

El mando del ejército Frente Popular que estaba a la cabeza de la defensa de Badajoz era el coronel Ildefonso Puigdengolas y Ponce de León el 31 de octubre del 1936 fue asesinado por los milicianos que estaban a sus órdenes.
El otro mando de la defensa de Badajoz era el comandante José Cantero Ortega coronel del Regimiento Castilla n.º 3 con la guarnición en Badajoz.

El Teniente Coronel Juan Yagüe encabezaba la ofensiva de las tropas nacionales para tomar Badajoz, ésta estaba totalmente organizada en colaboración con las tropas Regulares comandadas por el Teniente Coronel Carlos Asensio y por el Comandante de la Legión el coronel Antonio Castejón y el comandante Heli Rolando de Tella.


Tras la toma de Los Santos de Maimona y Mérida se lleva a cabo una dura represión en toda la provincia de Badajoz por milicianos entre los días 3 y 7 de agosto se produjeron 350 asesinatos, en la Zona frente populista la situación que se crea por las tropas nacionales es de una gran alteración en la población y con el inicio de los bombardeos en la ciudad de Badajoz, la moral de las tropas del Frente Popular al mando del Coronel Ildefonso Puigdengolas se encontraba bastante deteriorada. No obstante, armado de valor y con la ayuda del teniente coronel de Carabineros, Antonio Pastor Palacios, preparó, gracias al amurallado del casco urbano, una defensa con el objetivo de frenar a las tropas nacionales.

Tras la toma de Los Santos de Maimona por los nacionales en la noche del 6 de agosto, una columna nacional hizo su avance sobre Badajoz por la carretera de Santa Marta y la Albuera, pero cuando llevaban recorridos 5 Km, recibieron la orden de regresar y dirigirse hacia Mérida.
Siendo conscientes de la cercanía de las tropas nacionales a Badajoz, el cuartel de la Guardia Civil se sublevó y se unió al bando nacional. A raíz de esta situación se reanudaron intensos tiroteos en la ciudad pacense. El hecho que precedió al alzamiento del Cuartel de la Benemérita fue el intento — aunque fracasado — de unos 500 milicianos el día anterior en tomar la prisión y ejecutar a presos políticos. A raíz de este suceso, la Guardia Civil interpretó que ellos serían igualmente el próximo objetivo a aniquilar por los milicianos. La situación del Cuartel era crítica, ya que se encontraban desarmados y su Comandante Vega Cornejo simpatizaba con los movimientos marxistas y no daba orden de que se armaran.

A raíz de esta situación tan crítica algunos oficiales de la Guardia Civil contactaron con el teniente de la Guardia de Asalto Fernando Acosta, este con algunos hombres a su mando accedió al depósito de armas del Cuartel de San Francisco — sede de la Guardia de Asalto — y les consiguió dos ametralladoras, varios fusiles y pistolas con su munición. A las 15:20 h se repartieron las armas y comenzaron los tiroteos. Tras este enfrentamiento y al no recibir la ayuda que ellos necesitaban por parte de los nacionales, creían que era un bulo, decidieron rendirse. En el asedio al cuartel murieron 19 personas en total, 13 murieron en los enfrentamientos y 6 asesinados por los milicianos. Por parte de la Guardia Civil tuvieron 26 muertos y 50 heridos.
Ante la llegada de las tropas nacionales a Badajoz, la situación de la defensa que se encontraban por parte de las tropas frente populistas era con el comandante Puigdengolas a la cabeza, ayudado por el teniente coronel de Carabineros, Antonio Pastor Palacios, que preparó utilizando el amurallado de la ciudad una defensa con el objetivo de frenar a las tropas nacionales al igual que se hizo en la batalla contra las tropas anglo-portuguesas en la primavera del año 1812. Para la defensa de la ciudad había unos 3.000 hombres mayormente milicianos, estos estaban equipados con fusiles y armamento ligero.

El número de defensores varió un poco debido a las deserciones y cambios de bando. También hay que señalar de que la razón de que las tropas del Frente Popular estuvieran tan mermadas es que días antes se enviaron dos compañías para frenar el avance de las tropas nacionales del norte comandadas por el General Mola en Guadarrama. En cambio, también se contaba con la ayuda del coronel Calderón Rinaldi con un alférez y con varios suboficiales voluntarios del regimiento Castilla, unos pocos Guardias Civiles, una sección de Carabineros y Guardias de Asalto.
El resto de los hombres dispersos, pero bien posicionados se encontraban en el Cuartel de Menacho, en el polvorín de San Gabriel y en los baluartes de Santa María y San Roque, ubicados en la muralla de Badajoz y dirigidos por el comandante Antonio Bertomeu Bisquert.
Aunque los efectivos humanos más bien eran escasos se preparó una defensa muy meticulosa y efectiva, donde habían colocado puestos concretos de ametralladoras en el recinto amurallado, en la Puerta y brecha de la Trinidad, en el edificio de correos, en el Hospital Militar, en la Torre de Espanta perros y en la torre de la Catedral. Igualmente, en las posiciones de abrigo de los fusileros también estaban bien ubicadas y, junto a las ya mencionadas ametralladoras, cubrían perfectamente muchas calles, las puertas y el centro del casco urbano. También se habían colocado barricadas tanto en el interior — en las calles paralelas de la Puerta Trinidad — como en el exterior de la ciudad que estaría protegida por soldados del Regimiento Castilla, equipados con morteros.

La ofensiva del Bando Nacional sobre Badajoz
El ejército del bando nacional de la ofensiva de Badajoz estaba compuesto por unos 2.000 hombres, por la Vª Bandera de la Legión, comandada por Antonio Castejón, el IIº Tabor de Regulares de Ceuta, al mando del comandante Rodrigo Amador de los Ríos Cabezón que encabezaría el ataque-, la IVª Bandera Asensio — Comandante José Vierna Trápaga — y el IIº Tabor de Tetuán capitaneado por Serrano Montaner y con el Iº Tabor de Regulares de Tetuán Comandado por Antonio del Oro Pulido que sería como cuerpo de reserva.
Todos estos cuerpos estarían comandados por el Teniente Coronel Juan Yagüe Blanco.
El cerco que estas fuerzas establecieron sobre Badajoz comenzó la noche del 13 de agosto del 1936 y sería apoyado al amanecer por la fuerza aérea que bombardearían sitios estratégicos del casco urbano de la ciudad y por la tarde por la Iª Batería de Montaña de artillería del 10´5 desde el Cerro Gordo contra la ciudad. Desde las 20:00 h el IIº Tabor de Regulares de Ceuta avanzaba por el suroeste tomando el Cuartel de Menacho. Al mismo tiempo, la Vª Bandera se situó al sur en la entrada de la carretera de Sevilla y la IVª Bandera se desplegó por el oeste, en las inmediaciones del Barrio de San Roque y de la Puerta Trinidad.
El IIº Tabor de Regulares de Tetuán, llegando al río Guadiana, envolvió la ciudad por el extremo norte de su muralla. Todos estos movimientos encontraron muy poca resistencia de milicianos, que ante la llegada del Ejército de África, se fueron replegando hacia el interior de la ciudad por lo que la operación planeada por Yagüe obtuvo un gran éxito inicial, pues el mismo día 13 ya habían cercado al completo la ciudad y se disponía para asaltarla al día siguiente, ya que esa noche no pudo contar con apoyo aéreo. Durante estas operaciones, alrededor de varias decenas de soldados y varios oficiales del Regimiento Castilla, situados en el cuartel de la Bomba, al suroeste de la muralla, desertaron para unirse a las filas del Bando Nacional.

Juan Yagüe
La toma de Badajoz por el Teniente Coronel Juan Yagüe
Llegada la madrugada del 14 de agosto, a las 5:30 h, Yagüe dio la orden de tomar la ciudad. Media hora más tarde, un Junkers llegado desde Sevilla bombardeó diversas posiciones estratégicas de la muralla y del casco urbano de la ciudad, causando grandes estragos en los defensores, agravándose con el siguiente ataque de la artillería nacional.

Sinforiano Madroñero
Las tropas frente populistas intentaron repeler el empuje de la infantería nacional con fuego de fusiles y ametralladoras, intenso en algunos puntos de la ciudad y escaso en otros. Dos horas después, el alcalde de la ciudad, Sinforiano Madroñero, huyó hacia Portugal, acto que muchos otros harían ese mismo día.
Sobre las 11:00 h, los defensores de la ciudad presentaban una feroz resistencia en el flanco oeste de la ciudad, haciendo que el Ejército de África avanzara muy lentamente. El apoyo aéreo con el que contaba Yagüe era muy limitado — solo un avión —, pero efectivo en los bombardeos, logrando que huyeran dos cazas del Frente Popular. Sin embargo, un avión sí llegó a lanzar proyectiles sobre las filas del Bando Nacional, llegando a bombardear el puesto de Yagüe, el cual se percató de que esa misma mañana que las fuerzas frente populistas estaban intentando tomar de nuevo Mérida, sin poder hacer nada al respecto.

El sitio de Badajoz
El cambio de bando de los hombres del Regimiento Castilla que se encontraban en el cuartel de la Bomba, el cual daba acceso directo al exterior de la muralla, facilitó que la Vª Bandera de Castejón se hiciera con la totalidad del recinto sobre las 12:00 h sin encontrar apenas resistencia. A continuación, los hombres de Castejón atacaron desde ahí la plaza de toros de la ciudad, el edificio de Correos — puesto de mando de Puigdengolas — y el baluarte de Santiago, atravesando el IIº Tabor de Regulares de Ceuta la muralla de la ciudad por las brechas formadas en el mismo edificio de Correos y en la Puerta del Pilar. Unos instantes antes de estos hechos, Puidengolas junto a Bertomeu y varios hombres más, huyeron hacia la frontera de Portugal en dos coches que cruzaron el Guadiana a través del puente de Palma.

Después de la entrada de Castejón en la ciudad, Yagüe dio la orden a la IVª Bandera de la Legión de avanzar sobre la brecha abierta en la Puerta de la Trinidad, encontrándose esta con la resistencia de la 16ª Compañia, que con dos autos blindados y la efectividad de sus tiradores causaron grandes bajas entre los primeros legionarios que intentaban entrar en la ciudad. Llegando a darse combates cuerpo a cuerpo, en un segundo empuje, la IVª Bandera diezmó a todos los milicianos y carabineros que allí se situaban, penetrando definitivamente en la ciudad para ir al encuentro de la Vª Bandera de la Legión, que se encontraba en el centro de Badajoz desde las 14:30 h. Tras estos hechos, la lucha continuó en el casco urbano, siendo especialmente intensa en las inmediaciones de la plaza de toros.

Mientras tanto, el IIº Tabor de Regulares de Tetuán, sitiaba la alcazaba por el norte de la ciudad el cual, tras ser repelido una primera vez, consiguió atravesar las defensas frente populistas, entrando la 4ª Compañía por la puerta almohade de la Alcazaba, haciendo a su paso un gran número de prisioneros milicianos. Inmediatamente, los regulares del comandante Serrano pusieron rumbo a la cárcel provincial y al cuartel de San Agustín para liberar a los presos nacionales allí confinados. En las afueras de la ciudad, las tropas de Yagüe ya habían envuelto por completo Badajoz, tomando la 5ª Compañía el Puente de Palma, cerrando así todas las vías de escape posibles.


El teatro López de Ayala, lugar donde se encontraban los últimos defensores, fue incendiado con granadas de mano. Además, la resistencia que se encontraba en el coro de la catedral, compuesta por varios nidos de ametralladora, fue sofocada por la 20 Compañía de la Vª Bandera del Tercio tras la destrucción de la Puerta del Cordero.
Tras unas escaramuzas nocturnas en las que murieron 9 milicianos y 1 legionario que fue herido, se dio por concluida la toma de la ciudad. El balance de bajas se cifró entre las filas del Bando Nacional en 300 entre muertos y heridos, 100 de ellos pertenecientes a la IVª Bandera de la Legión. Las bajas del Frente Popular fueron más elevadas, alrededor de 700.

Tras la toma de Badajoz, el Bando Nacional consiguió unir su zona de dominio del norte de la península con la del sur, facilitando de este modo el avance hacia el interior y hacia la capital a través del valle del Tajo. Los intentos posteriores del Frente Popular de tomar Extremadura y obstaculizar sus vías de comunicación fracasaron estrepitosamente. Además, los oficiales del Bando Nacional, junto a 2.000 regulares y legionarios apoyados por artillería terrestre, demostraron una efectividad y superioridad táctica innegable ante un número mayor de defensores. No obstante, el Bando Nacional contaba con unas tropas mejor preparadas, las cuales se ganaron una fama de temibles y feroces tras esta batalla, más artillería y apoyo aéreo llegado desde Sevilla.
Las fuerzas del Frente Popular, al igual que había pasado en Andalucía, fueron sumamente inefectivas, sobre todo en los enfrentamientos en campo abierto, demostrando que estaban descoordinados y mal organizados. Además, las habituales deserciones y la falta de artillería terrestre hicieron que los republicanos, muchas veces abocados a la guerrilla, combatieran en desventaja. Del mismo modo, la aviación frente populista careció totalmente de efectividad a la hora de operar. No obstante, cabe resaltar la labor que desempeñaron las milicias populares, formadas por hombres, campesinos y obreros en su mayoría, que en ese momento carecían de adiestramiento, pero que se enfrentaron con valor en las murallas de Badajoz a militares profesionales como eran los legionarios y los regulares.

Tras la toma de Badajoz, Yagüe proclamó el estado de guerra, prohibiendo la circulación de la población civil. Se retiraron las banderas rojas y se puso la bandera de la II República. Algunos milicianos escondidos fueron identificados y ejecutados y en la Plaza de España fueron ejecutados unos 70 milicianos. En el patio del Cuartel de la Bomba se produjeron los primeros fusilamientos, tras la marcha del ejército de Yagüe el día 17 de agosto por la marcha que tenían que hacer hacia Madrid, las ejecuciones en Badajoz se realizaron mayormente a manos de los falangistas y la Guardia Civil, antes del 17 había unos 350 cadáveres de los que 44 eran soldados nacionales caídos en el asalto.
Se ha demostrado que las apreciaciones de algunos periodistas que visitaron Badajoz eran erróneas en cuanto al número de muertos y ejecutados se refiere, hecho que la historiografía en muchos años dio como reales sin contrastar datos documentales y de una forma acrítica y poco o nada profesional. Las cifras que más se ajustan a la realidad son las de 500 muertos entre el 13 y el 18 de agosto; de los que 44 soldados eran. Nacionales caídos en combate 220 soldados del Frente Popular y fusilados por los nacionales 70 carabineros y 180 milicianos.

En cuanto a los defensores de Badajoz frente populistas, eran el 12 de agosto 275 milicianos armados, 200 carabineros y 100 soldados de infantería y un número indeterminado de milicianos armados con escopetas y auxiliares de trabajos complementarios de logística.
Tras la toma de la ciudad pacense por los nacionales, huyeron milicianos por la Puerta de Palma cruzando el Guadiana hacia Portugal. Huyeron 1.435 personas, de las que 30 eran oficiales y suboficiales, 30 soldados, 135 carabineros y 210 mujeres y niños; el resto eran milicianos.
Con la toma de Badajoz, el bando Nacional daba un paso trascendental en el desarrollo de la guerra. Las tropas del sur enlazaban con las tropas del norte comandadas por el general Emilio Mola Vidal cerrando el paso hacia Portugal

Manuel López Gómez
Orden Franciscana Secular.
¿Qué papel tuvo en la toma de Badajoz el posterior Teniente General Luis Oliver?
El Comandante Luis Oliver Rubio en cuanto a la Batalla de Badajoz se refiere, no tuvo un papel demasiado destacable. En cambio al estallar la Guerra Civil si tuvo una misión bastante destacable como es la del paso del ejército de África a la Península dirigiendo al primer Tabor de Regulares nº 3 en el paso por la moto Nave Ciudad de Algeciras.
Otro papel a destacar es finalizando la Guerra Civil terminando de tomar los últimos territorios que aún estaban en poder del Frente Popular desde Marzo a Abril dirigiendo a la 21º División situada en Castuera contra la 68º División del Frente Popular con base en el pueblo de Capilla