Esta es una historia muy poco conocida y que se encuentra dentro de la Guerra de Cuba entre España y los Estados Unidos de América. Es un episodio rocambolesco que atañe a uno de esos desconocidos personajes que pueblan nuestra historia reciente y que añade un poco más de misterio a los acontecimientos que envolvieron a la pérdida de las últimas posesiones en América y Asia de España.
El 2 de abril de 1898, Ramón de Carranza llegó a Washington, con una única misión; entregar a las autoridades americanas toda la documentación recopilada en La Habana, para demostrar que el acorazado de segunda clase USS MAINE, se había hundido en el puerto de La Habana por causas totalmente ajenas a la voluntad de España. Tiempo perdido, el secretario de Estado John Sherman se limitó a recibir la documentación pero en paralelo el cónsul norteamericano en Cuba, Fitzhugh Lee, y el comandante del Maine, Charles Dwight Sigsbee, acusaron públicamente a los marinos españoles de haber volado el Maine en el puerto de la Habana. Ambos tenían motivos para señalar a cualquier culpable, fundamentalmente el capitán Sigsbee, ya que es sumamente raro que un capitán sobreviva a la voladura de su navío.
El caso es que la visita de poco sirvió, ya que días después los Estados Unidos declararon la guerra a España. Ramón debía seguir los pasos de la delegación española que fue enviada a Canadá. Al llegar a Montreal, recibió un telegrama del Ministerio de la Guerra dándole poderes para viajar fuera de España, y posteriormente otro del Ministerio de Estado, ordenándole que se quedara en Canadá para prestar “servicios y comisiones”. Estos servicios no eran otros que crear una red de espionaje que cubriera la costa este de los Estados Unidos.
Carranza, hizo su trabajo muy bien y creó una red de colaboradores y espías que operaban desde Halifax (Canadá) y Hamilton (Bermudas). En la información que facilitó se basó la propuesta de Fernando Villaamil, que consistía en el ataque de los arsenales navales americanos con destructores de su invención, ya que dichas instalaciones, según los informes de la red de espionaje estaban mal diseñadas, pobremente protegidas y mal situadas en los puertos.
En lugar de apoyar la idea de Villaamil, el Gobierno de España estudió un descabellado ataque a los puertos de Charleston, descabellado ya que implicaba el empleo de buques como el recién botado crucero Emperador Carlos V, que requerían para ser operativos el apoyo logístico para el carbón por parte de las autoridades británicas, cosa harto difícil.
Finalmente nada se hizo y Carranza se encontró en Canadá, descubierto por el contraespionaje americano y con orden de expulsión de este país, cuyo gobierno se encontraba presionado por los americanos. En lugar de obedecer la orden, lo que hizo fue camuflarse y organizar un plan por su cuenta. La idea era simple y requería pocos medios. Consistía en atacar la costa oeste americana que estaba totalmente desprotegida y con ello obligar a la flota americana a concentrarse en dicha área y dejar de presionar sobre Filipinas.
El plan de Carranza era sencillo y barato. Bastaba con armar un pequeño crucero en la misma costa este y con él sembrar el terror entre los mercantes americanos y yugular el tráfico comercial. Para ello cruzó todo Canadá de incógnito y una vez en Vancouver, compró un vapor ruso, el Amur, al que dotó de dos pequeños cañones. Le faltaba la tripulación, pero desde España le aseguraron que podrían contar con marinos españoles retenidos en Estados Unidos, a los que se le dotaría de pasaportes falsos chilenos y les harían pasar la frontera hacia Canadá.
Las autoridades de Estados Unidos, no consiguieron detectar a Carranza, aunque si se dieron cuenta de sus intenciones y solo esto ya bastó para que desplegaran en la costa oeste, al crucero ligero Wheeling, y al crucero Bennington para protección del tráfico mercante. Si hicieron esto solo ante una sospecha, no podemos ni imaginar los esfuerzos que hubieran desplegado si el proyecto de Carranza se hubiera plasmado en la realidad.
Sin embargo las promesas del Gobierno Español nunca se concretaron y los marinos no llegaron. Esto no desanimó a Carranza que ideó un plan con algunos voluntarios para asaltar el crucero Bennington y dedicarse a hostigar el tráfico americano. Para ello llegó a comprar las armas necesarias, pero cuando se encontraba listo para la acción, se firmó el armisticio y recibió la orden de regresar a España.
A partir de este momento, Carranza, pasó a la reserva y empezó una carrera política que le permitió obtener en 1903 el acta de diputado a Cortes por el distrito de Algeciras, dentro de las filas del Partido Conservador, pero esta es otra historia.
El caso de Carranza, como el de Villaamil, con su propuesta de ataques con sencillos destructores, Vara de Rey, que hizo la ultima defensa de Cuba, Valeriano Weyler, gobernador que organizó eficazmente la isla, Isaac Peral, cuyos submarinos hubieran hundido en poco tiempo la escuadra americana, son ejemplos de que algo podrido había en el Gobierno Español que boicoteó todos los esfuerzos realmente útiles para defender Cuba y Filipinas, mientras apoyaba descabellados proyectos que parecían salidos de la plana mayor del enemigo.
Manuel de Francisco Fabre
Recomiendo leer el libro IMPERIO de Gore Vidal en el que se puede contemplar la acción de EEUU contra Cuba y Filipinas enmarcada en un mayor plan con vistas a construir el «imperio USA» más allá de sus «fronteras naturales»
Me ha gustado mucho. Parece qie Horacio ha olbidsdo6que EEUU declaró la guerra a España y fue ells quien atacó territorio español en Cuba y Filipinas…
Excelente articulo que deja solida prueba de que era España la que pretendia atacar a los EEUU. Y yo que estaba convencido de que era al reves.
Muy util y develador!
Gracias
No creo que este sea el sentido del articulo. Al menos no fue esta la intencion de su autor.
Supongo que este artículo también te deja meridianamente claro que lo que sufrió el Maine fue un ataque del gobierno español con objeto de preparar la invasión de los EEUU con los tercios de Flandes.
Así somos algunos españoles, nos destruimos a nosotros mismos y, otros españoles no alcanzamos a comprendernos, lástima.
Bonito artículo Manuel. Cuantas torpezas se cometieron en el SIGLO XIX. La pérdida de CUBA 🇨🇺, FILIPINAS 🇵🇭 Y PUERTO RICO 🇵🇷 en 1898 fue para llorar 🇪🇦.