Juan José Pérez Hernández es uno de los muchos héroes hispanos que pasó totalmente desapercibido en los libros de historia que hemos estudiado. Casi no se sabe nada de su vida ni de sus orígenes. Según parece nació en Palma de Mallorca, aunque rápidamente inició estudios en la Marina española. Fue durante 15 años piloto de la carrera de Acapulco / Filipinas. Debía ser un marino experimentado y eficaz, ya que el recorrido entre Filipinas y América, era de los viajes más arriesgados técnicamente y con gran responsabilidad económica, debido a que los navíos que realizaban la singladura iban cargados de riquezas de todo género. No se ponía al frente de semejante empresa a un cualquiera, el puesto de “piloto” quería decir que era el responsable de indicar en cada momento que dirección debía llevar la nave y calcular la posición de la misma. El que no se crea la dificultad de la tarea, que intente hacer los cálculos a mano y sin ayuda de un ordenador.
El caso es que en 1768 se le asignó destino el puerto de San Blas, en el actual Méjico. En aquella época dicho puerto era punto de coordinación para todas las expediciones que salían hacia el norte. En este contexto salió como capitán en 1769 del San Antonio en apoyo de la expedición de Gaspar de Portala. Su contribución fue vital para el establecimiento de las misiones que los franciscanos fueron creando en la actual California. El Rey Carlos III lo ascendió a alférez de fragata y el Virrey lo recompensó con 300 pesos de gratificación. Carlos III no era dadivoso y el virrey tampoco, lo que significa que los meritos eran más que suficientes.
En 1773, el Virrey Bucarelli, le encargó una nueva misión. Había que subir más al norte. Habían rumores de que comerciantes rusos se habían establecido en los confines de las tierras imperiales y aunque realmente se está hablando de tierras muy al norte de donde España tenía intereses económicos reales, el rey Carlos III no podía permitir que nadie pusiera en duda que el Océano Pacifico, ya no era “el Lago Español”.
Así pues, nuestro Juan Pérez, se embarcó en una fragata de 225 toneladas y 86 tripulantes, llamado Santiago, para investigar que estaba pasando al norte de California. Llegó hasta la actual frontera entre Canadá y Alaska. El mal tiempo y el escorbuto le obligaron a volver hacia el Sur pero nunca abandonó su misión de investigación y cartografía. El 8 de Agosto, avistó Nootka Sound (en la isla de Vancouver). Fue la primera vez que ojos europeas vieron estas tierras.
Perés escribió un relato del viaje titulado “Extracto del Diario de la Corbeta del rey nombrada Santiago, en su viaje desde el puerto de San Blas de California 1774 al reconocimiento de la costa hasta los 55 grados norte”.
¿Cuál fue el destino final de nuestro humilde héroe? Pues como muchos de nuestra larga saga de exploradores, no tenía bastante con las aventuras y descubrimientos que había realizado y se embarcó de nuevo en 1775 en una expedición de tres naves, esta vez como segundo. La expedición sufrió graves contratiempos e hizo también muchos descubrimientos, que no caben en esta reseña. Baste decir que, enfermó de escorbuto, como la mayoría de la tripulación, el 2 o el 3 de noviembre de 1775, Joan Josep Parés murió en alta mar como consecuencia de la enfermedad y allí mismo fue enterrado. O sea entregado al mar que tanto estimó.
a.- Juan José Pérez Hernández. Dirigió la expedición.
Carlos III, Rey de España. Financió la expedición.
b.- Juan Francisco Bodega y Cuadra, el peruano descubridor de Vancouver
Historia de la Isla de Vancouver
Descubrimiento de la Isla de Vancouver