIVÁ DE BALAGUER Y ALBÁS, FUNDADOR DEL OPUS DEI

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Josemaría Escrivá de Balaguer y Albás, fue un sacerdote español, fundador en 1928 del Opus Dei y santo de la Iglesia católica. Su fiesta se celebra el 26 de junio. Nació en Barbastro, provincia de Huesca, el 9 de enero de 1902. Hijo de José Escrivá y Corzán y de María de los Dolores Albás y Blanc, matrimonio que dio a sus hijos una profunda educación cristiana.
Nació siendo el segundo de seis hermanos de los que, sus tres hermanas pequeñas, fallecieron siendo niñas. Fue bautizado con el nombre de José María Julián Mariano. Dedicó su vida a difundir la llamada universal a la santidad.

Antigua ermita

EL PERSONAJE
Al cumplir los dos años, padeció una enfermedad grave en la que se temió por su vida. Tras su recuperación, sus padres lo llevaron en peregrinación a la ermita de Torreciudad en cumplimiento de una promesa a la Virgen María por su curación. Entre los años 1908 y 1914 Josemaría estudió en el colegio de los escolapios de Barbastro, pero a sus doce años, al quebrar en este año el negocio de su padre, que era un comercio de tejidos, la familia quedó en la ruina y se vieron obligados a trasladarse a Logroño, donde su padre encontró un trabajo como dependiente y allí Josemaría continuó estudiando hasta acabar el bachillerato.
Al ver las huellas de pasos de un carmelita descalzo en la nieve, queda impresionado e intuye que Dios desea algo de él, aunque no sabe exactamente qué es; eran las Navidades de 1917. Pensó que podría descubrirlo más fácilmente si se hacía sacerdote y comenzó a prepararse primero en Logroño (ingresó en el seminario como alumno externo en el mes de octubre de 1918) y más tarde en el seminario de Zaragoza (en septiembre de 1920). Recibió los grados de ostiario y lector, junto con los de exorcista y acólito dos años después. Sus superiores apreciaron sus dotes por lo que lo nombraron Inspector del Seminario que es el encargado de mantener la disciplina entre los seminaristas, tanto en clase como en los paseos, un hecho insólito que se designase a un seminarista y no a un sacerdote para este cargo.

Padres de Josemaría Escrivá

En 1923, siguiendo el consejo de su padre, comenzó los estudios de Derecho en la Universidad de Zaragoza y cuando éste murió al año siguiente, Josemaría quedó como cabeza de familia. El 28 de marzo de 1925 recibió la ordenación sacerdotal y comenzó a ejercer el ministerio en varias parroquias rurales y luego en Zaragoza, con preferencia en la iglesia de san Pedro Nolasco, regida entonces por sacerdotes jesuitas.
Con permiso de su obispo se trasladó a Madrid en 1927 para iniciar la tesis del doctorado en Derecho donde trabajó en una academia dando clases de Derecho romano y canónico para sostener a su familia y ejerció su ministerio sacerdotal en el Patronato de Enfermos, institución benéfica dirigida por las Damas Apostólicas del Sagrado Corazón de Jesús, dedicando las mejores horas de su juventud, como capellán de este Patronato y a la atención de numerosos enfermos y niños desvalidos de los barrios pobres de Madrid.

Josemaría Escrivá

FUNDACIÓN DEL OPUS DEI
El 2 de octubre de 1928, según su propio testimonio, “vio” que Dios le pedía que difundiese en todo el mundo la llamada universal a la santidad, y que abriera un nuevo camino dentro de la Iglesia para transmitir a todos los hombres que se pueden santificar a través del trabajo. Desde ese día, trabajó con todas sus fuerzas en el desarrollo de la fundación que Dios le pedía y que llamó OPUS DEI (Obra de Dios), al tiempo que continuó con el ministerio pastoral que tenía encomendado en aquellos años, que le ponía diariamente en contacto con la enfermedad y la pobreza en hospitales y barriadas populares de Madrid. Empezó a contactar con personas de diversas profesiones como artistas, profesores, obreros, sacerdotes, empresarios y muchos otros, mientras ofrecía sus oraciones y mortificaciones.

Isidoro Zorzano

En sus principios el Opus Dei estaba previsto solamente para hombres, pero algunos años después, en 1930, según él mismo cuenta, Dios le había hecho ver que también estaba destinado a mujeres y ese mismo año, pidió la admisión en el Opus Dei un antiguo compañero de instituto de Escrivá, de origen argentino, Isidoro Zorzano, y en 1932 se unieron un sacerdote asturiano, José María Somoano, una mujer cordobesa, María Ignacia García Escobar, y un joven empresario, Luis Gordon, aunque en un año fallecieron estos tres, y Josemaría tuvo que recomenzar.
Al año de la fundación del Opus Dei, el joven Josemaría Escrivá y Albás consideró distintas posibilidades para sacar adelante a su familia, al margen de la vida consagrada. Incluso llegó a inscribirse en unas oposiciones convocadas en 1929 para cubrir plazas de auxiliar del Ministerio de Asuntos Exteriores, aunque, finalmente, fue profesor de Derecho Canónico y Romano en dos instituciones educativas privadas: El Instituto Amado en Zaragoza, y la Academia Cicuéndez en Madrid.

Patronato de Santa Isabe

LA SEGUNDA REPÚBLICA
Con la caída de la monarquía y la llegada de la Segunda República en abril de 1931, se inició un período de gran tensión entre el nuevo régimen y la Iglesia católica, al aprobarse una nueva constitución laica. Al mismo tiempo, fueron atacados numerosos conventos e iglesias con la pasividad de las autoridades. En este contexto, Josemaría Escrivá prosiguió su tarea como capellán del Patronato de Enfermos, en el Patronato de Santa Isabel y el Opus Dei, manteniéndose al margen de las disputas políticas. No obstante, durante la época republicana hubo miembros de Opus Dei implicados en la política católica reaccionaria, como el caso del entonces estudiante Álvaro del Portillo, integrado en la Juventud tradicionalista y en la Agrupación Escolar tradicionalista.
En 1933 Josemaría contaba con un grupo de estudiantes universitarios y fundó la Academia DYA (Derecho y Arquitectura), en la que, además de impartirse clases de derecho y arquitectura, se organizaban charlas de formación cristiana.

En 1934 publicó un pequeño libro llamado Consideraciones Espirituales, que, ampliado durante los años siguientes, incluso durante la Guerra Civil, fue reeditado en 1939 con el título de Patronato de Santa Isabel y en este mismo año fue nombrado rector del Patronato de Santa Isabel, lo que supuso un pequeño alivio a sus dificultades económicas para mantener a su familia.


Como medio para alcanzar los fines de la institución, Escrivá concibió el llamado «plan de vida» que deben seguir los miembros, que por aquellos años se va perfilando e incluye prácticas como la misa diaria, comunión, el rezo del ángelus, la visita al sagrario, la lectura espiritual, el rezo del rosario y las mortificaciones, entre otras. Los estudiantes de la academia DyA empezaron a practicar algunas de las ideas que el fundador concibió, y comenzaron a aparecer los signos distintivos de la futura Obra, y que serían consideradas en adelante muestra de «buen espíritu», como la corrección fraterna, ayunos y la mortificación corporal, por ejemplo dormir en el suelo, castigarse el cuerpo por medio de un cilicio apretado en el muslo durante dos horas al día y golpearse con unas «disciplinas» (latiguillo de cuerda) una vez a la semana con el fin de unirse a la cruz de Cristo, domar las pasiones y obtener dones de Dios, castigando el cuerpo y refrenando la voluntad. Por aquella época sus seguidores empezaron a llamarle «el Padre» y Escrivá solía rehusar cualquier otro trato, por ejemplo, el de monseñor cuando le fue otorgado dicho título, así como el de fundador.

GUERRA CIVIL


GUERRA CIVIL
Al estallar la guerra civil española, en 1936, Josemaría se encontraba en Madrid, donde seguía ejerciendo su ministerio sacerdotal clandestinamente, con riesgo de su vida. La persecución religiosa le obligó a refugiarse en diferentes lugares, aunque logró salir de Madrid en 1937 después de varias tentativas infructuosas usando documentación falsa y después de una larga huida con algunos de sus seguidores por los Pirineos. Pasó por el sur de Francia y se trasladó a Burgos, capital de la zona sublevada de España, donde podía ejercer libremente su labor sacerdotal. La Guerra Civil y las pruebas que había soportado en ella le habían marcado profundamente, el hecho de que el clero fuera objeto de persecución en la zona republicana dejó en él un recuerdo particularmente duradero. Regresó a Madrid el 28 de marzo de 1939, en un camión militar, y reemprende la expansión del Opus Dei por otras ciudades de España. El inicio de la Segunda Guerra Mundial impidió el comienzo en otras naciones.
Cuando acaba la guerra civil, en 1939, se produce un radical cambio en las estructuras del país y el Estado español se proclama como autoritario, confesional, ligado públicamente al Nacional-sindicalismo falangista y al Tradicionalismo carlista.

Las relaciones de Escrivá y Franco fueron cercanas y fueron motivo de polémica, entre otras cosas porque años más tarde, el fundador le escribiría a Franco una carta para agradecerle que, entre los principios del Movimiento Nacional se declarara «el acatamiento a la Ley de Dios, según la doctrina de la Santa Iglesia». Se trata de una carta fechada en Roma el 23 de mayo de 1958. Pero también es conocido que, en una ocasión, el obispo de Madrid le pidió que predicara unos ejercicios espirituales a Franco y su familia en el Palacio de El Pardo y que durante aquellos ejercicios se produjeron ciertos malentendidos entre ambas personalidades.
En 1939 terminó sus estudios y obtuvo el título de doctor en Derecho. Recuperó también el puesto de rector del Real Patronato de Santa Isabel y le concedieron el cargo de miembro del Consejo Nacional de Educación y el puesto de profesor de Ética y Deontología en la Escuela Oficial de Periodismo.

, Leopoldo Eijo y Garay y Josemaría Escrivá


Desde el final de la guerra desarrolló la «Sección femenina» dentro de la Obra, prácticamente desde cero, con una estructura similar a la de los hombres, estrictamente separada de la sección masculina. Ese mismo año, el obispo de Madrid, Leopoldo Eijo y Garay, concedió la primera aprobación diocesana del Opus Dei y en 1944 el obispo de Madrid ordenó a los tres primeros miembros del Opus Dei que accedieron al sacerdocio: Álvaro del Portillo, José María Hernández Garnica y José Luis Múzquiz.
ROMA
Tras el fin de la II Guerra Mundial, en 1946, Escrivá se trasladó a Roma por haber constatado que las cuestiones de futuro para él y para el Opus Dei no estaban en Madrid sino en Roma. En 1936, ya tenía proyectado comenzar la labor del Opus Dei en París, pero la guerra civil española, primero, y la II Guerra Mundial después habían impedido la expansión del Opus Dei en el extranjero. Su primer viaje a Roma tenía como finalidad inmediata conseguir de la Santa Sede una aprobación de derecho pontificio que asegurase la secularidad de los miembros del Opus Dei.
Por aquellos años se le diagnosticó una fuerte diabetes. Sus crisis de salud fueron muy frecuentes a partir de 1944. Como diabético insulinodependiente, Escrivá sufría constantemente cansancios, trastornos de la vista y se mantenía en pie gracias a las inyecciones y a una dieta estricta. El ciclo fundacional parecía terminado. La primera fecha fundacional, la sección de varones, tuvo lugar en 1928; la segunda, la sección de mujeres, en 1930; la tercera, los sacerdotes, en 1943. La incorporación de supernumerarios, formada en su mayoría por hombres y mujeres casados, además de la admisión de cooperadores, que tuvo lugar entre 1947 y 1948.

Villa Tevere

En 1947 tuvo lugar la adquisición en Roma de una amplia casa, con jardín en el número 73 de la calle Bruno Buozzi para la construcción de la casa central de la Obra y sede del Colegio Romano del Opus Dei. Actualmente, se encuentra allí la Iglesia Prelaticia de Santa María de la Paz. En esta casa, el sagrario del oratorio de la Trinidad fue el preferido de Escrivá y en donde rezaba con mayor devoción. Era un sagrario con forma de columba, donde de acuerdo con una antigua tradición se había colocado una «paloma eucarística», colgada del techo encima del altar, fabricada de oro y piedras preciosas, en cuyo buche se abre un pequeño sagrario donde se guardan las hostias consagradas.
Este mismo año obtuvo la aprobación del Opus Dei como Instituto Secular de derecho pontificio, siendo aprobados sus estatutos en 1950, en los cuales los laicos hacían, si bien de forma privada, los tres votos clásicos de obediencia, castidad y pobreza, lo que facilitó una nueva expansión internacional.

En 1949 marcharon los primeros a Estados Unidos y México. Durante la década de 1950, el Opus Dei se estableció en Canadá y otros once países americanos, Alemania, Suiza, Austria, Holanda, Japón y Kenia. En Roma recibió el título de prelado doméstico de Su Santidad, lo que le daba derecho al tratamiento de monseñor, y a utilizar sotana ribeteada de rojo y, sobre todo, dejaba claro que el Opus Dei no está relacionado con las órdenes religiosas, pues los miembros de estas no pueden recibir esos títulos honoríficos.

Colegio Romano de la Santa Cruz

En 1948 Escrivá erigió el Colegio Romano de la Santa Cruz, centro internacional de formación para los varones del Opus Dei. Y en 1952, el Colegio Romano de Santa María, para las mujeres. Estas dos instituciones permitieron que un buen número de miembros de la Obra recibieran formación espiritual y pastoral directamente de Escrivá y muchos de los hombres y mujeres que empezaron la labor de la Obra por todo el mundo pasaron antes varios años en Roma. En los primeros años de los 1960 Escrivá realizó diversos viajes a capitales europeas, para preparar el comienzo del Opus Dei en esos países. En los años de esta década Escrivá impulsó la construcción de un santuario en Torreciudad, donde había peregrinado de niño tras su grave enfermedad, dedicado a la advocación de Nuestra Señora de los Ángeles, que se terminó a mediados de la década de 1970 y también trabajó con todas sus fuerzas en el desarrollo de la fundación que Dios le pidió, al tiempo que continuó con el ministerio pastoral que tiene encomendado en aquellos años, que le ponía diariamente en contacto con la enfermedad y la pobreza en hospitales y barriadas populares de Madrid.
Fue nombrado consultor de dos Congregaciones de la Curia Romana con atención los preparativos y las sesiones del Concilio Vaticano II (1962-1965). No obstante, Escrivá no participó en ninguna de las comisiones o sesiones conciliares. Sin embargo, el secretario general del Opus Dei, Beato Álvaro del Portillo, desempeñó un papel relevante en los preparativos del Concilio.

Virgen de Lo Vásquez

EXPANSIÓN
A pesar del deterioro de su salud, Josemaría Escrivá siguió estimulando y guiando durante los últimos años de su vida la difusión del Opus Dei por todo el mundo. Por ello, en los años setenta comenzó a recorrer el mundo en lo que él denominaba «correrías apostólicas». En 1970 fue a México para rezar ante la Virgen de Guadalupe y visitar a las personas que participaban de la labor apostólica del Opus Dei allí.
Dos años después realizó un viaje por la península ibérica. En 1974, Escrivá se desplazó durante tres meses a Sudamérica. Comenzó su viaje en São Paulo para seguir con Buenos Aires, acudió a Santiago de Chile visitando el santuario de la Virgen de Lo Vásquez, junto al Colegio Tabancura. Después, prosiguió su viaje por Perú y en Lima, enfermó y permaneció casi diez días convaleciente. Llegó enfermo a Caracas y su estado físico empeoró, por lo que decidieron acortar su largo viaje de catequesis y regresar a Roma. En 1975 inició su último viaje de catequesis que comenzó en Caracas y finalizó en Guatemala, desde donde regresó a Roma, despedido por el cardenal Mario Casariego.

MUERTE Y CANONIZACIÓN
Josemaría Escrivá falleció en Roma el 26 de junio de 1975, tras sufrir un infarto repentino. Tras su muerte, la Santa Sede recibió miles de cartas solicitando la apertura del proceso de beatificación y canonización. Su causa se introdujo en 1981 y el 17 de mayo de 1992, Juan Pablo II beatificó a Josemaría Escrivá de Balaguer en la plaza de San Pedro, en Roma. «Con sobrenatural intuición», dijo el papa en su homilía, «el beato Josemaría predicó incansablemente la llamada universal a la santidad y al apostolado». El 6 de octubre de 2002, es canonizado por Juan Pablo II en Roma, apoyado por los cientos de miles de personas que asistieron a los actos. Durante la ceremonia de su canonización, Juan Pablo II animó a todos a buscar la santidad en medio del mundo, en el trabajo y la vida ordinaria, tal como lo enseñaba el nuevo santo y siguiendo su ejemplo.
En la bula de canonización, Juan Pablo II le llamó «el santo de lo ordinario o de la vida ordinaria» y que san Josemaría «se contaba entre los grandes testigos del cristianismo». Tras su canonización, en numerosos países ha recibido algún reconocimiento público: esculturas, imágenes, placas, murales, iglesias, calles, plazas, etc. En la actualidad hay más de ochenta mil miembros del Opus Dei, según los datos que aporta la propia Obra al Anuario Pontificio de la Santa Sede.

San Josemaría decía: “Es en medio de las cosas más materiales de la tierra donde debemos santificarnos, sirviendo a Dios y a todos los hombres”. La familia, el matrimonio, el trabajo, la ocupación de cada momento son oportunidades habituales de tratar y de imitar a Jesucristo, procurando practicar la caridad, la paciencia, la humildad, la laboriosidad, la justicia, la alegría y en general las virtudes humanas y cristianas. Josemaría Escrivá de Balaguer y Albás es considerado el santo de lo ordinario.

Jaime Mascaró Munar

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1 thought on “JOSEMARIA ESCRIVÁ DE BALAGUER Y ALBÁS, FUNDADOR DEL OPUS DEI”

  1. Si fue bautizado «Fue bautizado con el nombre de José María Julián Mariano», y sus padres eran «José Escrivá y Corzán y de María de los Dolores Albás», ¿por qué se le conoce como Josemaría Escrivá de Balaguer?

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