Estamos ante otra figura desconocida de nuestra historia, que no solo rompió moldes en su época si no que además debiera servir de ejemplo a nuestra generación.
Nació el 31 de octubre de 1767 dentro de una familia noble de alto nivel. Su padre era Diego de Guzmán y Fernández de Córdoba, marqués de Montealegre, conde de Oñate, y su madre, María Isidra de la Cerda y Guzmán, duquesa de Nájera y condesa de Paredes de Nava, reunían dieciséis títulos nobiliarios, seis de ellos con Grandeza de España. Con este bagaje, no se suponía que tuviera problemas en su vida y la visión que tenemos de aquel siglo, implica que María se ocuparía sólo de buscar un buen marido y su formación seria escasa. Sin embargo la realidad fue otra.
La formación recibida en su casa fue a través de los maestros que sus padres le asignaron, poco se sabe de los detalles pero lo cierto es que el 28 de diciembre de 1784, con diecisiete años recién cumplidos, entró en la Real Academia de la Lengua. Fue un hecho insólito, primero por la edad y segundo por su sexo. Fue la primera mujer que fue acogida en esta institución
Que se conocieran las aptitudes de una mujer a fines del siglo XVIII era bastante raro, sobre todo si no pertenecía a alguna confesión religiosa que le sirviera de trampolín. En su caso fue el palacio familiar sito en la calle Mayor de Madrid, donde consiguió que su fama se conociera fuera de su hogar. En aquel palacio, el Rey era acogido con frecuencia y se celebraban reuniones donde acudían no solo cortesanos si no fundamentalmente eran frecuentes las tertulias de científicos y letrados. Ahí los asistentes descubrían asombrados que María dominaba varias lenguas contemporáneas y desde luego el latín y el griego. Tenía además un vivo ingenio que hacía muy amena su conversación.
Fue el propio marqués de Santa Cruz, a la sazón director de la Real Academia de la Lengua quien propuso a María como integrante y selecto grupo, aunque se sospecha que realmente quien fue el impulsor fue el rey Carlos III, quien estaba interesado en que las mujeres de la nobleza entraran en el mundo científico como un medio de revitalizar las enseñanzas escolásticas.
Al año siguiente solicitó el ingreso en la Universidad de Alcalá para obtener el doctorado, pero el problema es que los estatutos de la época prohibían la entrada de las mujeres en dicha institución, Su padre, que siempre la apoyó, elevó una solicitud al conde de Floridablanca, quien respondió positivamente en menos de una semana, prueba de que el rey Carlos III seguía empujando a la joven María.
El examen de grado se celebró en la iglesia del colegio de jesuitas, habilitado para la ocasión en salón de actos después de la expulsión de los jesuitas. El 6 de junio de 1785, con solo dieciocho años obtuvo el grado en Filosofía y Letras Humanas. Era la primera mujer en conseguirlo.
Se conserva integro el texto del examen y las respuestas de la postulante. El examen abarcaba temas tan variados como griego, latín, francés, italiano, español, retórica, mitología, geometría, geografía, filosofía en general, lógica, ontología, teosofía, psicología, física en general, física en particular, tratado sobre los animales, tratado sobre los vegetales, sistemas del orbe, esfera armilar y ética.
En poco tiempo ingresaba en la Real Sociedad Vascongada de Amigos del País, siendo la primera mujer en conseguirlo y después fue socia de merito en la Sociedad Económica Matritense. También fue la primera mujer en conseguirlo.
En 1789, se casó con Rafael Alfonso de Sousa de Portugal, un noble que era cuatro años más joven que ella. Las posesiones e intereses económicos de su marido se encontraban en Córdoba y ahí tuvo que instalarse. El alejamiento de la corte y de su amada Universidad de Alcalá, así como cuatro embarazos y que su gran protector, el rey Carlos III falleciera tres meses después de su matrimonio, pusieron freno a sus aspiraciones culturales.
Al mismo tiempo el clima político en España cambió radicalmente. En Francia, la Ilustración había degenerado en un baño de sangre y en un regicidio, lo que implicó que antiguas protectores, como Floridablanca o Jovellanos, cayeran en desgracia y fueran vistos con hostilidad. Además el interés político en fomentar el prototipo de mujer, aristócrata e intelectual, que Carlos III había impulsado no tuvo un continuismo ni dentro ni fuera de España. La Ilustración Racionalista Europea no reivindicó en general la razón femenina.
El caso es que el 5 de marzo de 1803, a los 35 años, María Isidra murió en su Córdoba adoptiva. Su corta vida no le permitió más logros.
Manuel de Francisco Fabre
María Isidra de Guzmán y de la Cerda – Wikipedia, la enciclopedia libre
https://mujeresconciencia.com/2017/12/20/maria-isidra-guzman-primera-doctora-universitaria-pionera-siglo-las-luces/
https://dbe.rah.es/biografias/22681/maria-isidra-de-guzman-y-de-la-cerda