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Hace unos meses, y en estas mismas páginas, recordaba una de las batallas más importantes que en el primer siglo de la Reconquista se libraron, en tierras astur-leonesas, entre las tropas cristianas del rey Alfonso II el Casto, de Asturias y las musulmanas, del segundo emir independiente de Córdoba, Hisham I y en particular, contra sus generales Abd al Malik y su hermano, Abd al Karim. Nos referimos a la batalla de Lutos (o de Los Lodos), librada el año 794. Pues bien, dentro de este contexto, de constantes incursiones islámicas ―guerra santa (yihad) ― contra tierras cristianas, el año siguiente (795) el emir, frustrado por la completa derrota habida en Lutos y queriendo vengar la muerte de su general Abd al Malik, preparó otra ofensiva, como siempre en período estival, contra el reino de Asturias con la intención, no solo de someter el reino, sino apresar a su rey.
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Para ello, dispuso, al mando de Abd al Karim, un ejército de 10.000 jinetes. No es difícil imaginar el gusto con que el general Karim recibió la encomienda. Recordemos que su hermano, Malik, murió en la susodicha batalla de los Lodos o Lutos. Al mismo tiempo, y con la intención de desviar la atención de Alfonso, e impedir la concentración de todas sus fuerzas en Asturias, organizó otra columna que, entrando por Galicia, y desarrollando el clásico “ejercicio de tenaza”, junto con el ejército principal de Abd al Karim, lograse los fines previstos. Efectivamente, esta columna entró en Galicia, arrasando todo cuanto encontraba a su paso y cargando con un gran botín, pero cuando se hallaba de regreso se topó con el ejército cristiano, que se había recompuesto. El enfrentamiento, ni siquiera porque la tropa musulmana fue sorprendida, debió ser muy duro y penoso para la hueste islámica, saldándose el enfrentamiento con una completa derrota musulmana. Muchos guerreros musulmanes cayeron prisioneros y los que lograron huir, muy pocos, o fueron aniquilados o su huida fue en desbandada, lo que constituyó un desastre total. Por supuesto, el botín fue recuperado.
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Los moros también tenían por qué lamentarse. Pero, ¿qué pasó con el ejército al mando de Abd el Karim? Este, había partido de Astorga con el propósito de entrar en Oviedo, para lo cual envió a la vanguardia un contingente de unos 4.000 jinetes al mando de su lugarteniente Farach ibn Qinana, jefe de la división de Sidonia y que, más tarde, se convertiría en juez en Córdoba y gobernador en Zaragoza, con el fin de “distraer” a los cristianos para, luego, asestar el golpe definitivo. Por su parte, el rey Alfonso, de forma totalmente imprudente, presentó batalla en campo abierto, en la comarca de las Babias (posiblemente cerca de la actual San Emiliano), aunque dejando bien cubierta la retirada por los puertos de Mesa y la Ventana. La imprudencia del joven rey se vio amargamente recompensada con una derrota sin paliativos a manos de los dos generales musulmanes, el viernes 18 de septiembre del año 795; que siguieron su avance por el puerto de la Ventana, el mismo por el que había conseguido huir el rey Alfonso que, a su vez, había dejado al mando de un leal caballero llamado Gadaxara (otras fuentes le dan el nombre de Gundemaro) una fuerza de unos 3.000 jinetes, con la delicada misión de interponerse entre el grueso de su ejército, en retirada, y los musulmanes que avanzaban.
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En la confluencia de los ríos Quirós ― con este nombre también se conoce esta batalla ― y Pielgo, más allá de Casares y, a pesar de lo angosto del lugar, los cristianos, que hicieron de escudo, fueron de nuevo derrotados, sufriendo grandes pérdidas, siendo Gadaxara dado por desaparecido. A partir de ese instante se pierde la pista del caballero Gadaxara; aunque es casi seguro que murió en la escaramuza; si bien otras fuentes apuntan a que fuera hecho prisionero. El sacrificio de la caballería cristiana no fue baldío, pues, gracias al mismo, Alfonso pudo abandonar el Monte Albo en donde se encontraba con el grueso de su ejército y retirarse a tiempo, huyendo a Oviedo, perseguido por sus enemigos. Aunque pensó presentar de nuevo resistencia en el río Nalón, en las proximidades de Oviedo, juzgó más seguro y prudente retirarse a dicha ciudad, a la que había trasladado la capital del reino, desde la cercana Pravia, y esperar acontecimientos.
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Llegados a este punto, nos podemos preguntar cuál fue el desenlace final de la batalla y sus consecuencias. El ejército musulmán, una vez hubo penetrado en Oviedo, asaltó el castillo encontrando cantidad de víveres y demás provisiones; pero al rey no le encontraron, se había escapado por muy poco y refugiado en las montañas, dejando, eso sí, abundante botín para sus perseguidores. En un ejercicio militar poco hábil, Abd al Karim se demoró un día en enviar a Farach ibn Qinana en persecución de Alfonso, el cual, como hemos dicho, había huido de la ciudad antes de que los musulmanes entrasen en ella. Este hecho, junto con el tiempo perdido en salir en su búsqueda, hizo que el general musulmán, teniendo en cuenta lo avanzado de la estación estival o porque recordaba la desastrosa experiencia del año anterior en Lutos, diera por imposible la captura de Alfonso abandonando Asturias, con lo que el principal objetivo de aniquilación del reino y captura de su rey, no se consumó.
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El Reino de Asturias se había salvado; a partir de ese momento, empezará su expansión, traspasando las montañas astur-cantábricas y afianzando su presencia en tierras de la Meseta, abriendo el camino a una próxima repoblación y llegar a fijar la frontera del reino, en río Duero. Además, Alfonso, sabedor del inmenso poder militar del emirato, decidió buscar alianzas, para lo que envió emisarios a Carlomagno los cuales firmaron un pacto con el futuro emperador, en previsión de nuevas incursiones de Hisham que, por fortuna no se produjeron, ya que este, con tan solo 39 años, moriría el 27 de abril del 796.
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Marcos A. Galiana
Bibliografía.-
- La gran aventura del Reino de Asturias. José Javier Esparza.
Editorial: La esfera de los libros. - Historia militar de España. Batallas y combates
Batalla del río Quirós (795) - El caballero del jabalí blanco (novela). José Javier Esparza
Editorial: La esfera de los libros - Wikipedia. Hixam I de Córdoba