El alférez de navío Esteban José Martínez tomó una decisión, en un lejano territorio hoy perteneciente a Canadá, el 12 de julio de 1789, que a punto estuvo de provocar un enfrentamiento a nivel mundial entre Inglaterra y España.
Los hechos ocurrieron en el contexto de la política expansionista colonialista que caracterizó el final del siglo XVIII. La Rusia zarista había iniciado la colonización de Siberia y empezaba a explorar el norte del Océano Pacifico. El capitán ingles Cook, había anclado en un punto de la bahía de Vancouver que llamó Resolution Cove y había informado de la importancia que podían tener los comercios con pieles y en 1787, el americano Kendrick, comerció en la zona, desde su barco Columbia, matriculado en Boston, y consiguió obtener pieles por un valor de 8.000 dólares a cambio de baratijas que tan solo le habían costado 100. Todo ello revitalizaba el interés internacional en la zona.
En 1788 el virrey de Nueva España don Manuel Flórez, más preocupado por las incursiones rusas que por las inglesas o americanas, envió al norte una expedición de reconocimiento al mando del alférez de navío Esteban José Martínez. En su exploración llegó hasta Kodiak, en la actual Alaska, donde encontró a comerciantes rusos e informó que tenían intención de establecer una base permanente en Nootka, mucho más al sur, en el actual limite entre Estados Unidos y Canadá y a 1000 millas de la base española de Monterrey
Florez no esperó ninguna instrucción de la Corona Española y organizó una expedición de ocupación permanente de Nootka y en paralelo informó al gobierno de Carlos III de su intención de organizar una ocupación fingida. Al mando puso al mismo alférez de navío Martinez.
La expedición partió del puerto Mejicano de San Blas el 19 de febrero de 1789 y tras mas de dos meses de travesía consiguieron llevar a Nootka, para encontrarse con la sorpresa de que ruso no había ninguno, pero habían tres buques, dos norteamericanos y uno ingles. El capitán norteamericano capitán John Kendrick, mantuvo buenas relaciones con los españoles y de hecho posteriormente fue contratado como piloto en buques españoles y solicitó la ciudadanía española. No ocurrió lo mismo con los ingleses.
El comandante de la expedición, capitán Meares se hallaba ausente comerciando con los nativos en el interior, y había dejado a un tal Douglas encargado del asentamiento y del buque, que era de propiedad británica, pero con bandera portuguesa y bajo la autoridad de Carvalho, un capitán portugués. No estaban nada clara la situación y autoridad de los ingleses y Martinez solicitó los papeles y órdenes escritas para su examen.
Después de estudiar los documentos se firmó un acuerdo con Douglas por el que se reconocía que el navío estaba bajo jurisdicción del virrey de Nueva España y que los propietarios se comprometían a pagar rescate si este era considerado como presa legal. Lo que parecía una situación estabilizada, se convirtió poco a poco en algo descontrolado, ya que la bahía, hasta la fecha, solo surcada ocasionalmente por canoas indígenas, comenzó a tener más tráfico que el puerto de Rotterdam en la actualidad.
Primero llegó el Northwest America, perteneciente a la compañía portuguesa de Carvalho. Douglas aprovechó un descuido de Martínez y escapó con el primer buque que estaba en la bahía, junto al capitán Meares que acababa de llegar. Días más tarde, el 14 de junio llegó a Nootka la balandra Princess Royal enarbolando pabellón británico y con la noticia que la compañía portuguesa de Carvalho estaba en bancarrota. Esta era la avanzadilla de la expedición del capitán James Colnett, quien llegó al mando del paquebote Argonauta.. El capitán traía instrucciones del capitán Meares para establecer una factoría en Yuquot. Cuando Martínez le requirió la documentación Colnett intentó marchar precipitadamente, pero Martínez le arrestó y sus buques quedaron tomados como presas y enviadas a San Blas. Y finalmente en octubre llegó una embarcación procedente de Macao de bandera americana. Todos fueron enviados a San Blas.
Cuando Meares arribó al Reino Unido, exageró los acontecimientos y informó de unas pérdidas comerciales enormes, noticia que provocó gran malestar e indujo al gobierno a prepararse para la guerra. De hecho se llegó a preparar una flota por parte británica y armar una flota por parte española, así como invocar el Pacto de Familia con Francia. Simultáneamente, el virrey de Nueva España, ordenó la construcción de un fortín y un poblado en el lejano Nootka.
Finalmente, ni España ni el Reino Unido podían afrontar los gastos de una guerra naval en el Pacifico y como las arcas españolas estaban en una situación crítica, se firmó un tratado donde España cedía parcialmente, devolviendo los buques apresados o indemnizando a sus propietarios y renunciando a las pretensiones territoriales al norte del paralelo 42°, la actual Columbia Británica del Canadá. Sin embargo, el establecimiento de los límites entre los diversos implicados, se alargaron todavía unos años, ya que realmente, el único que había construido algo estable en la región era España.
Manuel de Francisco Fabre
http://www.altorres.synology.me/guerras/1789_nootka/nootka.htm