Como un oasis en medio del desierto de la década aparece la construcción, entre 1925 y 1927, del buque escuela «Juan Sebastián Elcano», un Bergantín-Goleta de cuatro palos y un tonelaje de casi tres mil setecientas toneladas que, sin lugar a duda, se convirtió en la obra emblemática del Astillero de Cádiz y cuyo coste final ascendió a 8.189.532,28 pesetas.
Sus cuatro palos llevan los nombres de Blanca, Almansa, Asturias y Nautilus; nombres de cuatro buques escuela que le precedieron, siendo su primera travesía de Cádiz a Málaga con S.M. Don Alfonso XIII a bordo coincidiendo con la Exposición Universal de Sevilla.
Hace 95 años que fue botado en el astillero Echevarrieta y Larrinaga (Cádiz), el 5 de marzo de 1927, con la asistencia de además de la madrina María del Carmen Primo de Rivera y Horacio Echevarrieta, la del ministro de Marina, almirante Honorio Cornejo y todas las fuerzas vivas de la ciudad de Cádiz. El nombre con el que iba a ser bautizado fue «Minerva», diosa que aparece en el mascarón de proa, obra del escultor bilbaíno Federico Sáenz Venturini. El buque tiene una réplica gemela en el barco escuela chileno Esmeralda, construido 25 años después con los mismos planos.
Su construcción no estuvo ausente de incidentes ya que durante la fase de armamento a flote, el 26 de octubre de 1927 se produjo uno de cierta gravedad cuando un incendio destruyó la cocina y afectó a la instalación eléctrica y a punto estuvo de propagarse a la zona de los guardiamarinas. A fines del año 1927 comenzaron las pruebas de mar y el 29 de febrero de 1928 se procedió a su entrega provisional, siendo oficialmente recibido por la Armada el 30 de julio siguiente.
Recibió su nombre de Juan Sebastián Elcano, capitán de la expedición de Fernando de Magallanes, tras la muerte de éste durante el viaje y por el que, el barco lleva también el escudo de armas de Elcano, que fue otorgado a la familia por el emperador Carlos I tras la vuelta de Elcano de la expedición. El escudo de armas lleva por cimera un globo terráqueo con el lema latino «Primus Circumdedisti Me» («Fuiste el primero en circunnavegarme»).
Su primer crucero de instrucción consistió en dar la vuelta al mundo en dirección opuesta a la que en su día hizo Elcano, del 1 de agosto de 1928 al 29 de mayo de 1929. Suele emplear en dar la vuelta al mundo unos nueve meses; y tarda unos 22 días en cruzar el Atlántico para llegar hasta América (hasta el año 2008 lo había hecho diez veces). El resto de sus salidas ha viajado a América y regresado a España sólo navegando en el océano Atlántico. Cuando se alcanza el paso del ecuador, se celebra a bordo una gran fiesta en la que el Dios Neptuno emerge de las profundidades tomando el mando del buque y presidiendo el bautizo de los miembros de la tripulación que lo cruzan por vez primera.
En noviembre del año 2005, bajo el mando del capitán de navío Luis Cayetano y Garrido, resultó ganador por séptima vez de la Boston Teapot otorgada cada año por la Sail Training International al buque que consigue navegar a vela el mayor número de millas en 124 horas. A lo largo de su historia (hasta 2006), el Juan Sebastián de Elcano ha participado en cinco regatas principales.
El Elcano, además de ser el actual barco escuela de la Armada Española, actúa como embajada flotante. Entre los guardiamarinas que embarcaron figuran los reyes Juan Carlos I (en 1958) y Felipe VI (en 1987).
Su presencia en puertos extranjeros contribuye a apoyar la política exterior de España además de difundir la imagen de la “marca” España, y permitiendo que muchos españoles que viven en el extranjero pisen este “trocito de España que navega”. El Buque Escuela «Juan Sebastián de Elcano» es el barco más representativo y conocido de la Armada en España, y para aquellos españoles que viven en otros lugares del mundo, visitarlo es siempre un reencuentro, un vínculo con su tierra y con sus paisanos.
El 24 de agosto de 2020 el barco zarpó de la Base Naval de La Carraca, en San Fernando, para su decimoprimera circunnavegación del globo que finalizó su travesía el 13 de junio de 2021, coincidiendo con actos conmemorativos del quinto centenario de la primera circunnavegación. A su regreso, al paso del buque por el puerto de Cádiz, contó con la presencia a bordo de Felipe VI.
Jaime Mascaró