Católicas españolas, pioneras en la promoción de la educación física femenina

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Llegó a su término marzo y con él la fecha del 8M, que el feminismo radical ha hecho suyo para sus reivindicaciones maximalistas con fuertes tintes de enfrentamiento entre sexos, así como de rancio anticlericalismo. Obviando con ello el papel que la Iglesia, a la que infundadamente tildan de machista, en la promoción de la mujer y, en particular, en un aspecto como es el de la educación física.

Concepción Arenal

Precisamente en España tenemos figuras señeras y profundas católicas como las de la insigne escritora Emilia Pardo Bazán o Concepción Arenal, que apostaron por la formación de la mujer en todos sus aspectos, incluida su preparación física, que no veían ni mucho menos como exclusiva de los varones.

Cándida Cadenas

Pero si hay una figura destacada en dicha tarea, es la de la también católica Cándida Cadenas, sin duda, la gran pionera de la Educación Física femenina en España, gran olvidada, no por casualidad, por su condición de cristiana.

Es cierto que hasta bien entrado el siglo XIX esta formación no se consideraba apropiada para las mujeres, pero no por culpa de la Iglesia, como falsamente acusan los laicistas. Conviene recordar que las antes citadas Pardo Bazán y Concepción Arenal tenían en gran estima un texto, nada menos que de 1726, de fray Benito Jerónimo Feijó de Montenegro, Maestro General de la Orden de San Benito, titulado “Defensa de las Mujeres” y que forma parte de su famoso Teatro Crítico Universal.

Colegio de Huérfanas de la Unión

De hecho, en fecha tan temprana como 1835, se empezó a impartir, por primera vez, educación física a féminas, en el Colegio de Huérfanas de la Unión, fundado en El Pardo, por Real Decreto de la Reina Regente y viuda de Fernando VII, María Cristina de Borbón. Se trataba de una institución destinada a proporcionar educación a las huérfanas de los militares isabelinos

Posteriormente, ya en el Regeneracionismo, en el que sobresalieron destacados científicos católicos, se generalizó la promoción de la gimnasia femenina, incorporándose las mujeres, primero a gimnasios masculinos, y luego a otros propiamente de mujeres. En 1883, se funda la Escuela Central de Gimnasia, donde se forman las maestras que luego extenderán su saber por todo el país.

Es en este contexto donde surge la figura de Cándida Cadenas, nacida en 1895, en León, aunque vivió buena parte de su vida, salvo sus periodos de formación en Estados Unidos y otros países. Implicada en un Regeneracionismo, una auténtica época de plata de la Ciencia y la Cultura españolas, en la que la Iglesia Católica desempeñó un importantísimo papel, raramente reconocido, y que contribuyó a ir paliando el gran analfabetismo de la sociedad española de su tiempo, por otro lado, muy parecido al de otros países de nuestro entorno.

Universidad católica de Saint Catherine, de Minnesota

Tras completar sus estudios elementales, completó su formación universitaria, en plena época alfonsina, en la Escuela de Magisterio, en 1920 — algunos dirán que en aquella época las mujeres no estudiaban… — , consiguiendo una beca concedida por la Junta para Ampliación de Estudios e investigaciones Científicas, JAE, que tuvo unos inicios fuertemente regeneracionistas y católicos, para especializarse en Educación Física en la Universidad católica de Saint Catherine, de Minnesota (Estados Unidos).

Con ese sólido bagaje, regresa a España, pero no consigue que la Escuela Central de Gimnasia de Toledo — organismo estatal, sin ninguna adscripción a la Iglesia — , le reconociera su valía con la oportuna titulación.

Es entonces cuando decide marchar a Zamora, donde funda un gimnasio para mujeres, en 1927, siguiendo la estela de otras católicas que habían creado este tipo de establecimientos por toda la geografía nacional. Tras recibir la Gran Cruz de Alfonso XII, el Gobierno le encomendó presidir una Comisión, para crear una organización nacional dirigida a promocionar la gimnasia femenina en la enseñanza preuniversitaria. Para ello, trabajó estrechamente con la Escuela Central de Gimnasia, en la formación de profesorado femenino en esta especialidad.

De hecho, ella misma se especializó en esta disciplina, consiguiendo el título de profesora de Educación Física, en la Facultad de Medicina de Madrid, tras lo cual, continuó su formación académica en Suiza, Inglaterra y Finlandia. Todo su saber lo aplicó en impulsar decididamente la enseñanza oficial reglada de la Educación Física de la mujer en España.

Cándida Cadenas

Al término de la guerra civil española, fue nombrada, en 1939, delegada Nacional de Organizaciones Juveniles y Regidora de Cultura Física. Además, Cándida ocupó el cargo de Inspectora Nacional de Educación Física en Madrid, Salamanca, Las Palmas de Gran Canaria y, finalmente, en Santander, formando a las primeras 200 profesoras oficiales de educación física y gimnasia femenina.

Fray Justo Pérez de Urbel

En esa época, había clara conciencia de la necesidad de la educación física, como parte de la formación integral de las mujeres, como se ocupó de destacar Fray Justo Pérez de Urbel — benedictino también, como el antes mencionado padre Feijóo—, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, CSIC, quien destacaba sobre el  deporte, y en particular, para las mujeres, que la Iglesia lo bendecía “como causa saludable de alegría, como escuela de virtudes que luego debían trasladarse a los diversos medios familiares, sociales y nacionales”.

Cándida Cadenas, como tantas figuras destacadas de nuestra Historia, ha sido olvidada, seguramente por causa de su acendrada fe católica. Hija del Regeneracionismo, de profundas raíces cristianas, tal vez su delito fue continuar con su infatigable labor en favor

Jesús Caraballo

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