A mediados del siglo XVIII, nació en Jerez de la Frontera, uno de los personajes olvidados de nuestra historia, aunque en su momento, su vida y decisiones fueron muy controvertidas.
Tomás de Morla y Pacheco procedía de una familia de militares y con 17 años ingresa en la Academia de Artillería de Segovia con sesenta otros cadetes. Solo catorce logran aprobar el primer curso y Morla se encuentra entre ellos.
Asciende a subteniente en 1765, y se le envía a la localidad de Pinto, junto a un destacamento enviado durante los disturbios del motín de Esquilache.
Era costumbre en la época, que los alumnos aventajados, colaboraran en las actividades docentes y a Morla se le incluyo en el equipo del profesor de táctica Vicente Gutierrez de los Rios. Ahí no se limito a seguir instrucción, aportó ideas y una de ellas fue la redacción de apuntes que apuntalaban los conocimientos impartidos en las clases y complementaban los libros oficiales.
Años mas tarde, con el empleo de teniente, lo encontramos en el Gran Sitio de Gibraltar, donde se embarca en la batería flotante “Talla piedra” y en la que resulta herido de gravedad. En premio a su valor reconocido en combate, se le asciende a capitán en 1783.
Una vez recuperado la salud, vuelve al Colegio de Artillería en Segovia donde empieza una labor docente, ampliando los trabajos de su profesor y superándolo con creces. Su magnífico obra el “Tratado de Artillería para uso de la Academia de Caballeros Cadetes del Real Cuerpo de Artillería”, tuvo un notable impacto en varias generaciones de artilleros, se tradujo a varios idiomas y fue utilizado como libro de texto para la enseñanza de la artillería en Holanda, Francia y Alemania. En recompensa por esta meritoria obra, recibió el grado de teniente coronel el 6 de abril de 1784.
Tres años más tarde, en 1787, lo encontramos comisionado junto a Jorge Juan Guillelmi Andrada, para hacer un viaje de espionaje en diversos países europeos, con el objetivo de informar acerca de las últimas técnicas en la fabricación de cañones y en la fundición de metales. Viajo a Francia, Inglaterra, Irlanda, Holanda, Bohemia, Sajonia, Prusia y Austria. Fruto de sus viajes en la zona germánica es el informe “Noticias sobre la constitución militar prusiana”.
En su paso por el Reino Unido le causó gran impresión los novedosos sistemas de fundición en bronce. Tomó nota de todo y a su vuelta, obligó a sus alumnos a estudiar ingles, para poder acceder a la información en este idioma sobre la construcción de cañones. Esto nos permite afirmar que la Academia de Artillería de Segovia fue uno de los centros de enseñanza pioneros en el aprendizaje de este idioma en España.
A partir de este momento s carrera fue un continuo de logros. En 1792, asciende a brigadier y se le destina a Barcelona para dirigir la fundición de cañones. En 1793 estalla la guerra con Francia y con el grado de teniente coronel, participa en diversas acciones. En 1975, terminada la guerra y ya mariscal de campo, es nombrado caballero de Santiago y se le destina a Castilla al mando del ejército central.
En 1797, reforma las fabricas de pólvora de Murcia y Granada. Fruto de este trabajo es el documento “Arte de fabricar la pólvora”, obra que fue declarada de uso obligatorio de los alumnos del Colegio de Artillería, y que es enviada a las unidades artilleras para enseñanza. En 1800 es nombrado Capitán General de Andalucía y Gobernador de Cádiz, donde hace frente a una epidemia de fiebre amarilla.
En 1808 alcanza el máximo de su carrera, al participar en la capitulación de la escuadra de Rosilly en la bahía de Cádiz y en la organización del ejercito que iba a derrotar a los franceses en Bailen. El 30 de septiembre de 1808 la Junta Central le nombra Director General de Artillería y Consejero Nato del Supremo Consejo de Guerra.
Ahí empezaron los problemas. Napoleón estaba furioso por la serie de reveses en España y dirigía personalmente la invasión. Morla estaba encargado de la defensa, pero carecía de los medios para hacerlo. Las débiles defensas que organizó en el Guadarrama fueron fácilmente superadas y ante el ejército napoleónico frente a Madrid, rinde la ciudad sin presentar batalla.
En principio fue tratado con desprecio por Napoleón, pero luego reconoció su valía y lo puso en el equipo que trabajaba con su hermano José Bonaparte. Su actitud dentro del consejo fue conflictiva y se conservan cartas en las cuales discutía algunas órdenes dictadas por el general Dupont.
La Junta Central nunca perdonó su colaboración con el enemigo y le despojo de todos sus honores y confiscaron sus bienes. Fernando VII no hizo más que confirmar la perdida de todos sus empleos.
Murió en el más completo olvido sin que se sepa exactamente la fecha en que ocurrió. Pensamos que es castigo excesivo para un brillante militar y tecnólogo, que al final de su vida lo que hizo fue reconocer que la defensa numantina de una posición puede que no sea la mejor solución para la población civil.
Manuel de Francisco Fabre
Tomás de Morla y Pacheco – Wikipedia, la enciclopedia libre
Tomás de Morla y Pacheco (realcolegiodeartilleria.es)
Felicitaciones por el articulo.
Respecto a los comentarios: Cuando un traidor es acusado de tal por otro peor (Fernando VII) es, al menos, justo rever aquella actitud. De cualquier modo, la historia debe contemplar a todos y todo lo que han hecho (de bueno y de malo). Del peor de los traidores (Fernando VII) se sabe todo e incluso La España traicionada y los españoles traicionados han recogido su miserable memoria. Aunque no haya hecho nada bueno (como Morla)
Estoy de acuerdo con tu comentario.
En nuestra historia hay toda clase de personas. Hay villanos, santos, asesinos, cientificos, aventureros, de todo. No me parece esconder lo que no nos interesa de nuestra historia. Morla, con sus luces y sombres, existio.
Los traidores son traidores, sean quienes sean y vengan de donde vengan. La traición es la peor de las actitudes de un militar, denota miedo, cobardía, poca firmeza de ideas y peor consideración de su patria y compatriotas. Después de una trición ¿De qué puede ser capaz un hombre?.
Puede que tengas razon.
De hecho ni siquiera se sabe exactamente cuando murio.