Como geógrafo pienso, en la teoría de Alfred Wegener. Este sí era meteorólogo y geofísico. Pues bien, este sesudo alemán, tras muchas comprobaciones, las cuales enumeraré de pasada, al observar la disposición de los continentes elaboró la hipótesis, que luego convertiría en tesis, de que la tierra hacía poco más o menos trescientos cincuenta millones de años, también aproximadamente, de años había estado toda unida, formando un solo continente al que después se le dio el nombre de PANGEA, que en Griego significa «todo tierra». Su existencia tuvo lugar al final de la era Paleozoica y comienzos de la mesozoica, cuyo origen estuvo en el movimiento de las placas tectónicas que unieron todas las tierras que andaban a la deriva por los océanos. Posteriormente, por enormes convulsiones telúricas que ocasionaron el alejamiento de los continentes, motivado por los movimientos y subducciones de estas, este inconmensurable trozo de tierra se subdividió en dos que recibieron el nombre de GODWUANA Y LAURASIA.
El primero abarcaba lo que hoy conocemos como América del Sur, África del Sur, Madagascar, Australia, India y la Antártida. Laurasia comprendía el resto.
Recientemente, científicos alemanes y australianos han descubierto en el Himalaya oriental un fragmento del primitivo Gondwana, que se desplazó desde Australia hasta Asia, en la que hace millones de años contribuyó al plegamiento de la cordillera del Himalaya. Otros sostienen que se desgajó del actual continente africano y, uniéndose a Asia, formó lo que hoy conocemos como la India, pero indudablemente fue la causa del levantamiento del Himalaya. A este fragmento, desubicado hasta hoy, se le había dado el nombre de Argolandia y parece que se desgajó hace unos 156 millones de años del bloque principal y se acopló a la placa eurásica hace unos 80 millones de años. Wegener para elaborar su teoría, realizó innumerables comprobaciones y pruebas, paleontológicas, geográficas, geofísicas y tectónicas, así como paleo climáticas y de palinología.
La influencia de los movimientos sísmicos en el cambio de eje de la Tierra
Hay que tener en cuenta que las placas que forman la corteza terrestre están en continuo movimiento, pues se encuentran flotando sobre materiales pastosos sometidos a fuertes presiones. En los bordes de estas se concentra gran actividad sísmica, volcánica y tectónica.
Usando un símil que podamos entender, al menos, todos los andaluces, es que están flotando cono trozos de pan en una fuente de gazpacho, con la diferencia de que se subyacen o encabalgan unas sobre otras originando plegamientos, elevaciones de cordilleras y en ocasiones, el magma sobre el que se sustentan aflora a la superficie produciendo terribles erupciones volcánicas con las consiguientes consecuencias perniciosas para los seres humanos. Este es un fenómeno imparable que tiene su origen desde la misma formación de la Tierra.
La fuerza de los volcanes
De pasada enumeraremos algunas de las explosiones más importantes de volcanes que se hayan podido comprobar a lo largo de miles de siglos:
Lago Taupo, Nueva Zelanda (hace 26.000 años)
En la actualidad, la caldera es un lago que se formó después de una enorme erupción volcánica en la fecha indicada. Liberó suficiente lava para cubrir a Europa completa en una capa de 2 pulgadas de grosor, ocasionando que el clima del planeta tardara, 17.000 años, en volver a como era antes de la erupción.
Toba, Sumatra (hace 69.000 a 77.000 años)
Conocido como el lago volcánico más grande del mundo, se formó tras una increíble erupción que muchos creen que mató a gran parte de la población humana de entonces y ocasionó un invierno volcánico, disminuyendo la temperatura del planeta hasta 5 grados.
Isla de Tera, mar Egeo
Una de las erupciones volcánicas más devastadoras que posiblemente haya sufrido nuestro planeta se produjo durante la Edad del Bronce y tuvo lugar en la isla de Tera, hoy conocida como Santorini en el mar Egeo. Se le llama también la Erupción minoica. Sucedió hace unos 3.600 años. La fuerza de la erupción fue tan grande que una gran explosión hizo reventar el corazón del volcán y su cima se hundió, haciendo desaparecer el centro de la isla, quedando solo a flote un tercio de esta. La erupción causó un fuerte cambio climático en la zona del Mediterráneo oriental y posiblemente en todo el planeta. Con una densidad de roca equivalente a 60 km³, fue una de las mayores erupciones volcánicas sobre la tierra en los últimos miles de años.
Aquí vemos la actual isla de Santorini, y apreciar cómo dos tercios de ella, equivalentes a toda la parte central de la misma, desaparecieron:
Erupción del Krakatoa
Se produjo en mayo de 1883 y comenzó una serie de erupciones que continuaron hasta el 27 de agosto de ese mismo año, cuando una explosión cataclísmica voló la isla en pedazos.
Recordemos el volcán que erupcionó en Islandia en 2010, cuya actividad sísmica comenzó en el 2009. Se inició con una erupción volcánica el 20 de marzo de 2010, y arrojó ceniza volcánica a una altura de varios kilómetros en la atmósfera, lo que llevó al cierre del espacio aéreo sobre la mayor parte del norte de Europa a partir del 15 de abril.
El 14 de abril de ese mismo año, tras una breve pausa, comenzó una nueva erupción, esta vez en el cráter superior, en el centro del glaciar, lo que causó el deshielo de este y las consecuentes inundaciones en los ríos cercanos
¿Qué alteraciones climáticas no habrán producido estos movimientos tectónicos, plegamientos de capas y erupciones de volcanes?
Unas de las razones que se aducen para refrendar que el cambio climático es causado por la acción humana es la cantidad de CO₂ que enviamos a la atmósfera, pues bien, según las últimas mediciones dignas de crédito, los volcanes, emiten entre 100 y 250 millones de toneladas de CO₂ por año, unido a la enorme cantidad de metales pesados, azufre y un sin fin de elementos nocivos que emponzoñan el aire que respiramos y se introducen, por la simple fuerza de la gravedad, dentro de la tierra contaminando a esta, así como a las aguas subterráneas.
Las Glaciaciones
Estas juegan igualmente un papel muy importante en la variación de la temperatura de la Tierra.
Durante las glaciaciones, los climas totales de la misma descienden de forma generalizada durante un periodo de larga duración, por lo que el hielo de los polos se expande hasta cubrir grandes áreas continentales.
¿Cuál es su el motivo? Hoy día está muy extendida y aceptada la teoría de Milankovic, que manifiesta que su causa principal, además de otros factores, es la cantidad de CO₂, metano y vapor de agua que se encuentran en la atmósfera.
De la misma manera puede ocasionar un periodo de este tipo, lo que hemos comentado anteriormente, que, por la deriva de los continentes, uno de ellos ocupe la posición de uno de los dos polos terráqueos.
Son otras muchas más las causas que pueden originar una glaciación. De ellas escogeremos algunas:
― La continentalidad. Fue enunciada por Brooks en 1930 y se apoya que los mares se hacen más extensos y los veranos más fríos.
― Al igual que la deriva de los continentes, las pueden ocasionar la deriva oceánica. La defienden Swing y Donn en 1954. Argumentan la existencia de un mar polar abierto que ocasiona mucha humedad y nieve sobre los continentes, por lo que baja el nivel de los mares, interrumpiéndose la circulación oceánica ente Noruega y Groenlandia, ocasionando la formación de ingentes cantidades de hielo en el Polo Norte.
Queremos significar que la última glaciación se produjo hace cuarenta millones de años, al expandirse la Antártica, dándose desde entonces diversos ciclos de avance y retroceso de la capa de hielo.
Hablando de Historia quiero mencionar que, a mediados del siglo XIV, se dio lo que se conoce como “La Pequeña Edad del Hielo”, que se extendió desde 1350 a 1850 siendo el primer siglo mencionado más frío que los anteriores, con unos inviernos muy crudos y unos veranos muy cortos y lluviosos que se conocieron como “los veranos podridos”, pues era tal y tan grande la lluvia que asolaba las tierras que los sembrados se pudrían en los campos con la consiguiente pérdida de las cosechas y la hambruna subsiguiente.
Los científicos justifican este periodo, en el que, para algunos, aún nos encontramos por una disminución de la actividad solar y un aumento de la actividad volcánica.
En el Atlántico Norte, los sedimentos acumulados desde el fin de la última glaciación, hace aproximadamente 12.000 años, muestran aumentos regulares en la cantidad de granos sedimentarios depositados, procedentes de los icebergs que se han fundido en el océano, los cuales indican una serie de periodos fríos (1–2 °C) que se repiten cada 1.500 años
Calores extremos ya los ha habido cuando no existía la contaminación atmosférica de hoy. Los Componentes del Cabildo municipal cordobés estaban obligados, por mandato real, a reunirse los lunes, miércoles y viernes. El 13 de junio de 1533 deciden suprimir la reunión del miércoles por los muchos calores que hacen.
Posiblemente, hablar en Córdoba de mucho calor en verano, sea un tópico, pero además de la valiosa aportación histórica de que los asuntos de la vida cuotidiana cordobesa se recogían en las sesiones del Cabildo municipal, está la inestimable información de que hace 500 años, y entonces no había contaminación atmosférica, ni efecto invernadero, ni pérdida de la capa de ozono, el calor era irresistible
Justamente según el último testigo de hielo, cuya muestra se remonta a hace 740.000 años, la Tierra, a lo largo de evolución, ha tenido pocos periodos tan cálidos como el actual y este testigo demuestra que, desde la desaparición del hombre de Atapuerca hace aproximadamente 28.000, años la Tierra ha sufrido cuatro grandes glaciaciones. Estas han sido, por orden de antigüedad, las de: Günz, Mindel, Riss y Würm, y ahora nos encontramos, según los científicos dedicados a ello, en un periodo interglaciar y que última mencionada, la de Würm, con sus tres periodos, ha dado a este planeta un respiro hasta que llegue la próxima, que nadie sabe cuándo ocurrirá y que acarreará consecuencias terribles, como produjeron las anteriores.
También está más que demostrado que zonas hoy desérticas, fueron hace miles, quizá millones de años esplendorosos paraísos de vegetación, llenos de ríos, lagos y vida. Los españoles tenemos relativamente cerca el desierto del Sahara. Este, en tiempos pretéritos, hay restos dendrológicos y paleontológicos que lo confirman, fue una zona de exuberante vegetación arbórea y de matorral. Además, hay constancia de que bajo él se encuentran millones de metros cúbicos de agua fósil que, mediante el llamado Gran Río Artificial de Libia, que consiste en una extensa red de tuberías, proporciona a este país gran cantidad de agua que procede de los acuíferos fósiles que se encuentran bajo el Sahara.
Recientes periodos de Sequía
El siglo XVII fue bastante prolijo en sequías, máxime en Andalucía, según podremos comprobar:
En el año 1605 el Duque de Medina Sidonia le dirige al Rey Carlos III, una carta en la que textualmente le dice. “El año se ha puesto de manera que no se segará una sola espiga más en lo mejor del Andalucía”.
Una de las más largas fue la que duró desde 1602 a 1608. También hubo otra muy importante en 1617, así como en 1636 en la que al Cabildo de Almonte acordó que: por la mucha necesidad de agua que hay, se acuda a traer a la Virgen de las Rocinas, y se traiga a esta villa, haciendo las rogativas que convenga, y se diputa a Miguel Pichardo para que lleve algún sustento para socorro de algunos que la ayuden a traer.
Tampoco en el siglo XVII había pérdida de ozono, ni contaminación atmosférica, ni se podía hablar de un cambio climático debido solo a la actividad humana.
Cualquiera que esté interesado en comprobar no solo los años de sequía en nuestra Península, sino también los de excesivas lluvias, solo tiene que hacer una cata en las Actas de los Cabildos municipales, en los que hay sobrada constancia de los dos extremos.
Las conclusiones a las que quiero llegar son las siguientes:
1º. No quiero entrar en ninguna polémica con los defensores del cambio climático, ya que yo no niego que lo haya, pues estas mutaciones se han dado desde que existe la Tierra, sino que considero que se pueda deber a múltiples concausas, muchas de ellas naturales, aunque la acción devastadora humana sea una más de las mismas.
2º. No se debe asustar a la población de la Tierra y hacer recaer sobre ella lo que pueda suceder en un futuro más o menos lejano, haciéndola responsable total de cualquier desastre, cuando, por causas naturales, la Tierra, ya ha padecido muchos.
3º. Recomiendo a los defensores de este que repasen la Geografía y la Historia universal y comprueben que la Tierra ya ha pasado más de una vez por situaciones como esta, parecidas o mucho peores, más de frío que de calor.
4. Que tengamos en cuenta que las mutaciones terráqueas suceden durante miles o millones de años y que las edades geológicas abarcan tanto tiempo que nuestra mente humana no es capaz de comprender.
5. Que la vida intelectiva y cognitiva del ser humano dura como mucho setenta u ochenta años, y que en ese cortísimo periodo de tiempo no debe de tener la soberbia de creerse que él va a contemplar y comprender todo lo que ocurre en este planeta. Por lo tanto, que adquiera la humildad y cordura suficiente para reconocer que es una simple mota de polvo sobre esta polvorienta tierra y no se arrogue el derecho de opinar que pueda modificar o cambiar lo que viene sucediendo sobre ella durante millones de años en los que él no es que no haya intervenido, sino que no había existido, y que seguirán sucediendo posiblemente cuando no quede ni rastro humano sobre ella.
Manuel Villegas