
Esta es una de las muchas particularidades de nuestra historia común que no aparecen en ninguno de nuestros libros de texto. La pregunta oficial que en 1598, el rey Felipe II, lanzó al pueblo filipino.
Pues si. El 5 de agosto de 1598, se publicó en Manila una Real Cédula del 8 de febrero de 1597. El imperio era inmenso y la orden había tardado casi dos años en cruzar el Atlántico, el continente americano y finalmente el Pacifico, había llegado a su destino y aunque su contenido sorprendió a los dirigentes locales, se acató y dio cumplimiento.

En 1598 el Gobernador General de Filipinas era Francisco de Tello de Guzmán y se encontraba frente a diversos conflictos en la cercana isla de Mindanao. Probablemente le resultó bastante chocante la real orden, pero era un buen administrador de los intereses del imperio y no se le ocurrió poner palos en las ruedas del referéndum que se le ordenaba organizar.
Pues este era el contenido de la Real Orden. Debía preguntar a los filipinos si deseaban continuar bajo el paraguas imperial español o organizarse por su cuenta.
La verdad es que el Gobernador de Filipinas no tenia ni idea de cómo ponerse a la tarea. Eso que hoy llamamos referéndum no había sido inventado y puesto en practica hasta el siglo XIX. Fue Napoleon Bonaparte quien en 1802 utilizó este método para perpetuarse en el poder. Repetimos que Francisco de Tello no tenia experiencia ni tiempo para emplear en estos temas y decidió descargar la tarea en las ordenes religiosas, fundamentalmente dominicos, que gustosamente aceptaron el encargo.

Han llegado hasta nosotros, la descripción de lo sucedido en las provincias de Pangasinán, Cagayán y La Laguna. En todos los casos el sistema era el mismo. Se reunía a los principales indígenas y se les preguntaba si deseaban continuar siendo súbditos de Felipe II o independizarse. No era un referéndum tal como lo entenderíamos hoy, pero si que subyacía el mismo concepto. Y lo excepcional es que la respuesta no fue unánime ni homogénea y así fue registrado. En Pangasinán y Cagayán, donde realmente los locales habían salido de una infernal guerra entre etnias, la respuesta fue favorable inmediatamente, pero en La Laguna, la respuesta de los caciques fue que solicitaban un año para para meditar la respuesta… y se les concedió dicho plazo.
En julio de 1599, Francisco de Tello, informó de los avances del proceso, pero, mientras tanto, el soberano había muerto. Con la noticia de su muerte el proceso se paraliza.
¿Qué podemos decir acerca de este hecho? La respuesta puede ser un poco indirecta o más bien a la gallega preguntarse, ¿Cuándo en la historia humana se tiene noticia que el conquistador pregunta al conquistado si desea revertir la situación? Los hechos dicen que en dicho situación la historia se repite, solo hay dos opciones, sometimiento o muerte.

Sin embargo el comportamiento de Felipe II fue diferente. Era consciente que los nativos eran propietarios de sus tierras y que solo las ventajas de pertenecer a una organización superior podían contribuir a mejorar su nivel de vida.
Hay dos maneras de ver el plebiscito. Uno a través de los ojos de los nativos, que afirmaban que la llegada de los españoles les había sacado de guerras interminables y de los abusos de los jefes indígenas. ¿Pero porque nunca mencionaron que también sufrían abusos de los nuevos llegados?
La otra visión es la de los misioneros que se encargaron de la evangelización. Pensaban que tenían razón ya que algunas de las costumbres locales eran deleznables desde cualquier punto de vista, pero en el mundo dominico había un escrúpulo moral sobre el hecho de cambiar de forma drástica las costumbres locales y utilizar sus tierras de forma arbitraria.

Felipe II también tenía sus escrúpulos y su moral, pero además tenía que administrar un imperio y alocar los recursos necesarios en cada sitio y Filipinas no era desde su punto de vista ningún negocio. Los beneficios del Galeón de Manila nunca llegaron a las arcas reales y ellas tenían que soportar todos los gastos de protección de la administración local y del mantenimiento de las ordenes religiosas cuando estas no conseguían que sus misiones fueran autosuficientes.
La decisión de Felipe II sorprenderá a muchos historiadores, que piensan a pies juntillas que era un monarca que gobernaba medio mundo de forma despótica y tiránica. El referéndum de Filipinas de 1598 no entra en sus esquemas, tal vez porque las creencias de estos historiadores no son correctas.

Manuel de Francisco Fabre
https://es.wikipedia.org/wiki/Refer%C3%A9ndum_de_Filipinas_de_1599