(Del libro “Un día, una historia”, de Jaime Retena, promovido por la Fundación Villacisneros)
El científico español, Severo Ochoa (1905-1993), obtiene, el Premio Nobel de Medicina por su descubrimiento de la enzima llamada “ARN-polimerasa“, cuya función catalítica es la síntesis de ARN (ácido ribonucleico), la molécula necesaria para la síntesis de proteínas (1959).
Investigó en España, Alemania e Inglaterra para, finalmente, tras el estallido de la Segunda Guerra Mundial, afincarse definitivamente en Estados Unidos por las posibilidades que le brindaba para investigar.
Apoyado por su mujer, Carmen, trabajó en el campo de la bioquímica hasta que ésta se transformó en biología molecular, profundizando sus investigaciones en los ácidos nucleicos y el código genético.
En 1971 se creaba para él en Madrid el Centro de Biología Molecular, y en 1987 ingresaba en la Real Academia de Medicina.
Murio en 1993, siendo enterrado en su pueblo natal de Luarca (Asturias). Dejo muchas publicaciones, premios, títulos, conferencias, y sobre todo el ejemplo de un científico motivado.