LAS CINCO ESTRELLAS DE CAPITÁN GENERAL

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Palacio de los Capitanes Generales

La administración cubana estuvo dominada en el siglo XIX por la figura de los Capitanes Generales, militares de oficio en su mayor parte, con grandes atribuciones desde 1823 y algunos de los cuales fueron elevados a la categoría de virreyes de la Nueva España. En la isla de Cuba los Capitanes Generales gozaban de amplias atribuciones ― sobre todo desde el reinado de Fernando VII ― en materia de Gobierno, Justicia y Hacienda. El Capitán General es desde 1823 la máxima autoridad militar con Francisco Dionisio Vives dentro de la isla y la Capitanía general la institución que integra el Imperio español establecido por la Corona española desde 1607 y que mantiene la autoridad de España en sus posesiones de ultramar.

Debido a la ubicación estratégica de Cuba el cargo de Capitán general poseyó más relevancia que las propias del oficio. Los que ocupaban el puesto tenían su residencia en el Palacio de los Capitanes Generales con vistas a la Plaza de Armas, lugar donde en el siglo XVI nació La Habana colonial y donde las tropas cubanas comenzaron sus prácticas militares a finales de la década de 1700.

En 1607 Felipe III crea la Capitanía general de Cuba y la divide en dos departamentos, el occidental y el oriental. Este departamento tendría su sede en Santiago de Cuba, mientras que el occidental en la capital originaria San Cristóbal de La Habana. Esta bipartición abrirá la pugna para que cobren igual relevancia las dos capitales como provincias. Cada Gobernador tendría autonomía en lo administrativo y se entendería directamente con la corte del Rey. Ello generaría escisiones políticas.

La Capitanía general es el nexo por excelencia entre La Habana y Madrid y por su residencia pasaron un elenco de personajes de lo más variado y con una brillante carrera militar. Quienes ostentaban este rango sabían ejercer presión como nadie, ejercer influencia social en las altas esferas de la sociedad criolla y ejercer cargos políticos lejos de la península, pero con el rigor necesario para defender la integridad del estado español y prevenir conspiraciones secesionistas como las que habían sucedido en los años veinte.

Podemos citar en este siglo XIX, a modo de ejemplo, a figuras como Mariano Ricafort, Leopoldo O’Donnell, Francisco Serrano, Domingo Dulce, Francisco Lersundi, Francisco de Ceballos y Arsenio Martínez-Campos. Estos militares empezaban, continuaban o coronaban su carrera en La Habana, ciudad que siempre era un trampolín para su reconocimiento y valía profesional, tanto que en ocasiones marchaban a la península y luego regresaban. La isla de Cuba era la principal colonia de ultramar, la provincia más rica de España y un lugar confortable para vivir a pesar de la lejanía de la metrópoli. Era por ello por lo que las grandes familias isleñas al principio preferían que el control de la isla por parte del Capitán general no desapareciese, porque era su vínculo isleño con España, la madre patria. Con el tiempo la sociedad criolla solicitó la introducción de reformas en defensa de los nuevos intereses y necesidades que fueron surgiendo.

No podemos olvidar aquí la importancia que tuvo La Habana en la toma de decisiones de la capital de España y viceversa.

En 1762 se había producido la toma de La Habana por los británicos. Esta ocupación duró dos meses y los españoles tardaron un año en restablecer la soberanía en la isla, lo cual mostraba las deficiencias de un estado transoceánico. La retirada definitiva de los británicos se produjo el 10 de febrero de 1763 tras el Tratado de París. En 1764 se erige una Capitanía General autónoma que toma forma en 1777 y que depende en sus inicios de la Real Audiencia de Santo Domingo hasta 1795.  En 1784-85 las relaciones de la Capitanía General cubana con los Estados Unidos son prósperas,  ―sin vaticinar lo que vendría después ― siendo entonces Capitán General Luis Unzaga y Amézaga, uno de los primeros hombres en ayudar a los Estados Unidos en su nacimiento como país gracias a sus dotes diplomáticas ― tanto que le llamaban “Le conciliateur” ― y al permitir la libertad de comercio de modo pionero. Hasta 1801 la Capitanía mantiene dentro de su jurisdicción a la Luisiana española. En 1812 con la Constitución de Cádiz La Habana y Santiago de Cuba eran confirmadas como capitales de provincia. Para 1820 sólo La Habana aparecía como capital de la isla de Cuba y de las Dos Floridas en un intento de no dotar a la isla de excesiva representación y poder alentar nuevas conspiraciones. En 1834 podemos hablar de un antes y un después en la isla por el régimen autoritario que rige en la isla con el capitán general Miguel Tacón, una persona que al fomentar el comercio de esclavos y fortalecer el peso de la figura del Capitán general en la isla entra ya en conflicto incluso con los propios peninsulares. En 1836-37 se dictamina que Cuba, Puerto Rico y Filipinas serán regidas por leyes especiales y se les priva de representación en las Cortes de España.

Aquello enciende el fervor anexionista-reformista entre los intelectuales como José Antonio Saco. Se suprimen los Ayuntamientos y Diputaciones Provinciales. Después O´Donnell ejercerá una fuerte represión y hará uso de sus facultades omnímodas para evitar la sublevación de la población de color tras la Conspiración de la escalera y preservar la institución esclavista siguiendo las indicaciones de la península. La Constitución de 1845 mantiene el mismo régimen pues había que hacer lo posible por mantener el estatus colonial, la dependencia de España y la consolidación del patrimonio de las familias dueñas de ingenios. Juan de la Pezuela será de los primeros que mostrará sin tapujos una clara posición abolicionista. Jerónimo Valdés lo intentó sin éxito durante la minoría de edad de Isabel II.

Cuba en el siglo XIX es una floreciente colonia exportadora de azúcar, tabaco y café, esta explotación durará hasta 1880. A mayor riqueza, mayores desentendimientos se propician con la metrópoli. La nueva sacarocracia criolla no estaba dispuesta a ver mermado su enriquecimiento por el régimen colonial y que todas las ganancias de la explotación de la caña de azúcar acabasen en las arcas de un Estado que les privaba de representación en las Cortes como al resto de provincias. Es por ello por lo que muchos hacendados se unen para solicitar reformas.

Gutiérrez de la Concha se encargará de robustecer el patrimonio y el poder del sector habanero. A este le sucede Serrano que amplía las áreas de influencia de la Capitanía General. De talante más abierto ampara a los peninsulares, pero también escucha a los criollos ávidos de reformas políticas. A Serrano le sucede Domingo Dulce: los dos tienen en común que están casados con damas de la aristocracia criolla.

En 1867 y cuando se produce la muerte de O´Donnell entra en crisis la figura del Capitán General. Las esperanzas reformistas fracasan y esto favorece la llegada del independentismo en la isla, un movimiento que ya estaba latente entre los sectores más avanzados de la sociedad cubana, especialmente entre los intelectuales que recibían influencia de las corrientes venidas de Europa y de la democracia arraigada en Estados Unidos.

En 1868 tenían que tomar asiento en las Cortes los diputados de Cuba y Puerto Rico, pero este hecho no se llevó a cabo y finalmente sí se produjo el alzamiento de Carlos Manuel de Céspedes en la finca de la Demajagua el 10 de octubre. Fue entonces en 1868 cuando empezó la Guerra de los Diez años con ánimo de derrocar de una vez por todas la gobernación española en la isla. Se habló entonces incluso de un supuesto compromiso entre Prim ― que había sido Gobernador de Puerto Rico ― y Céspedes al coincidir los hechos revolucionarios dentro y fuera de la península. Serrano también había sido los años previos hasta el 63 Capitán General en la isla y Topete jefe del Apostadero naval de La Habana. Parecía que los conspiradores cubanos querían aprovechar la coyuntura liberal en la península para conseguir sus objetivos.

Desde 1869 cuando Dulce vuelve a fracasar en los acuerdos con los insurrectos hay dos grupos diferenciados: los pro peninsulares extraoficiales que se reunían en el Casino y los Capitanes Generales que actúan por la vía institucional. Los primeros lo que querían era vertebrar un orden propio más allá de cualquier partido. Los segundos, que suceden a Dulce como Blas de  Villate, llevan a cabo operaciones contra los insurrectos con una dureza sin precedentes que era lo que le pedían en la península.

En 1872 llega de nuevo como Capitán General de la isla un militar que había sido subordinado de Gutiérrez de la Concha: El General Francisco Ceballos y Vargas, uno de los que ayuda a escapar a los estudiantes de la facultad de medicina que quedaban vivos tras ser acusados 45 chicos de modo injusto de profanar la tumba de Gonzalo Castañón en el cementerio de Espada y fallecer ocho de ellos fusilados. Ceballos había embarcado en el Puerto de Santander con rumbo a la isla de Cuba en marzo de 1845 y se incorporó a petición propia a las fuerzas militares allí destinadas. Fue Vicegobernador de Cienfuegos y de Santa Clara y destacó por su victoria frente a la intentona separatista de Narciso López.

En 1876-1897 de nuevo Cuba en un intento de dominar la situación pasa a estar gobernada por leyes especiales, pero cada vez más los gobernantes son conscientes de la necesidad de reformas. Será en 1879 cuando tras una época de inestabilidad sean admitidos los representantes en las Cortes de España. Surge de nuevo el debate de la abolición y hay presión desde el Casino y del Círculo Hispano-Ultramarino. Un año después en 1880 la esclavitud sería abolida por las Cortes de la Restauración y los ingenios pasarían a convertirse en centrales azucareras manufactureras y los esclavos en trabajadores asalariados.

En 1897 se puede hablar de una propia Constitución propia para Cuba y Puerto Rico y de un parlamento Bicameral en sustitución de la Capitanía General. Los hacendados ven perjudicados sus propios intereses y temen la pérdida de propiedades y de valores en la sociedad emergente cubana. Poco mas de un año faltaba para que se precipitaran los acontecimientos, se perdiera el control sobre la isla y las provincias de Ultramar. Llegó el desastre del 98.  La ofensiva española sufrió la pérdida de la flota del Almirante Cervera en la época en que gobernaba el Capitán general Ramón Blanco.

Con la frase de “hemos perdido todo” de Cervera desaparecía el concepto de Estado transoceánico y se ponía fin al Imperio español. Desde 1777 había habido un capitán general llamado Diego García de Valladares hasta 1898, un año que ponía punto final a las posesiones de ultramar y a la institución de la Capitanía General con la figura de Adolfo Jiménez Castellanos que hace entrega oficial de Cuba a los estadounidenses y de la soberanía de la isla. Ahora la Plaza de Armas exhibe un monumento a Carlos Manuel de Céspedes desde 1955 en el lugar donde estaba el monumento a Fernando VII, un enclave en el que tantos capitanes generales como Vives trataron durante años de custodiar el templete situado en la misma plaza, el lugar donde se fundó la ciudad de San Cristóbal de La Habana.

Inés Ceballos Fernández de Córdoba

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3 thoughts on “LAS CINCO ESTRELLAS DE CAPITÁN GENERAL”

  1. Excelente juego de palabras!! Lo habia entendido literalmente, pues en muchos ejércitos, los generales de mas alta jerarquía en efecto usan 5 estrellas como signo visible de su rango.
    En cualquier caso el articulo es excelente y esclarecedor. Gracias!!

  2. Muchas gracias Horacio por tu comentario a mi artículo. Quise jugar con la denominación “Cinco estrellas” en alusión a la excelencia de su puesto, la distinción del mando que ostentaban y las dificultades a las que se enfrentaron con su gestión en la isla de Cuba.
    Como aclaración:
    Un General lleva un emblema que consta de bastón de mando y sable cruzados y un fajín rojo.
    Todos siendo del mismo empleo y rango se diferencian en:
    General de Brigada- 1 ⭐️
    General de División (0trora Brigadier) – 2 ⭐️
    Teniente General – 3 ⭐️
    Capitán General – 4 ⭐️ ya solo es el Rey y tienen privilegio de uso el JEMAD y los jefes de ejercito aunque ostentan el Título de Teniente General

  3. Excelente articulo y muy interesante.
    De lo unico que me he quedado con las ganas fue de la aclaración que se insinua en el titulo: “las cinco estrellas del capitán general”…
    Me interesaba saber la causa de las cinco estrellas…
    Gracias!!

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