
Guillem Sagrera fue un arquitecto, escultor y también empresario artístico mallorquín del último gótico y considerado el más relevante e influyente de los artistas medievales mallorquines. Su obra es muy representativa de la arquitectura gótica flamígera que se caracteriza por la amplitud de los espacios libres y la funcionalidad estructural.
EL PERSONAJE
Guillem (Guillermo), nació presumiblemente en Felanitx, un pueblo de Mallorca en el año 1380, en el seno de una familia dedicada a lo largo de diversas generaciones a la construcción y a la talla y el transporte de piedra. La primera noticia profesional de Guillem lo sitúa en 1397, cuando debía de ser muy joven todavía, en una actividad modesta, cortando piedra de Santanyí en las canteras de Felanitx para el portal del Mirador de la catedral de Mallorca, junto con su padre, Antoni, y un primo que llevaba el nombre de Miquel. Allí recibió las primeras enseñanzas y fue alumno de Pere Morei, de Pere de Santjoan y de Jean de Valencienne que debieron representar un punto de partida de la evolución de Sagrera y seguramente un factor motivador de su recorrido posterior.

Entonces Guillem Sagrera estaba lejos de ser el personaje importante que, durante cerca de treinta años, de 1420 a 1447 aproximadamente, dirigió las obras más ambiciosas de Mallorca, después de una estancia fuera de la isla, la época más desconocida pero estimable como crucial en su formación y consolidación de su prestigio profesional. Su recorrido profesional podemos centrarlo prácticamente en tres lugares, en Palma de Mallorca, en Perpiñán y en Nápoles.
ETAPA EN PERPIÑÁN

Debió de ser hacia 1404 que Guillermo se trasladó a Perpiñán, la capital continental del antiguo reino de Mallorca, tal vez como ayudante del picardo Pedro de Santjoan, quien entonces salió de la isla, concluida la tarea encomendada al portal del Mirador. La primera noticia profesional conocida del artista como maestro independiente no se da hasta 1410, cuando contrató una trona, hoy perdida, para los frailes menores de Perpiñán. Como encargado de las obras del obispado, Guillem reparó la base del campanario de la catedral de Elna (1415) mediante una solución en talud que se reencuentra en obras posteriores, según diferentes versiones y magnitudes, y también esculpió un escudo de Perpiñán.

En calidad de maestro mayor de las obras de San Juan el Nuevo de Perpiñán, participó en el congreso de arquitectos de Girona de 1416, convocado para decidir sobre la prosecución de la catedral con una o con tres naves, y se mostró partidario de la primera opción, coherentemente con el concepto del espacio, amplio y unitario, que se pone de manifiesto, conceptos que junto con la simplicidad decorativa fueron constantes a lo largo de su obra y que, por otra parte, configuraron la fórmula auténticamente original de la arquitectura gótica. Entonces tenía ya un prestigio consolidado.
El período de 1420 a 1447 fue de una actividad muy intensa: En lo personal hay que consignar que contrajo primeras nupcias con Jaumina Tura y de esta unión nacieron Antoni, mercader y eventualmente arquitecto; Jaime, arquitecto, y Francisco, presbítero, arquitecto y escultor. Más adelante, de un segundo matrimonio con la sollerica Caterina Frontera tuvieron a Guillem, sacerdote; Juan, arquitecto y religioso, y, al menos, dos hijas, Miquela y Agnès. De esa numerosa descendencia, Francesc y Jaume destacaron en el terreno artístico.

En Perpiñán proyectó la iglesia de Sant Joan el Nou, que empezó a levantar en 1433, y le es atribuida la realización de la sala capitular, obra de una gran originalidad para el arreglo de los nervios describen la forma de una palmera, así como la torre de la catedral románica de Elna y la capilla de San Benito (1420-1425) de la misma catedral Perpiñán. En la catedral está la tumba de Sancho I de Mallorca, rey de Mallorca y conde del Rosellón y la Cerdaña. Las primeras obras reseñables de Sagrera aparecen en Perpiñán (Rosellón), que mantenía estrecha relación con el Reino de Mallorca. Ya trabajaba en la construcción de la Catedral de la ciudad donde Sagrera estuvo presente en la obra como maestro de obras, cargo en el que no continuó, ya que en 1422 volvía a la isla de Mallorca. Perpiñán se transformó en una obra del gótico catalán mediterráneo, con una nave amplia y capillas entre los contrafuertes.
Desde el punto de vista del desarrollo del concepto escultórico del artista como, sobre todo, de la consolidación de su prestigio como arquitecto, la etapa rosellonesa de Guillem Sagrera debe considerarse del más alto interés y es inevitable suponer que desde el Rosellón debía recorrer diferentes territorios de Francia y quizás también de Flandes.
ETAPA MALLORQUINA

La segunda etapa mallorquina de su carrera se inicia cuando Guillermo se trasladó a Palma hacia 1420. Estos años se caracterizan por una actividad muy intensa y la consecución de la plenitud artística. Guillem Sagrera fue nombrado maestro de obras de la Catedral de Palma, donde trabajó en el cuarto y quinto tramos de la nave, la sala capitular y en 1441 la capilla de Sant Guillem (actualmente dedicada a Sant Antoni de Padua). Entre todas destaca la Puerta del Mirador, de la que no solo dio las trazas, sino que trabajó en la decoración escultórica, de la que destacan San Pedro (1422), la de San Pablo y la de Santiago.


Se trata de imágenes poderosas, con un extraordinario sentido del espacio, que representan a los apóstoles como hombres mayores, energéticos, en los que se busca la expresividad, remarcando de manera naturalista, pero a la vez esquemática, pómulos y entrecejo, y boca descuidada. Ambas figuras se giran en tres cuartos, san Pedro hacia la izquierda, san Pablo hacia la derecha, en hipotético diálogo. La barba corta del primero y muy larga del segundo, muy atornilladas, trabajadas con preciosismo efectivo, contrasta con el bulto de las ropas de pliegues pesados y duros, que cubren por completo los dos cuerpos. Algunos años después, su hijo Francisco quiso hacer uso de un recurso cromático similar al emplear piedra de Santanyí y alabastro para el monumento funerario (1487) de Ramón Llull en la iglesia del convento de San Francisco, en Palma.
También le ha sido atribuida la excepcional imagen de la misma puerta, la de la Virgen del Mainel de mármol, cuya monumentalidad, armonía y serenidad han sido unánimemente alabadas. Sin embargo, dado el mal estado de conservación al que llegó en 1917, se retiró al Museo Capitular y el lugar original fue ocupado por una copia más o menos fiel, la cual al menos interpreta detalles perdidos, tan importantes como el tocado o buena parte de los pliegos.
En 1426 el gremio de mercaderes de la ciudad le encargó una de sus obras más importantes: la Lonja de Palma, su obra capital y uno de los edificios más medidos del gótico europeo, contando para esta obra con un grupo de colaboradores, entre los que cabe citar a sus hijos Antoni y Jaume y los hermanos Vilasclar.

La Lonja de Palma de Mallorca, se encuentra en una calle conocida como Passeig Sagrera, de unos quinientos metros de longitud con el nombre del arquitecto, Guillem Sagrera. Sus orígenes se remontan a principios de 1873, cuando Estanislao Figueras, presidente de la Primera República Española autorizó el derribo de parte de la muralla de Palma de Mallorca que daba al mar. En los escasos terrenos ganados no había espacio suficiente ni como para construir un edificio, por lo que durante más de treinta años dichos terrenos no fueron más que un simple descampado.
La noche del 23 al 24 de junio de 1910, con motivo de la Exposición regional de Baleares, el arquitecto Gaspar Bennazar decidió darles una sorpresa a los palmesanos. Se presentó en la explanada junto a doscientos hombres, que trabajaron durante toda la noche. Al amanecer, lo que varias horas atrás eran unos desmontes ahora aparecía como un precioso paseo junto al mar con sus farolas y sus bancos. Habían construido el Paseo Sagrera, donde además de La Lonja, se ubica el Consulado de Mar, sede de la Presidencia del Gobierno autonómico de las Islas Baleares.
El proyecto inicial tuvo que ser modificado y mantuvo un pleito con los contratantes que no querían hacerse cargo del aumento del presupuesto. Sagrera continuó en la obra hasta 1447. Guillem Sagrera tuvo que abandonar finalmente la obra de la Lonja, cuando estaba muy avanzada, por desavenencias económicas insuperables con los mercaderes y el edificio se dio por finalizado en 1452 por su sustituto Guillem Vilasclar. El edificio resultante conjuga de forma extraordinaria sencillez, elegancia y refinamiento, integrando el repertorio escultórico sabiamente concentrado, distribuido y dosificado.

En el interior de la Lonja las doce llaves de bóveda, doradas y policromadas, enmarcadas por guirnaldas de hojas y florones, correspondientes a cada uno de los tramos de la techumbre, presentan el escudo de la Corona de Aragón, en los cuatro centrales, y van alternando el escudo de la Universidad de Ciutat de Mallorca, con las barras de la Universidad de Ciutat de Mallorca, con las barras el ángel custodio. En la Lonja, Sagrera creó un espacio cubierto de bóvedas sostenidas por seis finas columnas helicoidales, que le dan una sensación de ligereza. Seguramente Sagrera se inspiró en la iglesia de los dominicos de la misma ciudad de Palma (hoy desaparecida) o en el aula capitular del convento de Sant Domènec de Valencia. El arquitecto volvió a trabajar como escultor, esta vez sus esculturas tendrán una factura más grácil que las imágenes de la Seu. La Lonja mallorquina es una obra de referencia del gótico civil, y la Lonja de Valencia la tomó como modelo.
El conjunto escultórico exterior de la Lonja comprende la estatuaria monumental de los tímpanos de las puertas de levante y poniente y de cada una de las torres angulares. En el tímpano del portal principal, que se abre a la plaza, está la más conocida escultura de Guillem Sagrera, la que representa el ángel custodio, protector y emblema de la mercancía, con una melena corta, atornillada con rizos llenos y cuyo cuello largo y grácil le confiere esbeltez. Las ropas que viste presentan gran caída: túnica ceñida a la cintura y manto con gran cerrador romboidal sobre el pecho. Sostiene una gran filacteria con la correspondiente leyenda: “Deffenedor de la mercancía”.

En el tímpano que corona el portal contrario, el que mira a poniente, figura una imagen de la Virgen María que amamanta al Niño, de fecha similar a la anterior (sobre 1430-40). De canon mucho más corto que el ángel, la figura viste túnica y manto anchos, sostenido el último por ambos brazos, con lo que se da un leve movimiento de rotación. Un extremo del manto sirve de tocado de la Virgen María y descubre una larga melena que cae en zigzag. El Niño, sentado sobre el brazo derecho, se acerca a la teta en un movimiento difícil. El grupo se completa con un curioso ángel, que desciende del cielo en postura frontal, y que en origen debía llevar una corona, ahora desaparecida. La virgen del portal de poniente se ha reconocido como la obra sagreriana más cercana al Moisés de Claus Sluter, obras que tiene la corte de Dijon cuando estaba en el Rosellón.

También se le adjudica la única figura de la época sagreriana que se conserva entre las que decoran las esquinas del edificio, la que representa a san Juan Bautista de una de las torretas. De proporciones similares a las de la virgen, el santo presenta un tratamiento similar de vestido, aquí corto, y de pelo y barbas. Es el autor del inconcluso monumento funerario de Ramon Llull en la iglesia del convento de Sant Francesc, contratado con los jurados de Mallorca en 1487, que es una obra, sin duda, ambiciosa. Entre las obras de Sagrera conservadas se puede mencionar el conjunto de los cuatro ángeles músicos de la Capilla Real de la catedral; la imagen de la Virgen de la Salud, de la iglesia parroquial de San Miguel de Palma; la imagen de Nuestra Señora de los Ángeles, de Pollença; o la imagen titular de la parroquia de la villa de Santa Margalida entre otras.
ETAPA NAPOLITANA

El desastre económico de la Lonja llevó finalmente a Sagrera a Nápoles, donde desarrolló la última etapa de su actividad (1447-54) al servicio de Alfonso el Magnánimo. Fue requerido por el rey debido a su talento y gozó de su protección hasta más allá de su muerte, ya que ésta se hizo extensiva a sus hijos. Le encargó la dirección de las obras de reforma del Castell Nou que empezó con el escultor Pere Joan. Como maestro mayor del Castell Nou, conocido como Maschio Angionino, Sagrera transformó radicalmente el antiguo castillo de los Anjou, del que tan sólo se conservó, y aún con reformas, la capilla palaciega.
En 1452 inició la construcción de la Gran Sala (acabada en 1457 por sus colaboradores), su obra más grandiosa en magnitud y audacia técnica. Intervino también en el célebre Arco Triunfal, parece que como supervisor. De Sagrera es la concepción general del edificio, las torres circulares y la gran Sala de los Barones. También intervino en la supervisión del arco triunfal de la entrada.

Sagrera murió en el cargo de las obras napolitanas en el año 1454 en Nápoles donde le dedicaron una calle con su nombre italianizado, Guglielmo Sagrera, que todavía existe. El 5 de agosto de 2014 Sagrera fue nombrado hijo predilecto de Felanitx, cuna asimismo de otro Guillermo, de apellido Timoner, mallorquín, y el ciclista seis veces Campeón Mundial de ciclismo en pista, con 18 medallas en esta competición y 25 veces Campeón de España.

Jaime Mascaró Munar