Puede que el lector de estas líneas declare que no le gusta la música, pero creemos que esto es un imposible. Todo el mundo tiene una tonadilla que le lance al pasado o le alegre el presente. En todo caso estamos seguros que la música que compuso Manuel de Falla llega al corazón de los que escuchan sus acordes. Fue un músico excepcional que supo componer para todo el mundo partiendo de notas muy españolas.

Manuel de Falla Matheu, nació en 23 de noviembre de 1876, en el seno de una familia acomodada que residía en Cádiz y que se dedicaba al comercio. Ni su padre, de origen valenciano, ni su madre, de origen catalán, eran andaluces, pero ambos habían nacido en Cádiz. En su familia no había agobios financieros, pero tuvo que sufrir otro tipo de problemas. Cuando era joven, durante la epidemia de cólera de 1885, murieron su abuelo materno y una de sus tías mas allegadas y poco después dos de sus hermanos.

La muerte cercana a edades tempranas, era algo normal en aquella época, pero a Manuel le afectó profundamente y marcó su carácter para siempre. Toda su vida la obsesión por la limpieza y el miedo a contagiarse y enfermar fueron una constante.

Su expediente escolar muestra sus aptitudes en caligrafía y en matemáticas, sin hacer ninguna mención a la música, algo normal en la época. Sus primeros paso profesionales tampoco se dirigieron hacia la música sino hacia la literatura. En 1888, junto con un grupo de amigos, fundó y dirigió la revista literaria casera El Burlón y, en 1891, participó en una segunda titulada El Cascabel, que también terminó dirigiendo.

Pero ya tan solo un año más tarde, en 1892 cuando tenía 16 años, compuso su primera obra para piano. A los diecisiete, decidió que su vocación era la música.

En 1896 se estableció en Madrid, después de una época de frecuentes viajes, pero siempre con base en Cádiz. En Madrid, se matriculó en el Conservatorio y al año siguiente consiguió la certificación del equivalente a tres años de solfeo y cinco de piano. Compuso varias obras; piezas vocales, para piano y violonchelo. En 1900, la situación financiera de su familia había cambiado drásticamente y era él quien la mantenía. Todos los componentes familiares se fueron a vivir con él en Madrid.

Durante el lustro siguiente Falla consiguió dos importantes premios, uno convocado por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y otro como panista financiado por la firma Ortiz y Cusso. Sin embargo ninguno de ellos le aportó suficientes ingresos y decidió trasladarse a Francia. Ahí la vida no fue fácil y, a pesar de que ya era conocido y trataba a los mejores músicos de su tiempo, tuvo que ganarse el sustento dando clases piano a los hijos de familias adineradas y realizando giras de conciertos.

Su vida dio un nuevo cambio cuando el Rey Alfonso XIII le concedió una beca para que pudiera seguir residiendo en Paris. Fue gracias a la mediación de su amigo Isaac Albéniz. En esta época empezó la composición de algunas de sus obras maestras, como Noches en los jardines de España y  La vida breve. Los inviernos de 1910 y 1911 fueron especialmente crudos y Manuel de Falla, como buen gaditano, no estaba acostumbrado. Lo pasó mal. Ello unido a nuevos problemas de salud, le encaminó hacia círculos religiosos, en concreto “Los Apaches”, de Viñes y Léon Bloy. Tras el inicio de la Primera Guerra Mundial, Manuel regresó a España. Nuestra nación fue neutral durante esta guerra y Falla, que sentìa cierta aversiòn por los alemanes, se mostró siempre en contra de tal postura aduciendo que la música germánica era perniciosa para las tradiciones europea. Después del fallecimiento de Enrique Granados, muerto en un buque torpedeado por un submarino alemán, esta posición se radicalizó.

Falla siempre fue una persona muy apegada a su familia y cuando sus padres murieron en 1919, decidió trasladarse a Granada con su hermana María del Carmen, que se convirtió en su principal apoyo físico y moral.

No voy a detallar toda su obra en este periodo, solo voy a hacer hincapié en su personalidad frágil y torturada por la situación moral de España.

En 1936 Falla fue favorable al pronunciamiento militar que derivó en Guerra Civil. Siempre que pudo realizó gestiones a favor de amigos encarcelados. La situación de violencia generalizada le apenó profundamente y llegó a recluirse voluntariamente en su domicilio. En una carta a José María Pemán afirmaba que la causa de sus problemas era la quema de iglesias en Cádiz, en sus palabras una «blasfemia colectiva». En 1937 compuso un himno marcial para las tropas sublevadas y el 1 de enero de 1938 y sin su conocimiento previo, lo nombraron director del Instituto de España en Salamanca. Rechazó el nombramiento alegando motivos de salud.

Terminada la Guerra Civil y temiendo que la II Guerra impactara directamente en España, Falla decidió irse a Argentina, donde residió hasta su muerte, acaecida el 14 de noviembre de 1946. No había querido regresar a España a pesar de que el Gobierno le había propuesto una asignación de 25000 pesetas si volvía.

Si alguno de nuestros lectores desconoce las obras de nuestro compatriota Manuel de Falla, le invito a que busque en YouTube o alguna de las redes musicales por “Manuel de Falla” y cualquiera de las siguientes obras. “Noches en los jardines de España”, “Los amores de la Inés”, “La vida breve”, “El corregidor y la molinera”, “El sombrero de tres picos”, “Fuego fatuo”, “El retablo de maese Pedro”, “El amor brujo”, “El gran teatro del mundo”, “Atlántida”

Se llevará una agradable sorpresa.

Manuel de Francisco Fabre

https://es.wikipedia.org/wiki/Manuel_de_Falla

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