Bombardeo de Cabra (7 noviembre 1938)

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Cabra es una localidad cordobesa que cuenta hoy en día con unos 20.000 habitantes. En 1938 tenía casi la misma población y su comarca era una importante fuente de suministros agrícolas para el bando sublevado durante la Guerra Civil Española. Desde la batalla de Lopera, el frente de Andalucía estaba estabilizado. El soldado que tuvo la fortuna de estar en este frente, no tuvo que hacer gran cosa. Ambos bandos se observaban a distancia, cada uno sabía que pueblos pertenecía a cada bando y no se molestaban mucho.

Cabra estaba situada en retaguardia y era la sede del Cuartel General de la 24 División del Ejército del Sur. La ubicación de un cuartel general en una población mediana como era y es Cabra, daba gran animación a la economía local. Los mercadillos locales, en tenderetes improvisados, eran cosa de todos los días, ya que la afluencia de soldados deseosos de saltarse el rancho diario, era fuente de ingresos para labriegos y comerciales locales.

Residencia de los Condes de Cabra.

Cabra no era un objetivo militar importante, era tan solo una población mediana que se encontraba a unas decenas de kilómetros de un frente de batalla que no estaba muy activo. La mayor parte de los esfuerzos militares se encontraban en aquel momento concentrados en la Batalla del Ebro a más de 700 km. La ciudad albergaba incluso un pequeño centro de reclusión que albergaba a prisioneros y desertores del Ejercito Republicano. Por falta de espacio, este centro se encontraba en la Plaza Vieja en un extremo de la localidad, cerca de la antigua residencia de los Condes de Cabra.

Polikarpov R-Z «Natacha»

El 2 de noviembre, las tropas franquistas en el Ebro, habían tomado las alturas de la Sierra de Pandols, y estaban dominando la situación. La batalla estaba prácticamente perdida para los republicanos, pero éstos continuaron con un viejo plan de reactivación del frente sur y continuaron los bombardeos de poblaciones civiles. Baena había sido atacada el 28 de octubre de 1938 por nueve aviones ligeros tipo Polikarpov R-Z «Natacha». Sea por falta de pericia de los pilotos o por buena suerte, los daños se centraron fundamentalmente en la estación de ferrocarril y causaron tan solo unos 14 fallecidos y 16 heridos.

La población de Cabra disponía de un servicio de vigilancia aérea y una dotación antiaérea, pero la disciplina estaba relajada, no esperando nadie un ataque a una población donde no había ni industrias militares ni grandes masas de tropas acantonadas.

Tupolev SB-2 «Katiuska»

En septiembre de 1938, los republicanos, sorprendentemente, trasladan desde el frente del Ebro, donde eran muy necesarios, a la 3.ª escuadrilla del Grupo 24 de bombardeo al aeródromo de Fuente Álamo, en la provincia de Murcia. Esta escuadrilla estaba compuesta por modernísimos bombarderos medios Tupolev SB-2 «Katiuska». Estos aviones podían atacar con dos configuraciones distintas. Una que podía transportar dos bombas de 250 kg y otra con una capacidad de seis bombas de 100 kg. En ambos casos, también podían cargar adicionalmente, pequeñas bombas de 10 o 15 kg.

Eran maquinas que habían empezado a volar en 1934 y alcanzaron un gran éxito, dada su velocidad de 450 km/h y su techo de servicio de 7.800 metros de altura. Con su carga máxima tenían un alcance de 2.300 km., lo que le daba capacidad para atacar cualquier punto de la Península.

Del aeropuerto de Fuente Álamo en Murcia, salieron tres aparatos a las 6.27 en dirección a Cabra, donde llegaron a las 7:31 y, sin ser molestados por la defensa aérea ni sonar las sirenas de alarma, soltaron su mortífera carga de 6 bombas de 250 kg. y varias de 10 y 15 kg. y volvieron a su base.

De las seis bombas, una no llegó a explotar y ni siquiera a ser identificada hasta 2006, cuando durante unas obras se detectó el artefacto y fue desactivado. Las otras cinco cayeron en el mercado de abastos,cerca del ayuntamiento y en la Plaza Vieja, junto a la cual se encontraba el edificio donde estaban recluidos los soldados republicanos. Las bombas más pequeñas se repartieron entre ambas plazas.

El resultado fue letal. Murieron 109 personas entre ellas dos prisioneros republicanos. Fueron atendidos más de 200 heridos, aunque la cifra fue sin duda mayor ya que en aquella época, pequeñas lesiones que no requerían hospitalización, no eran tan siquiera contabilizadas. Es de señalar que los prisioneros republicanos no intentaron escapar, a pesar de que 10 de las víctimas fueron precisamente soldados encargados de su vigilancia. Estuvieron trabajando activamente en la ayuda de heridos y recuperación de cadáveres.

Dada la falta de motivos tácticos para provocar semejante masacre, diversos autores han intentado defender la acción, aduciendo que el Servicio de Inteligencia Militar Republicano había informado de tropas italianas en la ciudad, cuando éstas sí que habían estado estacionadas brevemente en la zona, pero la habían abandonado hacia meses.

También se dijo que los pilotos confundieron los toldos de los puestos de mercancías, con tiendas de campaña, cuando el mercado había sido construido a fines del siglo XIX con un concepto moderno. No era una pura explanada, sino un conjunto de edificios de hierro, sin paredes pero con techumbre de tejas, como puede apreciarse en fotografías de la época.

Guernica de Cabra

En todo caso fue una de las tantas salvajadas que se cometieron durante nuestra Guerra Civil del siglo pasado. Confiemos en que nuestros actuales políticos dediquen todos sus esfuerzos en evitar que situaciones como aquellas jamás vuelvan a producirse en nuestro país.

Manuel de Francisco Fabre

https://es.wikipedia.org/wiki/Bombardeo_de_Cabra

https://bdh-rd.bne.es/viewer.vm?id=0000292386https://es.wikipedia.org/wiki/Cabra_(C%C3%B3rdoba)

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