Fray Antolin de Alzaga – Patente de misionero (30 junio 1702)

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Una faceta olvidada en nuestra común historia, es la labor hercúlea y mal reconocida de los religiosos de diversas órdenes que trabajaron en la lejanas tierras de las Filipinas, para ayudar en la propagación de la religión católica y mejorar la vida de los indígenas. Veamos que sucedía en aquella provincia española en los inicios del siglo XVIII.

Fray Antolin de Alzaga había llegado a Manila el 1 de octubre de 1700 y salido de Cádiz el 19 de julio de 1699. Catorce meses y medio para cruzar medio mundo ¡Aquello sí que era viajar!


Convento de San Gabriel de Valladolid

A pesar de la dureza del viaje, Antolín no perdió el tiempo y lo primero que hizo fue iniciar las gestiones para que se le reconocieran los estudios que había efectuado en España. Había nacido en Valladolid, estudiado y profesado en el Convento de San Gabriel de Valladolid con los Agustinos, y en el bien organizado Imperio Español, nadie podía afirmar alegremente quien era y que estudios tenía. Había que probarlo con justificadas referencias y documentación.

El caso es que se “convalidaron” los estudios realizados en España y se le dio formación en la lengua que se hablaba en la provincia donde iba a ser destinado, que eran la región de los Montes Italones. Es de destacar que actualmente, se hablan más de 170 idiomas diferentes en las islas Filipinas y ello era un problema no menor a la hora de iniciar las tareas misioneras. Todas las órdenes religiosas que se ocuparon de la evangelización de las islas, dominicos, agustinos, franciscanos, y hospitalarios de San Juan de Dios, siguieron las mismas pautas y promovieron que sus misioneros dominaran los idiomas de sus habitantes.

Islas Filipinas

 Junto a la Patente de Misionero, Antolín recibió un documento en el cual se detallan las instrucciones y se daban consejos generales de cómo debía desarrollar su misión. Repasando los puntos principales del documento, nos apercibimos de la estrategia de los dominicos.

Primero dar los nombres de los contactos en la zona, que en este caso eran el prior Thomas de Villanueva y el responsable político de la zona, un tal Nicolás de la Cruz, un indígena con cultura española. Después informar claramente al responsable local, de que sus intenciones eran únicamente las de dar a conocer la religión cristiana. También era importante decirles que pertenecían a una importante nación cuyo rey les podía ayudar y defender de sus enemigos.

El siguiente punto se refería a la exploración. Se le encomendaba la tarea de reconocer cuantos pueblos y población dispersa existía y cuál era su cultura y etnia.

Se le exhortaba a no intentar agruparlos en pueblos estables, sino era con petición expresa de los nativos, aunque esta era una forma segura de mejorar su nivel de vida, ya que los agustinos ya sabían que estos pueblos tenían especial apego a las áreas donde habían nacido.

También se le advertía que en caso de no ser bien recibido en un pueblo o caserío no debía insistir y su modo de acción debía ser pasar a otro cercano, implantar mejoras evidentes y con este ejemplo poder acceder al caserío resistente.

Isla de Luzon

Esta documentación la recibió en 1702 e inmediatamente partió hacia su destino, los Montes Italones en la isla de Luzon, actualmente es la provincia filipina de Aurora. Al llegar a Pantagaban, en aquella época era la población más importante y hoy se halla bajo las aguas de una presa, se encontró con una situación desastrosa, había tan solo una cabaña para acogerlo y el idioma que hablaban ahí no se correspondía con el que le habían enseñado.

Pantagaban se encontraba a tan solo a unos 130 km de Manila pero era casi como si estuviera en la otra punta del planeta. No habían caminos y las senderas se borraban con frecuencia bajo un clima tropical. Pero con 25 años y un optimismo y fuerza de voluntad a prueba de trópicos, consiguió en cuatro años, entre otras cosas, conseguir la paz de una guerra encubierta entre dos tribus locales que llevaba enquistaba mucho tiempo, reagrupar en poblados estables a indígenas errantes, organizó visitas a Manila de los caciques locales, para ganarse su voluntad y mostrarles que había fuera de sus selvas tropicales, frenar la llegada de chinos continentales, que empezaban a desplazar a los indígenas locales.

Ilongotes, año 1905

Su labor se extendió entre los indígenas balugas, isinayes, balones e ilongotes, que tenían costumbres, lenguas y creencias dispares. No se contentó con bautismos masivos, sino que lo hizo de forma individual, teniendo en cuenta sus creencias anteriores y previo un examen de conocimientos.

Cayó enfermo en 1703, no se sabe cual de las enfermedades tropicales le afectó, pero el caso es que requirió su transporte a Manila y le costó cuatro meses recuperarse. En 1706, nuevamente recayó y esta vez no se recuperó. Murió con 29 años de edad.

Fray Antolin de Alzaga es un ejemplo del impulso de civilización y mejora de condiciones de vida que el Imperio Español impulsó en todos los territorios por donde extendió su civilización.

Sirva esta efeméride, para rendir homenaje a humildes personajes como Antolin y romper una lanza en contra de La Leyenda Negra.

Manuel de Francisco Fabre

https://dbe.rah.es/biografias/64716/antolin-de-alzaga

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