El 10 de abril de 1899 tenía lugar en Sevilla el primer ensayo del telégrafo sin hilos en España. Los orígenes de la radiotelegrafía se remontan a las investigaciones de James C. Maxwell, que descubrió un comportamiento de la energía electromagnética similar a un haz de luz, y por tanto capaz de ser reflejada por objetos metálicos y viajar a gran velocidad.
Heinrich Hertz daría solvencia empírica a las teorías de Maxwell enviando desde un oscilador una onda electromagnética que fue recogida por un alambre receptor a modo de antena. Y siendo él quien demostraba la tesis, decidió llamar a las radiaciones ondas hertzianas y el pobre Maxwell se quedó sin gloria por culpa de un exceso de abstracción.
Luego llegaría Marconi, que haciendo acopio de todo el trabajo emprendido en el campo de las ondas hertzianas, construyó un aparato transmisor y otro receptor y resolvió el problema de la frecuencia o equivalencia de las ondas con la ayuda de un sintonizador. Luego probó su invento y fue capaz de transmitir un mensaje desde un barco a la costa salvando una distancia de 15 kilómetros. Poco después llegaría la gran prueba: 3.500 kilómetros a través del Atlántico, enviando como mensaje la letra «s» en morse.
El radiotelégrafo abría un nuevo panorama dentro de la comunicación, pero su aplicación en la mensajería se vería reducida por el éxito anterior del telégrafo eléctrico, que se había extendido de forma masiva por la Península. A principios del siglo xx España contaba con 32.494 kilómetros de red telegráfica y 1.491 oficinas, incluidos dos cables submarinos que conectaban Tarifa con Ceuta y el triángulo Mallorca-Menorca-Ibiza con Jávea. La radiotelegrafía se implantó en España a partir de 1905 y fue necesario emprender el levantamiento de toda una infraestructura de estaciones y repetidores.
El invento de Maxwell, Hertz y Marconi obtendría utilidad allí donde la telegrafía eléctrica no llegaba, como en el caso de la navegación, y encontraría su filón en cuanto pudo solventar el problema de la transmisión de la voz humana, fenómeno que daría lugar a la radiodifusión.
(Fuente: Almanaque de la Historia de España)