
«Marivent» es el nombre del Palacio de Marivent (Palau de Marivent en mallorquín), una residencia que sirve de residencia oficial para la Familia Real Española en sus estancias de verano en Palma de Mallorca. El nombre «Marivent» proviene del mallorquín y significa «Mar y Viento» (Mar i vent), en alusión a su entorno. El Palacio de Marivent está construido sobre el acantilado de Cala Mayor, lo que dota al edificio de unas increíbles vistas, sobre una zona rocosa cubierta de pinos, al borde de un acantilado con vistas hacia la Bahía de Palma y cuenta con unos jardines de palmeras y árboles frutales, situado a unos cien metros del propio Palau de Marivent, con pozo y piscina, de gran interés botánico y con esculturas de Joan Miró i Ferrá.

Gracias a los herederos del pintor catalán, los jardines del palacio de Marivent han jalonado el paseo en el que crecen más de cuarenta especies mediterráneas con una colección de diez esculturas, algunas de ellas de gran formato, que hasta ahora se encontraban en domicilios y jardines de los familiares del artista, aunque alguna pieza había formado parte de muestras internacionales. Es el caso de Personage, la escultura estrella del recorrido, de dos metros de altura, que estuvo expuesta en el Rijksmuseum de Amsterdam, la pinacoteca nacional holandesa.
A diferencia de la residencia oficial del Palacio Real de la Almudaina, Marivent no pertenece a Patrimonio Nacional, sino que su titularidad corresponde a la comunidad autónoma de las Islas Baleares. Pese a ese carácter de residencia de uso privado, el Palacio de Marivent ha servido, en multitud de ocasiones, como marco para las recepciones y entrevistas que el monarca ofrece tanto al presidente del Gobierno como a otras autoridades nacionales e internacionales.

El Palau de Marivent está considerado como una residencia de carácter privado, algo así como el Palacio de la Zarzuela en Madrid y la verdadera residencia oficial del jefe del Estado en Baleares es el Palacio Real de la Almudaina, antigua sede de la Capitanía. Desde los años 70, el Palacio de Marivent es la residencia de verano de la Familia Real Española, una tradición que los nuevos reyes, Felipe VI, que tenía cinco años en su estreno en la nueva residencia, y Letizia, parecen dispuestos a mantener. Durante el reinado de Juan Carlos I, Marivent ha sido el punto de encuentro familiar, ejemplificado en los posados que cada año hacían los reyes con sus hijos nietos y yernos.

Por encargo del pintor Juan de Saridakis, que había llegado a la isla de Mallorca en 1922, un mecenas egipcio de origen griego, nacido en Alejandría en el año 1877, que se instaló en él al quedar fascinado de la isla, donde murió en 1963 y su primera esposa, la escultora francesa Laura Mounier, la finca fue construida por el arquitecto Guillem Forteza Pinya entre 1923 y 1925. El palacio albergó reuniones sociales y tertulias artísticas durante unos años. Mounier falleció en Niza en 1937, pero los pasos de Saridakis siempre regresaban a la tranquilidad del Palacio con su mar y viento. Regresó a Mallorca con su segunda esposa en los años cuarenta y vivió en Marivent hasta su muerte.

Su viuda, Anunciación Marconi Taffani, tras el fallecimiento de su esposo en 1965, cedió la construcción y sus terrenos a la Diputación Provincial de Baleares en 1966, a condición de que se crease un museo que llevase el nombre del pintor, y que permaneciese abierto al público como último deseo de su difunto marido, que tenía la ilusión de construir un museo para todos los mallorquines. Así, en 1965 se constituyó la Fundación del ‘Museo de Arte Saridakis’, que abrió sus puertas al público en 1967. Saridakis había hecho acopio de preciadísimas obras pictóricas, destacando lienzos bajo la firma de Goya, Durero, Picasso, Sorolla, Delacroix o Zuloaga y más de 2.000 títulos de la biblioteca, obras que junto a su nutrida colección de cerámica -más de 1.000 piezas- sirvieron para nutrir el museo que se instaló tras el fallecimiento del mecenas.

En 1972 el jefe de la Casa del Príncipe, el mallorquín Nicolás Cotoner y Cotoner, marqués de Mondéjar, empezó a mover los hilos para que la Diputación cediera la finca a los futuros reyes, consciente de que la isla era una de las debilidades de la pareja. Y es que Juan Carlos de Borbón pasó justo delante de esta finca, dice que se enamoró de este palacio y es entonces cuando se lo comentó a Cotoner.
Fue así como el 4 de agosto de 1973, los príncipes de España en aquel entonces, Juan Carlos y Sofía, llegaron a Can Saridakis para tomar posesión de la finca como residencia veraniega.
El palacio fue motivo de polémica cuando los herederos de Saridakis denunciaron a las autoridades a los tribunales de justicia por incumplimiento de condiciones de cesión, que se cumplieron hasta 1973 cuando la Diputación cedió la finca a los entonces príncipes de España, cuyo litigio finalizó cuando en 1988, el Tribunal Supremo falló a favor de los demandantes en lo relativo a obras de arte y bienes muebles que contenía el Palacio, lo que obligó a restituir los muebles del interior y el patrimonio artístico a la familia Saridakis. Ante estos hechos, fuentes del gobierno regional, propietario del inmueble, declararon en los años 1980 que «Nos preocupa relativamente poco que se lleven estos bienes, ya que tienen escaso valor», 40 millones de pesetas al contrario de los 3.000 que afirmaba el pintor heredero Juan de Saridakis.

En 1992 el palacio fue ampliado gracias a la cesión de una masía perteneciente al Ejército del Aire, así como terrenos colindantes del Gobierno autonómico. Este inmueble, conocido como Son Vent, una residencia independiente, con el objetivo de que el entonces heredero tuviera más autonomía, que se incorporó al conjunto de Marivent en el año 1991, que fue reformado por Patrimonio Nacional en el año 2004 y cuenta con 500 metros cuadrados habitables, ocho habitaciones, jardín y piscina. La finca cuenta con el propio Palau de Marivent, que es el edificio principal, y las villas anexas de Son Vent y Son Ventet, situadas en unos terrenos anexos, cedidos por el Ministerio de Defensa al Govern Balear a principios de los 90. Es la residencia habitual de los reyes Felipe VI y Letizia, mientras que el palacio principal sigue siendo el refugio favorito de la reina Sofía que lo sigue utilizando. Asimismo, el complejo cuenta con otros edificios secundarios, que son utilizados para residencia de las infantas Elena y Cristina y sus familias, así como para invitados. En Son Ventet también está la Masia dels Posaders, usada principalmente como casa de invitados, y donde se suelen alojar los familiares de la reina Sofia cuando visitan la isla de Mallorca.

En mayo de 2017 se abrieron los jardines a la ciudadanía (no así el interior de la mansión, ni de la villa de Son Vent, situada a pocos metros) gratuitamente y durante la mayor parte del año (exceptuando 15 días en Semana Santa y del 15 de julio al 15 de septiembre, periodos que suelen coincidir con las habituales estancias reales en Palma). Unos jardines por los que, en tiempos de Saridakis, siempre perfectamente cuidados y destacados en los ecos de sociedad por la belleza de su vegetación, pasearon los Marqueses de Calcavanti, el General Aizpuru, Carmen Franco o Carmen Polo y compositores como el coreano Ahn Eak-tai, o el italiano Otmar Nussio.
El espacio verde ocupa una superficie de 9.155 metros cuadrados y destaca por su valor botánico, cultural, histórico y simbólico, constituyendo un magnífico ejemplo de jardín mediterráneo, con un total de hasta cuarenta especies vegetales diferentes, la mayoría de carácter autóctono.
Los jardines cuentan con diferentes senderos marcados, para poder visitarlos por distintos recorridos, a lo largo de los cuales te vas encontrando diferentes paneles con información sobre el lugar y sobre las diferentes especies vegetales con las que te vas cruzando.

Una de las curiosidades que se encuentra en los jardines es la exposición permanente de doce esculturas de Joan Miró, realizadas en bronce, que quieren dejar constancia del especial vínculo que tuvo el artista con Palma de Mallorca, ciudad en la que contrajo matrimonio con Pilar Juncosa (nacida en Palma en 1904) y en donde residió, de manera intermitente, desde los años 40 del siglo XX hasta su fallecimiento, el día de Navidad de 1983.

En 1973, la antigua Diputación Provincial de Palma cedió su uso, no su propiedad, a los todavía príncipes Juan Carlos y Sofia. La ceremonia oficial de cesión del uso de la residencia se celebró en el salón principal del complejo de Marivent, el sábado 4 de agosto del citado año por parte del arquitecto José Alcover, presidente de la Diputación Provincial en aquel momento.
El edificio principal tiene aspecto de fortaleza medieval con toques modernistas. Aunque en un principio estuvo abierto al público, tras la cesión a la Familia Real el acceso se cerró. Cuenta con una superficie de unos 900 metros cuadrados. En la primera planta están los salones y el comedor oficial, junto a varios despachos y los dormitorios de los reyes eméritos, así como los de los invitados. La segunda planta, en su momento, acogió los dormitorios del anterior príncipe de Asturias y de las infantas, que usaron durante su infancia.
En la planta superior hay cuatro dormitorios, además de algunos baños y dos salones. Desde esta parte de la casa se accede a otra terraza, construida entre tejados mallorquines a cuatro aguas. El torreón, uno de los elementos característicos del edificio, se construyó a modo de simple ornamento, pero con la llegada de los royals se transformó en un estudio. Dicen que uno de los elementos más atractivos del edificio es la terraza que, a modo de gran balcón sobre la bahía, se usa como comedor de verano. A un nivel inferior está la piscina y una escalera de piedra desde la que se puede acceder directamente al mar a través de una plataforma situada entre las rocas.
Junto al edificio principal de Marivent hay una masía, que ya existía en el momento de la cesión, destinada al alojamiento de los miembros del servicio, y donde también está la sala de prensa. Posteriormente se construyeron unos apartamentos en primera línea, para que se hospedasen otros funcionarios de la Casa Real.

El Palau también ha servido de residencia de ilustres huéspedes invitados en los años en los que los que Juan Carlos I practicaba la diplomacia veraniega, como el príncipe Carlos de Inglaterra, Diana de Gales y sus dos hijos, que estuvieron cuatro veranos; Mijail Gorbachov; los emperadores de Japón Akihito y Michiko, y su esposa Raisa; Bill y Hillary Clinton o Michele Obama.
Y también allí el expresidente de Venezuela Hugo Chávez, en julio de 2008 ‘selló la paz’ con don Juan Carlos tras el famoso «por qué no te callas» que le espetó meses antes en una cumbre iberoamericana.

Jaime Mascaró Munar
