
El dos de mayo es un día más de los que conforman el año; sin embargo, el dos de mayo de 1808 es una fecha grabada a fuego en la memoria de España, especialmente en la de Madrid. El levantamiento del Dos de Mayo fue la rebelión de los ciudadanos madrileños contra los franceses, comenzada por las clases populares de Madrid contra el ejército francés que había ocupado la ciudad sin oposición relevante por parte de la Administración. Los madrileños lo celebran como un día de gran importancia, ya que conmemora la revuelta contra la ocupación francesa de 1808. Cientos de madrileños murieron en intensos combates, especialmente cerca de Puerta del Sol.
El 2 de mayo de 1808 representa el comienzo del levantamiento, cuando los mamelucos de la Guardia Imperial Francesa reciben la orden de cargar y someter a los ciudadanos alborotadores. El levantamiento del Dos de Mayo marcó el inicio de la guerra de la Independencia Española, un conflicto que se prolongaría durante seis años y que enfrentaría a las fuerzas españolas contra las tropas napoleónicas.
ANTECEDENTES

Napoleón Bonaparte se autoproclamó cónsul de la Primera República Francesa el 18 de febrero de 1799, y en 1804 Pío VII le coronó emperador. España controlaba el acceso al mar Mediterráneo y poseía varios virreinatos en ultramar, por lo que era un punto crucial en el mapa europeo que los franceses debían dominar cuanto antes. Carlos IV, un hombre abúlico y desinteresado por el gobierno, era el rey de España desde 1788. La reina María Luisa de Parma y su supuesto amante, el primer ministro Manuel Godoy, manejaban el reino. Napoleón tomó ventaja de la situación y propuso al gobierno español conquistar Portugal y repartirlo entre ambas naciones. El Príncipe de la Paz, como se conocía a Godoy, negoció el trato y poco después aceptó gustoso la oferta, y permitió a los franceses penetrar en territorio español. Sin embargo, las verdaderas intenciones del emperador eran otras: conquistar España y Portugal en simultáneo y situar a su hermano José Bonaparte a la cabeza de ambos reinos.
Tras la firma del Tratado de Fontainebleau el 27 de octubre de 1807, se produjo la consiguiente entrada en España de las tropas aliadas francesas de camino hacia Portugal y los sucesos del motín de Aranjuez el 17 de marzo de 1808. Madrid fue ocupada por las tropas del general Murat el 23 de marzo de 1808.
Más de 20000 soldados franceses entraron a España en noviembre de 1807, con la misión de reforzar al ejército hispano para atacar Portugal. Los españoles no opusieron resistencia y permitieron su libre tránsito. Hacia febrero de 1808, los auténticos planes de Napoleón comenzaron a saberse y hubo pequeños brotes de rebeldía en varias partes de España.
Cuando en marzo se produjo el motín de Aranjuez, Carlos IV destituyó a Godoy, quien salió del país por temor a morir linchado a manos del pueblo. Obligado por la penosa situación, el rey abdicó, y Fernando se convirtió en el nuevo monarca español.
Al conocer los sucesos en España, Napoleón se precipitó y aprehendió a Fernando VII, que debió devolver la corona a su padre y este la puso en manos del francés. Napoleón traspasó la corona a su hermano y desde el 6 de junio de 1808, José Bonaparte fue rey de España.
El Levantamiento del 2 de Mayo de 1808 es el nombre por el que se conocen los hechos acontecidos esa fecha en la ciudad de Madrid contra la invasión francesa de España.
Posteriormente a que se reprimiera la protesta por las fuerzas napoleónicas presentes en la ciudad, por todo el país se extendió una ola de proclamas de indignación, y llamamientos públicos a la insurrección armada, que desembocarían en la guerra de la Independencia española
EL LEVANTAMIENTO

El 2 de mayo de 1808, a primera hora de la mañana, grupos de madrileños comenzaron a concentrarse ante el Palacio Real. La muchedumbre conocía la intención de los soldados franceses de sacar de palacio al infante Francisco de Paula (último miembro de la familia real que permanecía todavía en Madrid) para llevárselo a Francia con el resto de la familia real, por lo que, al grito proferido por José Blas Molina «¡Que nos lo llevan!», parte del gentío asaltó las puertas del palacio. El infante se asomó a un balcón, provocando que aumentara el bullicio en la plaza. Un grupo que creyó que los franceses se llevaban al infante por la fuerza, atacó a una patrulla francesa, que solo pudo zafarse de la acometida por la intervención de un batallón y dos piezas de artillería, que dispararon contra la multitud. El choque desencadenó una violenta reacción popular en la ciudad y precipitó que la lucha se extendiese por todo Madrid. Al deseo del pueblo de impedir la salida del infante, se unió el de vengar a los muertos y el de deshacerse de los franceses. Benito Pérez Galdós lo relató así: “En el Pretil de los Consejos, por San Justo y por la plazuela de la Villa, la irrupción de gente armada viniendo de los barrios bajos era considerable; más por donde vi aparecer después mayor número de hombres y mujeres, y hasta enjambres de chicos y algunos viejos fue por la plaza Mayor y los portales llamados de Bringas…

Los madrileños comenzaron así un gran levantamiento popular espontáneo, pero largamente larvado desde la entrada de las tropas francesas, improvisando soluciones a las necesidades de la lucha callejera. Se constituyeron partidas de barrio comandadas por caudillos espontáneos; se buscó el aprovisionamiento de armas, ya que en un principio las únicas de que dispusieron fueron navajas; y se comprendió la necesidad de impedir la entrada en la ciudad de nuevas tropas francesas. La gente estuvo luchando durante toda la jornada utilizando cualquier objeto que fuera susceptible de servir de arma, como piedras, agujas de coser o macetas arrojadas desde los balcones. Los acuchillamientos, degollamientos y detenciones se sucedieron en una jornada sangrienta que terminó en derrota a favor de los franceses. Mamelucos y lanceros napoleónicos extremaron su crueldad con la población y varios cientos de madrileños, hombres y mujeres, sin distinción de edad, así como soldados franceses, murieron en la refriega. Goya reflejaría estas luchas años después, en su lienzo El 2 de mayo de 1808 en Madrid, también llamado La carga de los mamelucos en la Puerta del Sol o La lucha con los mamelucos, que, junto con El tres de mayo en Madrid, también conocido como Los fusilamientos en la montaña del Príncipe Pío o Los fusilamientos del tres de mayo, es uno de los cuadros más célebres de Francisco de Goya y Lucientes. Ambos cuadros son de la misma época y tienen la técnica y cromatismos propios del Goya maduro.

¿Qué motivó realmente a aquellos madrileños a lanzarse contra los franceses? ¿Fue un acto de patriotismo o una reacción espontánea contra la violencia y la humillación? El 2 de mayo en sí mismo no tiene más, no tendría por qué haber sido relevante si no hubiera sucedido todo lo que pasó después. Evidentemente, los amotinados en aquellos momentos no tenían ni idea de cuál iba a ser la reacción a su sublevación. El 2 de mayo está más conectado con los motines anteriores que se podían haber producido, o los casi motines que se pudieron haber producido. Por ejemplo, en Lerma, en Toledo, en Aranjuez, con el propio Motín de Aranjuez, que tuvo lugar entre el 17 y el 19 de marzo de 1808. Eran motines que estaban dirigidos tanto contra los franceses desde un punto de vista político como, sobre todo, contra Godoy, a quien en aquellos momentos percibían como un aliado de los franceses, aunque estuviera lejos de serlo. Pensaban que los franceses estaban aquí para poner a Godoy, para quitarnos a Fernando, y eso provocaba mucha tensión. La multitud asaltó el palacio de Godoy, destrozando y quemando todo lo que encontraron a su paso. El motín duró dos días y el 19 encuentran a Godoy escondido entre unas esteras.

La reacción francesa fue brutal, exagerada. Murat perdió en parte el control de la situación, y eso condujo a una represión que forma parte de la propia doctrina napoleónica. Napoleón decía: “Si tienes problemas, soluciónalo como lo hicimos en Italia, con océanos de sangre. Cuanto más agresivos seamos al principio, menos guerra tendremos después.” Esa reacción brutal lo cambió todo. Hasta entonces, podía haber algún incidente con tres muertos, pero con lo ocurrido, la cosa cambió. Soldados regulares dirigidos por oficiales regulares, como Daoiz y Velarde, intervinieron en un levantamiento contra fuerzas extranjeras que, en teoría, estaban invitadas por el Rey de España. Luego, cuando estallan los motines en Oviedo, Gijón, Cartagena, Valencia… el motín adquirió significado porque ya no era una cosa aislada, no era un momento puntual que afectaba a una situación específica y se agotaba en sí misma. Actuó como catalizador que llevó a la explosión de violencia de finales de mayo y principios de junio, y al estallido de la guerra.

La efeméride del dos de mayo fue elevada a fiesta autonómica para la Comunidad de Madrid y, durante la transición, incluso se propuso como fiesta nacional. Hay una placa en la Puerta del Sol, conmemorativa del primer combate; sin embargo, fue a las puertas del Palacio Real donde tuvo lugar el primer enfrentamiento del pueblo madrileño con los invasores galos. Así nos lo recuerda otra placa a los héroes del 2 de mayo situada en la calle de Bailén, en la fachada oriental del Palacio Real.

Jaime Mascaró Munar