LA PERSECUCIÓN RELIGIOSA EN LA ISLA DE MENORCA (1931-1936)
“Matadlos, que son curas”: la orden de Largo Caballero[1]
Uno de los factores ideológicos más importantes de la represión desencadenada en la zona republicana durante la Guerra Civil, fue la persecución religiosa. En estas líneas se van a tratar dos de los hechos más terribles y luctuosos sucedidos en la Guerra Civil en Menorca y que fueron el asesinato del padre Huguet (23 de julio de 1936) y de otros 37 sacerdotes, junto a 38 civiles y militares, tras haber sido sacados del buque prisión Atlante el 18 de noviembre de 1936.
Hoy nos habría gustado que las cosas no hubieran sucedido como sucedieron, pero no podemos juzgar los acontecimientos de entonces con los criterios de ahora, sin tener en cuenta las circunstancias históricas que entonces se dieron. Lo contrario sería un anacronismo histórico; viendo la magnitud y tragedia de aquella persecución religiosa, premeditada, cruel, inhumana y anticristiana.
Asesinato del sacerdote Juan Huguet Cardona:
El 23 de julio de 1936 es asesinado en Ferrerías el joven sacerdote de 23 años Juan Huguet Cardona, a los treinta y tres días de haber celebrado su primera misa.
Este asesinato lleno de odio fue narrado por la prensa local afín a la República, el diario La Voz de Menorca, en su edición del 24 de julio:
“Ayer al acudir la fuerzas leales a Ferrerías para conocer de cerca el estado de aquel baluarte faccioso, fueron recibidas en plan de agresión y según parece un cura, dándoselas de valiente, lanzó desaforados gritos de ¡Viva Cristo Rey! Grito subversivo en estos momentos, porque entraña una consigna fascista.
La actitud guerrera del cura y la noticia de que en Mallorca se han llevado a cabo fusilamientos, en los cuales algunos curas han jugado un papel importante, exacerbó lo ánimos de los defensores de la República, produciéndose una colisión en la que el cura fue herido gravemente.
Se nos dice a última hora que esta mañana será enterrado el cadáver del fascista y que en el pueblo reina completa tranquilidad”.
Sin embargo, los hechos narrados por el padre del sacerdote, don Francisco Huguet Villalonga, al aquel entonces guardia civil del puesto de Alayor, Gabriel Villalonga Florit, distan mucho de lo que narró la prensa[2]:
“Se presentó en su casa de Ferrerías el día 23 de julio, al atardecer, el Brigada Marqués, que se había autoproclamado Comandante Militar de Menorca, con claros síntomas de embriaguez junto con unos Guardias de Asalto. Llevándose detenido a su hijo Juan Huguet Cardona Pbro., al Ayuntamiento. Una vez allí al cachearlo mientras le insultaba, le halló en uno de sus bolsillos un crucifijo conminándole a que le escupiera, lo que se negó por dos veces y a la tercera vez la respondió con un ¡Viva Cristo Rey!, disparándole el Brigada Marqués dos tiros de pistola que le produjeron la muerte. Junto con el joven sacerdote también se hallaban como detenidos otras dos personas”
Asesinatos del Atlante:
El otro hecho sangriento y lleno de odio fue el asesinato de 37 sacerdotes, 26 militares y 12 paisanos presos en el buque-prisión Atlante, los días 18 y 19 de noviembre de 1936, a manos de hordas asesinas sedientas de sangre.
La excusa para cometer estos asesinatos fue, según la prensa local, el bombardeo efectuado por un avión del bando nacional sobre la Base Naval en el puerto de Mahón en la mañana del 18 de noviembre y que ocasionó siete víctimas.
Esa misma tarde una turba armada de soldados y marineros a los que se les unieron un buen número de paisanos dirigida por un suboficial de Marina, que desde la plaza de la Explanada se dirigieron al puerto, concretamente al muelle de Cala Figuera (Las armas que portaban probablemente procedían del depósito de armamento de la Base Naval que el día anterior fue asaltado) donde se hallaba fondeado el barco-prisión “Atlante” el cual albergaba como presos a militares, paisanos y sacerdotes considerados elementos nacionalistas, fascistas peligrosos y reaccionarios.
Para acceder al Atlante se valieron de un remolcador, facilitado por el Comandante Militar interino Nicanor Menéndez, para abordarlo ante la inoperancia e impotencia del servicio de guardia a cargo del arma de Artillería, compuesta por 2 Sargentos, 2 Cabos y 16 artilleros, ante la superioridad numérica de los asaltantes, habían retirado la escala. Una vez a bordo los asaltantes, lista en mano fueron sacando a 22 sacerdote, 23 militares en activo, reserva o retirados y 7 civiles. En el mismo muelle de Cala Figuera fueron asesinados, con las excepciones de un Comandante y un Teniente de Artillería que fueron asesinados en el interior del barco y la de un Capitán Médico que se arrojó al mar, siendo tiroteado desde la cubierta, apareciendo flotando su cadáver al día siguiente. Siendo trasladados los cadáveres al Cementerio Municipal de Villa Carlos – Es Castell.
Enardecidos por la “hazaña” realizada el día anterior con los prisioneros del Atlante con el beneplácito de la autoridad “competente”. Una vez más estos detenidos que estaban bajo la custodia de las autoridades civiles republicanas, que como tales eran responsables de sus vidas, fueron víctimas de la barbarie, con la particularidad de que esta vez fueron trasladados en grupos de siete en dos camiones hasta completar la cifra de 23 personas al cementerio de Villa Carlos, siendo asesinados por fusilamiento en las tapias del mismo. Esta noche fueron asesinados 3 militares, 5 civiles y 15 sacerdotes.
A la derecha, por imposición de la “Memoria Histórica”, el Obispado sustituyó el Águila de San Juan por el escudo de la Diócesis, borrando el lema «Caídos por Dios y por la Patria«, por este otro “«Hi sunt qui venerunt de tribulatione magna», (Apocalipsis,7:14). Ello debido a que la Comisión Técnica de la Ley de Memória Histórica entendió que se trataba de lemas e imágenes franquistas.
Como era de esperar ninguno de los dos medios de prensa, en manos de la República, dieron noticia de estas muertes, solo se limitaron a reseñar el bombardeo de la Base Naval.
Motivos del ensañamiento con el clero menorquín:
Con el advenimiento de la II República comienza la persecución religiosa con el cambio en el nomenclátor de la ciudad, en este caso de Mahón, con la desacralización de las calles, plazas y espacios públicos. Menorca, al igual que el resto de España, sufría una fuerte corriente de descristianización, unida a las luchas sociales, no siempre comprendidas por las instituciones de la iglesia, en este caso menorquina.
Así podemos leer como Deseado Mercadal Bagur (1911 – 2000) en su obra “La guerra civil en Menorca 1936 – 1939)”, escribe “Los sacerdotes, salvo contadas excepciones, se mostraban tan reaccionarios e intransigentes como sus congéneres de la península”. (Capítulo “La Iglesia Menorquina en los años de la República” pág. 32)
Resumen del número de los asesinados conocidos como
“Mártires del Atlante”:
- Sacerdotes: ………. 37
- Militares ………….. 26
- Paisanos …………… 12
TOTAL 75
Durante la Guerra Civil, desde el 2 de septiembre de 1936 hasta el 8 de febrero de 1939, fue director de la publicación socialista “Justicia social”, publicación que alentaba el anticlericalismo y el odio a la Iglesia Católica, ya en 1931 (Véase el ejemplar de esta publicación del día 5 de diciembre).
En su obra mencionada califica a la Iglesia menorquina, de la siguiente manera: “Sus altos dignatarios no solo mantenían una actitud hostil hacia la República, sino que se libraban a actividades de tipo político impropias de la misión puramente espiritual a que se debían”.
En ese mismo texto va señalando a varios sacerdotes, entre otros los reverendos Guillermo Capó Medina, José Tudurí Moll y José Bosch Anglada: asesinados el 19 de noviembre en las tapias del Cementerio Municipal de Villa Carlos (Es Castell).
Todo este ambiente desembocó en que la oposición a la Iglesia en Menorca, como en el resto de España, se tornara cada vez más violenta y radical, con un fuerte rechazo a las instituciones eclesiales, con unas ideas antirreligiosas y un ateísmo galopante, que condujo a actos violentos de rencor y a la violencia, amparados muchos de los participantes en la masa y el tumulto para descargar su odio y venganza.
En Menorca las elecciones del 16 de febrero de 1936, los resultados dieron el triunfo a los partidos de derechas, pero en el conjunto de España no ocurrió lo mismo.
El resultado de aquellas elecciones llevó a nuestra isla a una gran conflictividad, principalmente en Mahón y Ciudadela. Con todo, la Iglesia menorquina fue acosada por quienes detestaban el poder. No cesó en sus llamamientos a la paz social y la justicia. Pero ante la llegada de la Cuaresma, vino a Menorca a pronunciar unas conferencias cuaresmales un jesuita, el Padre Ignacio Corrons, con un gran prestigio como orador por la claridad en la exposición de la situación social y religiosa en el mundo obrero. Así lo describe Deseado Mercadal en su obra citada: “… el dirigente socialista Antonio Gomila calificó de ‘cura previsible’ por haberse dado cuenta de que aquel estado de injusticia social provocado y sostenido por los enemigos de la república, incluida la Iglesia en un intento de conservar a toda costa sus privilegios, no podría durar mucho tiempo sin desencadenar un enfrentamiento de consecuencias incalculables”.
En todo caso, demasiado tarde llegaban las exhortaciones del Padre Corrons quien, al iniciarse el levantamiento militar, se hallaba aún en Menorca. Abandonó la isla en un buque francés a los pocos días.
En este estado de cosas el día 21 de julio comenzaron las detenciones de sacerdotes, la clausura de iglesias que a lo largo de los días todas ellas fueron saqueadas, con la destrucción de las imágenes y otras obras de arte expuesta en el interior de las mismas, lo mismo con los ornamentos y vestiduras y cuyo triste resultado tras el hostigamiento y persecución, fue el asesinato de la mitad del clero menorquín, que no cesaron.
Antonio Fernando Villalonga Sintes
- Fotografías de la quema de imágenes y objetos religiosos en varios templos de Menorca (Fotografías facilitadas por D. Pablo Cardona Natta)
[1] Tras este grito, un grupo de seis jóvenes seminaristas fueron asesinados el 7 de octubre de 1934 durante la Revolución de Asturias. Los asesinos estaban dirigidos por Indalecio Prieto y por Largo Caballero (La Razón, 22NOV2011, https://www.larazon.es/memoria-e-historia/20201112/exvivxcex5duhkmejt23rct6kq.html#:~:text=Unos%20j%C3%B3venes%20candidatos%20al%20sacerdocio,reivindicaciones%20de%20los%20asesinos%20revolucionarios.)
[2] Gabriel Villalonga Florit es el padre del autor de este trabajo.
Estas historias me resultan desgarradoras. Como el mal hace estragos en la sociedad del bien común, del estudio , de los principios, de los valores; cuanta sabiduría para el futuro se llevaron por delante estos vándalos, comunistas criminales.