El XVI fue el siglo de las grandes exploraciones por los españoles, no sólo del Nuevo Mundo, sino de todo el océano Pacífico, conocido entonces y no sin razón como el Mar Español, ya que nuestros antepasados fueron abriendo horizontes y poniéndole nombre a su pléyade de archipiélagos.
Y nada menos que esa gran isla-continente que es Australia debe también su nombre a nuestros paisanos. Un continente que, con el tiempo, devino en país, colonizado por presidiarios, modelo de colonización sin par de los ingleses, tan distinto al español
Si en ocasiones, los españoles se dejaron llevar en su deambular por el continente americano por mitos como El Dorado, o la Fuente de la Eterna Juventud ― en cuyo empeño, Juan Ponce de León perdió la vida en La Florida ―, otro tanto pasó en Oceanía, donde los navegantes españoles buscaban la Terra Australis, es decir, la tierra del sur.
Fue el navegante portugués, al servicio de la Corona española y por tanto naturalizado como español ― al igual que Fernando de Magallanes ― Pedro Fernández de Quirós, quien en 1.606 tomó posesión de las Nuevas Híbridas, y puso por nombre a aquellos territorios como Australia, pero no por ser australes, sino en honor a la Casa de Austria, reinante entonces en España.
De hecho, el nombre entonces no es propiamente “Australia”, sino “Austrialia”, y así figura en el texto del informe que envía Quirós al Rey Felipe III informando de sus descubrimientos. Conviene recordar que Austria es la traducción al español del nombre alemán Österreich, o sea, reino del este, por tanto, Australia no significaría reino del sur, sino reino del este.
Jesús Caraballo
Muy interesante Jesús el artículo. Que grande la historia de ESPAÑA y cada vez menos conocida.