Sánchez de Tovar – Ataque a Folkestone (20 julio 1377)

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Sánchez de Tovar

Si a alguno de nuestros conocidos les preguntamos si en algún momento de la historia, los habitantes de las Islas Británicas sufrieron ataques por mar, por parte de tropas procedentes de la Península Ibérica, los más avezados responderán algo genérico sobre la Escuadra Invencible, pero muy pocos sabrán que en el siglo XIV, los habitantes de las ciudades costeras inglesas y galesas, vivían con el alma en vilo pendientes de ver en el horizonte naves con pendón castellano.

En el contexto de la Guerra de los Cien Años, el Reino de Castilla se alió frecuentemente con el Reino de Francia y contribuyó a que el Reino de Inglaterra perdiera todos los derechos sobre territorios continentales a excepción de Calais. El interés castellano estaba en lograr el control del mar Cantábrico y conseguir que sus naves pudieran navegar sin problemas sobre sus aguas.

En 1337, se había iniciado el conflicto, pero en 1368 fue cuando Enrique de Trastámara firmó con Carlos V de Francia el Tratado de Toledo, por el cual Castilla se comprometía a prestar ayuda militar naval a Francia. El compromiso empezó con buen pie con la victoria de La Rochela de 1372, pero al año siguiente el conde de Salisbury atacó Saint-Maló y quemó siete naves mercantes castellanas, esto inició una serie de acciones de represalias.

Enrique II de Castilla

Enrique II de Castilla, nombró a Fernando Sánchez de Tovar como almirante de Castilla en 1374 y éste organizó con eficacia la lucha en el mar y extendió las acciones a las costas de Gales e Inglaterra.

Tovar era un leonés que había nacido tierra adentro en fecha indeterminada pero que había hecho su carrera política al servicio del reino en funciones no relacionadas con el mar hasta 1359, cuando como capitán de las tropas embarcadas en una galera, participó en una expedición naval contra el Reino de Aragón. A partir de ahí su experiencia en este tipo de embarcaciones, que eran mas bien de tipo mediterráneo las empleó para asaltos costeros. No conocemos muy bien sus capacidades como marino, pero lo que es indudable es que fue un organizador muy eficiente.

Todas las acciones que emprendió tuvieron características similares. Golpes de mano que partían desde la costa francesa, a base de galeras donde se embarcaban grandes contingentes de soldados de tierra. Se atacaba una ciudad costera y después se volvía al puerto de base sin más objetivo que el saqueo.

En 1377, la operación se organizó a mas alta escala. Tovar reunió 13 galeras y se dirigió al puerto francés de Hartfleur donde se reunió con las fuerzas aportadas por Jean de Vienne y llegó a reunir a un contingente de unos 5.000 hombres.

Cruzando rápidamente el Canal de la Mancha, atacó y destruyó la ciudad de Rye, Rottingdean y el 20 de julio, Folkestone. La acción no se detuvo ahí y continuó hacia Portsmouth, Dartmouth y Plymouth. Las galeras no eran embarcaciones de gran capacidad y se quedaron sin avituallamientos por lo que retornaron a la base, para continuar tres semanas más tarde hacia la isla de Wight, Winchelsea, Hastings y Poole. Los ataques continuaron durante los años posteriores, llegándose a incendiar arrabales de Londres, después de remontar el Támesis con sus galeras.

El conjunto de acciones hizo que durante el ultimo cuarto del siglo XIV, los mares que bañaban las costas del Cantábrico, oeste de Francia, sur de gales e Inglaterra, fueran consideradas como coto castellano, donde pocas naves se aventuraban a navegar y comerciar si no era bajo bandera castellana o permiso de esta.

Técnicamente, también hizo que se sobrevalorara la capacidad de las galeras y se siguieran empleando en el Atlántico hasta principios del siglo XVI. Sin embargo su ocaso había llegado. En el Atlántico el futuro estaba en las naves movidas a vela, de alto bordo y con gran capacidad de carga y autonomía. Las galeras quedaron relegadas al Mediterráneo, donde siguieron siendo empleadas como armas de guerra hasta el siglo XVIII.

De Fernando Sánchez de Tovar, poco habréis leído en vuestros libros de texto, aunque su vida merece varios libros, pero es que la historia de España, es sumamente dilatada.

Manuel de Francisco Fabre

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