Derrota británica en San Juan de Ulúa (23 septiembre 1568)

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San Juan de Ulúa y Veracruz

San Juan de Ulúa es una isla que se encuentra cerca de la bocana de la bahía que forma el puerto de Veracruz en el actual México. En 1568 no poseía el imponente sistema de fortificaciones que hoy podemos ver. Su sistema defensivo estaba formado por dos pequeños fuertes unidos por un lienzo de muralla, que no llegaban a ocupar la totalidad de la superficie de la isla, como hoy podemos ver. Su empleo, como era el caso de bastantes fortificaciones en el vasto Imperio Español, era de recibir mercancías valiosas que esperaban ser embarcadas para ser enviadas a Europa.

Podríamos describirlas, como un almacén fortificado a prueba de ladrones locales, pero que presentaban muchos defectos si el ladrón era un enemigo organizado y con armas modernas.

A mediados de septiembre de 1568, los españoles de Veracruz estaban esperando la llegada de la flota que procedente de la Península, aparte de traer los suministros que faltaban en América, iba embarcado el nuevo virrey. En este ambiente expectante vieron llegar a una pequeña flotilla de seis buques de composición un poco extraña, pero engañados por las insignias que mostraban, creyeron que era el esperado convoy y salieron a recibirlos. Con amarga sorpresa, al subir a bordo de lo que parecía la capitana, se encontraron con que los recién llegados eran británicos.

Se trataba de una expedición de expolio y trata de esclavos, organizada por John Hawkins, donde iba también  su primo segundo Francis Drake al mando del Judith, uno de los barcos que formaban la flotilla. Los dos principales buques que componían la expedición eran propiedad directa de la reina de Isabel I de Inglaterra, que era la financiera principal de la aventura. La flota pasó por las costas de África, donde embarcó a unas 400 personas de raza negra y después cruzó el Atlántico para venderlos. Consiguió su objetivo en las costas venezolanas y en algunas islas de las Antillas Menores. Cuando se quedaron sin hombres negros para poner en venta, decidieron asaltar poblaciones costeras para esclavizar a indígenas. No se conoce las intenciones con las pusieron rumbo a Cartagena de Indias, pero un huracán típico de la zona y su desconocimiento de las particularidades de la navegación por el Golfo de México, los arrastraron a Veracruz y aquí finalizó su buena suerte.

Fortaleza de San Juan de Ulúa

En un principio las cosas les vinieron de perlas. Secuestraron y encadenaron a los oficiales y comerciantes que habían salido a recibirlos, amenazaron a la población de Veracruz e instalaron baterías improvisadas con la intención de tomar la fortaleza de San Juan de Ulúa y de proteger a sus barcos ya que pretendían hacer reparaciones antes de volver a cruzar el Atlántico.

A los tres días de estos acontecimientos, llegó a Veracruz la esperada flota procedente de la Península.  En realidad era solo una pequeña parte de la flota, ya que esta, como era habitual se había fraccionado al llegar al Golfo de México en función de su destino final. A Veracruz solo llegaron dos galeones, una urca y una pinaza con un total de 380 hombres, mientras en los seis barcos británicos había más de 700.

Martín Enríquez de Almansa

El virrey recién llegado en la flota española era Martín Enríquez de Almansa, un veterano de 58 años con más experiencia administrativa que militar y dada la desigualdad de fuerzas decidió entablar negociaciones. Estas duraron dos días y finalmente se acordó que los británicos devolvieran los rehenes, parte del botín que era claramente de origen caribeño y liberar a los indígenas esclavizados, ya que Martín Enríquez los consideraba súbditos españoles. En contrapartida, los británicos podían seguir fondeados en la bahía, reparar las averías y negociar con los comerciantes locales.

Sea porque el nuevo virrey no quería iniciar su carrera en el nuevo cargo con este extraño acuerdo, que más parecía una claudicación, sea porque entre tanto llegaron noticias de los saqueos que había hecho la flotilla británica en las Antillas Menores, el caso es que el ambiente se enrareció rápidamente y por un lado, los españoles organizaron un asalto a los británicos y por otro éstos decidieron cañonear a los galeones y forzar la salida de la bahía.

Francisco Lujan y Lujan

El nuevo virrey, había encomendado la organización del ataque por don Francisco Lujan, que era el almirante de la flota española y tenia amplia experiencia militar. Se preparó un ataque desde los galeones y por tierra se organizó un pequeño ejército de indígenas para asaltar las baterías terrestres construidas por los británicos.

En la madrugada del 23 de septiembre, Hawkins decidió atacar a los galeones españoles con la idea de hundirlos y hacerse con el control de la situación. No contaba con el ataque por tierra que dejó inactivas a sus baterías terrestres y a pesar de que consiguió hundir uno de los galeones, el fuego combinado del resto de la flota y de las baterías terrestres que una vez conquistadas dirigieron su fuego hacia el buque almirante ingles desde donde dirigía la batalla Hawkins.

Urca Jesus von Lübeck

El buque ingles quedó sumamente dañado y Hawkins pasó al Minion, uno de los buques de su flota, que junto al Judith de Drake, fueron los únicos que consiguieron salir de la bahía. De las cuatro naves restantes, una se hundió y el resto fueron capturadas incluida la urca  Jesus von Lübeck, una nave de 700 toneladas de desplazamiento y que era propiedad particular de Isabel I de Inglaterra,

Una vez en el mar, los británicos se encontraron en dos buques de poca capacidad, sobrecargados y casi sin víveres. La decisión fue abandonar en la costa a la mayoría y hacer rumbo a las Islas Británicas, cada uno por su cuenta. Quien llegó primero fue Drake, que visto el desastre económico que afectaba directamente a las propiedades de la reina inglesa, contó una estrafalaria historia y dijo que Hawkins había muerto. Sin embargo éste llegó poco después y tuvo que cambiar su relato. Las relaciones entre España e Inglaterra, eran muy tirantes, pero no había la menor declaración de guerra, esta se produjo en 1585, y el embajador español solicitó el encarcelamiento de los piratas y compensación de daños y Drake fue enviado a prisión, acusado de cobarde, aunque probablemente fue más la cólera de la reina Isabel I lo que influyó en la decisión.

Drake

Hay autores que atribuyen un odio profundo de Drake hacia los españoles debido a este desastre, aunque lo cierto es que nunca nos tuvo mucha simpatía.  

También se puede hablar mucho de los valores morales de los imperios pero en toda la serie de reyes españoles, no se conoce ningún caso en que uno de ellos financiara personalmente una expedición de corso y piratería contra una nación con la no existiera una declaración de guerra… y contra una nación formalmente enemiga, tampoco. La moral británica les permitía mezclar alegremente los negocios familiares con los interés de la nación. Esto no aparece en la leyenda negra del Reino Unido, pero es que todavía nadie se ha puesto a escribirla.

Manuel de Francisco Fabre

https://es.wikipedia.org/wiki/Batalla_de_San_Juan_de_Ul%C3%BAa

https://es.wikipedia.org/wiki/San_Juan_de_Ul%C3%BAa

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