
En mayo de 1907 nació su primer hijo Alfonso. La reina decidió amamantarlo y los médicos solo se lo permitieron durante unas semanas. Después se ocuparía de ello un ama de cría, una de tantas jóvenes pasiegas que emigraban a la Corte para amamantar a los hijos de los reyes y la alta nobleza. La falta de recursos del Valle del Pas a mediados del siglo XIX obligó a emigrar a gran cantidad de mujeres jóvenes de perfecta salud y fortaleza física. Estas amas de cría alimentaron a los seis hijos de los reyes.

Existía entonces la moda de la circuncisión de los príncipes a los pocos días de nacidos, un hábito que en principio no tenía ningún peligro. Pero el bebe tardó en cicatrizar, algo que dejaba consternados a toda la familia real por su calidad de enfermo y en particular al propio rey Alfonso XIII que sentía le habían ocultado la gravedad de la hemofilia, enfermedad hereditaria. Aquello marcó un antes y un después en la relación de pareja y propició el distanciamiento hacia su esposa. Pero la obsesión por aumentar la descendencia y que éstos gozaran de salud prosiguió. El 23 de junio de 1908 la reina daba luz a un segundo hijo de nombre Jaime, que desde los cuatro años sería sordomudo. Las relaciones extramatrimoniales del rey fueron un secreto a voces, manteniendo relación entre otras con la actriz Carmen Moragas dejando tras de sí dos hijos.

La reina, a pesar de la indiferencia de su esposo, asumió lo que sucedía y le dio mas descendientes. En 1909 dio a luz a una niña, de nombre Beatriz, en La Granja: “La reina nos ha dado una niña, dulce flor de mi florido cercado” dijo el monarca, antes de firmar varios decretos indultando de la pena de muerte a cuatro reos. Eran años de aparente felicidad y estabilidad política antes de que empezara la campaña de Melilla que quedó finalizada el 27 de enero de 1910, semanas después del alto el fuego con la victoria militar española. En 1910 nació Fernando, un niño muerto, y el 12 de diciembre de 1911 nació María Cristina, mientras reinaba la estabilidad con el liberal José Canalejas y ganaba popularidad Alfonso XIII entre los españoles como monarca constitucional. Por aquellos años se potenció la identificación de la consorte regia con la acción social. El 20 de junio de 1913 nace en el Real Sitio de San Ildefonso el que será Jefe de la Casa real: don Juan, padre del rey emérito Juan Carlos, al que no le afectó la hemofilia. Un año después nacerá Gonzalo afectado por dicha enfermedad.

En palabras de la Infanta Beatriz Borbón de Battenberg la verdadera evasión estaba en el Norte de España: “Santander era el paraíso, teníamos mucha libertad en el Palacio Real, menos lecciones y numerosas visitas de parientes, montábamos a caballo, jugábamos al tenis y estaba el mar …” Ese mar le recordaba a la reina a su niñez en Inglaterra. Allí en el palacio real de la Magdalena vivían de modo tan sencillo, en un entorno de naturaleza y tranquilidad que la reina lo llamaba al palacio: “Mi casuca”.

El Palacio de la Magdalena, de estilo victoriano inglés, había sido construido entre 1909 y 1911 por suscripción popular y sufragado por un gran número de familias conocidas de Cantabria. Las caballerizas recordaban un poblado inglés medieval con sus tejados puntiagudos de pronunciadas vertientes y sus entramados de madera vista. La reina Victoria Eugenia decía estar enamorada no solo del paisaje sino del modo de ser de la gente de Santander. “Santander era su paraíso”. Todo ese entorno natural de acantilados al Mar Cantábrico que le rodeaba y la propia construcción arquitectónica evocaban al visitante un modo de vida de la isla de Wight.

Aquellos meses de primavera se llevaban muebles y piezas para adornar sus estancias y alternaban la frecuencia estival con el Palacio de Miramar en San Sebastián y cambiaban de ubicación según los deseos de la Reina. Aquello podía hacerles olvidar los sucesos sangrientos de la Primera Guerra Mundial, que se inició en 1914 y conflicto por el que España permaneció neutral porque de otro modo “Arruinaríamos a la nación, encenderíamos la guerra civil y pondríamos en evidencia nuestra falta de recursos y de fuerzas para toda la campaña” decía el primer Ministro Eduardo Dato. La reina Madre al ser austriaca seguía con preocupación el avance de las tropas alemanas, mientras Victoria Eugenia esperaba con ansia que la victoria fuera para los aliados, pues sus hermanos Alejandro y Mauricio estaban en las trincheras.

Mientras, en la corte, parecía que existían dudas sobre el partido que tomaba Alfonso XIII. La reina ayudó mucho a su marido cuando este organizó en palacio un servicio de ayuda para los prisioneros de ambos mandos: Con un sistema de ficheros daban a conocer a las familias afectadas la situación de sus miembros cautivos. Victoria Eugenia sufrió con dolor la muerte de su hermano Mauricio y nunca se metió en cuestiones de política nacional, cumplió sus deberes de forma escrupulosa y dedicó sus desvelos a la caridad. A ella se debió la promoción de la lucha contra la tuberculosis, desde 1916 que asumió la dirección dándole un impulso decisivo a la institución, la liga contra el cáncer, la creación del ropero de Santa Victoria y la re educación de los inválidos, de modo que muchos enfermos tenían una deuda de gratitud con su reina, a pesar de la indiferencia aparente del pueblo español con su reina.

Alfonso XIII amaba el mar y fue un gran impulsor de la construcción naval, pues los barcos fue otra de sus grandes pasiones, que logró transmitir a sus hijos y por ende a sus nietos. El Giraldilla fue su primer barco. Tras él vendría otro de grandes proporciones que recibió su nombre: el trasatlántico Alfonso XIII, que con el tiempo y tras una botadura fatídica pasaría a llamarse Habana tras la proclamación de la Segunda República y el exilio del monarca.
Los muros del Palacio de la Magdalena fueron testigos de la vida real del palacio entre 1913 y 1930. En 1923 tras el golpe de estado del 13 de septiembre, se proclamó la Dictadura del general Primo de Rivera. El arraigo monárquico se había resquebrajado debido a la división de los carlistas. Los militares sublevados deseaban una España sin políticos, con esos fines se suspende la Constitución y los Ayuntamientos se disuelven, se prohíben los partidos políticos y se declara el estado de guerra. Alfonso XIII prepara su viaje a la Italia de Mussolini para estrechar los lazos entre las dos naciones y negociar un tratado comercial que no llegó a suscribirse. El 21 de noviembre se conocen Primo de Rivera y Mussolini. Pero el general y sus ministros fracasaron en su intento de institucionalización y transición hacia un nuevo régimen político, lo que provocó la caída de la dictadura. El pesimismo inundó a los líderes y partidos leales a la Corona y aquello fue el principio del fin, pues el martes 14 de abril de 1931 se proclamaba la Segunda República española y los reyes se veían obligados a abandonar España.

La reina Victoria Eugenia recoge de sus habitaciones privadas las cosas más imprescindibles para su exilio. El rey se despedía de los nobles y grandes de España que habían acudido al palacio de Oriente antes de salir en coche hacia Cartagena y allí embarcará en el crucero Príncipe de Asturias hacia Marsella, a la reina se le aconseja que no tome el tren en Madrid, sino unas horas más tarde y a las afueras, y lo cogerá en Galapagar. En la estación se despide de ella el conde de Romanones, el único que en las Cortes constituyentes levanta la voz en defensa del rey exiliado. Tras la Segunda República el comedor se vació de comensales cortesanos, el palacio de la Magdalena se fue deteriorando y fue utilizado para usos múltiples, desde hospital hasta residencia temporal para los damnificados por el incendio de la ciudad de 1941. Aquella estancia estival a pesar de su estilo señorial nunca perdió el encanto de cualquier casuca de la costa cántabra y con las vistas incomparables de la isla de Mouro, emblema natural junto al Palacio de la regia ciudad santanderina.

Los reyes fueron también los últimos en vivir en el Palacio Real de Madrid y no volvieron a tener un hogar propiamente dicho tras el exilio; su primera residencia sería el Hotel Meurice en París —ciudad que les acogió con gran afecto— y después el Hotel Savoy en Fontainebleau. Los reyes sufrieron el destierro y el suspenso de las prerrogativas regias, pero Alfonso XIII tenía fe en la vuelta de la Monarquía y a pesar de las acusaciones de graves delitos, sin pruebas, declaró a la prensa que no abdicaba y no puso obstáculo a que los monárquicos trabajaran desde dentro de la península por la Restauración. La figura de la reina Victoria Eugenia residiendo lejos de España, tras separarse amistosamente del monarca, destacó por su discreción, ejemplaridad y dignidad. Tuvo amistad con Grace de Mónaco y fue madrina de Bautismo del príncipe Alberto. Todo menos que la prensa especulase sobre su vida privada. Victoria Eugenia viajará constantemente de Suiza a Inglaterra, países en los que se reparte por temporadas.

El príncipe de Asturias Alfonso renunció a sus derechos de sucesión en el trono en 1933. Tomó el título de conde de Covadonga y se casó con Edelmira Sampedro, una joven cubana de la que se separó 4 años después, tras este casamiento vuelve a contraer matrimonio con Marta Rocafort de la que se divorció a los seis meses. El príncipe Alfonso murió de unas heridas leves sufridas en accidente de automóvil por culpa de la hemofilia y su madre siempre sintió su pérdida como un espaldarazo. En agosto de 1934 moría también Gonzalo por un accidente de coche cuando conducía la hermana y se toparon con un ciclista.

El infante don Jaime presentó su renuncia a los derechos del trono y toma el título de duque de Segovia y contrae matrimonio con Manuela Dampierre y Ruspoli. De esta unión nacieron Alfonso (Duque de Anjou y duque de Cádiz) y Gonzalo (duque de Aquitania) en 1936 y 1937 respectivamente. Su nuera dirá de la reina que “jamás mencionaba en su conversación un solo asunto que por lo más remoto fuera conflictivo”. Tanto Jaime como Manuela contrajeron después matrimonio en segundas nupcias, lo que causó gran disgusto a Alfonso XIII y a la reina Victoria Eugenia.

En julio del 36 estalla la Guerra Civil. El príncipe Juan de Borbón se presenta como voluntario del bando nacionalista pero el general Franco le impide que se incorpore al ejército. Don Juan vuelve a Roma, donde se había casado con María de las Mercedes de Borbón el12 de octubre de 1935. El 5 de enero nace en la ciudad eterna el que un día será rey de España con el nombre de Juan Carlos I: su abuela Victoria Eugenia es su madrina.

Los reyes pasaran una temporada en el Gran Hotel de Roma, donde el 28 de febrero de 1941 fallece Alfonso XIII a los 56 años, un mes y medio después haber abdicado en su hijo don Juan. Victoria Eugenia se traslada a Suiza, fija su residencia en Vieille Fontaine, en la rue d¨Elysee en Lausana tras heredar de una rica filántropa. Allí su hijo Juan la visitaba a menudo, pasando largas temporadas cerca del hotel en una casa alquilada donde la reina pudo cuidar a sus nietos y proporcionar ánimos a su hijo Juan para que reclamase su derecho a la corona. Sus nietos la llamaban Guenguen, igual que ella llamaba a su abuela y estaban deseando siempre ir a visitarla. “Para nosotras fue un sufrimiento horrible porque nos dolía mucho pensar que los españoles no nos querían como nosotros a ellos. Además dejábamos atrás todo: país, afectos y amigos. “ Tras la muerte del padre le sugirió su madre a don Juan el título de conde de Barcelona, a partir de ese momento debía presentarse como un candidato a rey reconciliador ante sus compatriotas. El 30 de enero de 1968 los príncipes de España eran padres de un hijo varón, el actual rey Felipe VI.

La reina Victoria Eugenia llega a Madrid el 9 de febrero para su Bautizo. Por primera vez pisa suelo español desde 1931. Al día siguiente en el Palacio de la Zarzuela se bautiza al Príncipe Felipe, siendo ella madrina. Estuvo tres días en Madrid y se albergó en el Palacio de Liria, propiedad de los duques de Alba. Al día siguiente recibió la visita de tres millares de personas en el Palacio del duque de Alba; un pueblo que la había amado más a la reina en su ausencia que en su presencia. El 13 de febrero abandonaría España en un avión fletado especialmente por la compañía Iberia para su regreso a casa. En Lausana falleció la reina viuda el 15 de abril de 1969. Su testimonio fue: “Hice lo posible por agradar a los españoles. Si no lo conseguí no fue por no haber hecho cuanto de mi dependía para lograrlo”.

Victoria Eugenia había intentado servir a su pueblo a través de la acción social hasta el final. La prensa europea hizo elogios a la reina de España que había sido enterrada con una mantilla blanca española, su cuerpo cubierto con la bandera de España y en sus manos con el rosario y crucifijo regalo del Papa Pío XII. Su cuerpo fue cubierto de rosas. Fue enterrada en el cementerio de Boix de Vaus hasta que en el reinado de Juan Carlos I en 1985 fueron trasladados al Monasterio del El Escorial.
La reina siempre fue leal a la idea de perpetuar la dinastía en sus hijos, reto que asumió durante toda su vida sin la rigidez de las costumbres regias procurando abrir la Corona hacia una nueva modernidad.

Inés Ceballos
