En 2019, se celebró sin pena ni gloria el Año Internacional de las Lenguas Indígenas, siendo que la mayoría de las 7.000 lenguas que se hablan hoy en día en todo el mundo son nativas. Aún menos reconocimiento tuvo el destacado papel que ha desempeñado la Iglesia Católica, y en particular la española, en la preservación y difusión de las lenguas precolombinas.
Así es, si bien es conocida la Gramática del español de Antonio de Nebrija, la primera de una lengua moderna, lo es menos que la segunda y aún una tercera edición de una lengua moderna, fueron del náhualt, la lingua franca de Mesoamérica a la llegada de los españoles, escritas por misioneros, con bastante antelación a la publicación de las del inglés o francés.
Y es que el descubrimiento y conquista de un Nuevo Mundo vino acompañado de la evangelización de las tribus nativas, desde el primer momento, auténtico leit motiv de la empresa colombiana, por disposición del Papa y empeño de los Reyes Católicos. Pero había un problema y era la multiplicidad de lenguas, de tradición oral, y la gran mayoría de difícil comprensión para un europeo.
El problema se resolvió, en un primer momento, a través de intérpretes y, enseguida, mediante la elaboración de artes de lengua o gramáticas, vocabularios y catecismos de las principales lenguas, tarea en la que se distinguieron los religiosos españoles. De hecho, la Iglesia fundó numerosas universidades en América, todas ellas con cátedras de lenguas nativas, cuyo aprendizaje se requería a los religiosos que afrontaban la difícil tarea de transmitir el Evangelio a aquellas gentes.
Un pequeño apunte, conviene recordar que el español no se impuso a las poblaciones nativas, aunque naturalmente era el idioma utilizado en la Administración, por lo que los indios mantuvieron sus respectivas lenguas. Sin embargo, a raíz de la guerra civil que supuso la aparición de una serie de repúblicas en aquel continente, la nueva casta dirigente criolla, sí impuso el español a su población nativa que, ahora y sin el amparo de la Corona española, quedaba relegada a ciudadanos de segunda.
Entre estos lingüistas pioneros destacaron los franciscanos, que en Mesoamérica se centraron en aquellos idiomas más extendidos, correspondientes a los pueblos con un mayor nivel cultural. Así, escribieron gramáticas y catecismos en náhuatl, otomí y purépecha, del altiplano central mejicano, y de los idiomas de la familia maya, hablados en Yucatán y Guatemala.
Por su parte, los dominicos hicieron otro tanto con las lenguas zapoteca y mixteca, propias de la región de Oaxaca, y los jesuitas estudiaron los idiomas de la zona fronteriza norte de Méjico. Los miembros de la Compañía de Jesús aprendieron también una multitud de lenguas indígenas, como el mapudungun en el sur de Chile, el allentiac de la región argentina de Cuyo, el kiriri del Mato Grosso, o el tupinamba de la costa norte de Brasil.
Sin ánimo de ser exhaustivo, a continuación se relacionan algunos de los hitos en la transmisión de algunas de estas lenguas nativas (conviene resaltar que los religiosos españoles, además, difundieron las costumbres y tradiciones de esas poblaciones).
En 1547, el franciscano Andrés de Olmos escribe Arte de la lengua mexicana, la primera gramática en lengua vernácula de América, si bien no llegó a publicarse hasta el siglo XIX. En 1.555, el sacerdote dominico Domingo de Vico escribe el Vocabulario en las lenguas cakchiquel, quiché y zutuhil, primer diccionario sobre las lenguas mayas de las tierras altas de Guatemala que permanece inédito hasta la actualidad. En 1555, Fray Alonso de Molina publica el primer vocabulario de una lengua del Nuevo Mundo, el náhuatl, y en 1571 publica el complemento de ese Vocabulario, el Arte de la lengua. En 1558, el franciscano Maturino Gilberti publica Arte de la lengua de Michuacan, primera gramática de la lengua purépecha, del centro de Méjico, completado un año después con su Vocabulario en lengua de Michuacan.
En 1560, Fray Domingo de Santo Tomás publica una Gramática o arte de la lengua general de los indios de los reynos del Perú, primera obra sobre la lengua quechua y también ese año edita el Léxicon o Vocabulario del quechua. En 1571, el sacerdote dominico Fray Domingo de Ara escribe un Vocabulario en lengua tzeltal según el orden de Copanabastla, primera obra sobre el tzeltal, lengua maya de Chiapas, región del sur de Méjico. Ese mismo año, El sacerdote agustino Juan de la Cruz publica una Doctrina christiana en lengua huasteca, primera obra sobre esa lengua de la costa del golfo de Méjico. También en 1571 y sin salir de Méjico, Fray Alonso de Urbano, agustino, redacta la primera gramática de la lengua otomí, titulada Arte breve de la lengua otomí y vocabulario trilingüe. Años después, en 1578, el sacerdote dominico Juan de Córdova publica el primer Arte en lengua zapoteca, acompañado de su correspondiente Vocabulario.
Cambiamos de escenario. En 1584, se publica en Lima la Doctrina christiana y catecismo para la instrucción de los indios, primer Catecismo de Sudamérica, escrito en español, quechua y aymara. Al año siguiente, el jesuita Antonio de Barzana escribe el Arte de la lengua Toba. Los toba, conocidos también como qom, viven en el Gran Chaco, entre Argentina y Paraguay. que permanece inédito hasta el siglo XIX (los toba o qom viven en el Gran Chaco, en Argentina y Paraguay).
En 1593, el sacerdote dominico Antonio de los Reyes publica el primer Arte en lengua mixteca, de Méjico. En 1595, el misionero jesuita español san José de Anchieta publica su obra Arte de grammatica da lingua mais usada na costa do Brasil, gramática del tupí . En 1595, el jesuita Antonio del Rincón publica Arte Mexicana, gramática de la lengua náhuatl que se convierte en texto de enseñanza oficial de ese idioma.
En 1603, el jesuita Ludovico Bertonio publica Arte y grammática muy copiosa de la lengua aymara, primera obra sobre ese idioma, que completa en 1612 con su correspondiente Vocabulario. El aymara es un idioma que hablan hoy en día dos millones de personas en Perú, Bolivia y Chile. En 1606, el jesuita Luis de Valdivia publica Doctrina cristiana y catecismo con un confesionario, Arte y vocabulario breves en lengua Allentiac, sobre el idioma de los huarpes, naturales de la provincia argentina de Cuyo.
Siglo XVII
Todo ello, en el transcurso de tan sólo un siglo, desde el Descubrimiento del Nuevo Mundo. Ya en el siglo XVII – 1607 -, Diego González Holguín, sacerdote jesuita, publica una Gramática y arte nueva de la lengua general de todo el Peru, llamada lengua Qquichua, o lengua del Inca, con el anexo de un Vocabulario, editado al año siguiente. Actualmente, ocho millones de personas, de seis países hablan quechua. En 1608, Luis de Valdivia, jesuita, publica en Lima su obra Arte y gramatica general de la lengua que corre en todo el Reyno de Chile, el primer estudio sobre la lengua mapuche, acompañado de un catecismo. El mapuche, conocido también como mapudungun o araucano, aún es hablado por cerca de 200.000 personas.
En 1613. Fray Antonio de Ciudad Real escribe el primer vocabulario de la lengua maya yucateca Diccionario de Motul maya-español idioma hablado actualmente por alrededor de 700.000 indios de Méjico, Guatemala y Belice. En 1619, el jesuita Diego de Torres Rubio edita el Arte de la lengua Quichua. En 1619, el misionero jesuita Bernardo de Lugo publica una Gramática en la lengua general del nuevo reyno llamada Mosca, primera y única gramática de la lengua muisca, de la región andina colombiana (idioma desaparecido en torno a 1750).
En 1621, el jesuita Luiz Figueira publica un Arte de grammatica da lingua brasilica, estudio sobre la lengua tupí de la costa de Brasil. En 1.621, el jesuita Luis de Valdivia publica un Sermón en lengua de Chile. En 1.639, el misionero jesuita Antonio Ruiíz de Montoya publica Tesoro de la lengua guaraní. En 1.644, Fernando de la Carrera publica Arte de la lengua Yunga de los Valles del obispado de Trujillo, de la lengua mochica, hablada en la costa norte del Perú (lengua desaparecida en 1900).
En 1680, el franciscano capuchino Francisco Tauste publica Arte, vocabulario, doctrina cristiana y catecismo de la lengua de Cumaná, de la lengua cumanagota propia de la costa oriental venezolana. En 1690, el también franciscano Matías Ruiz Blanco publica Arte y tesoro de la lengua cumanagota. En 1699, El jesuita Ludovico Vicenzo Mamiani publica un Arte de grammatica da lingua brazilica da nacão Kiriri, sobre la lengua karirí (pervivió en el interior de Brasil, hasta principios del siglo XX). En 1701, el jesuita Pedro Marbán publica Arte de la lengua moxa – incluye Vocabulario y Catecismo -, para su utilización en las misiones de Moxos (norte de Bolivia). En 1709, el jesuita Bernardo de Nantes publica un Catecismo da lingua kariris. En 1729, el misionero Agustín de Quintana publica un Arte de la lengua mixe (Oaxaca, Méjico), complementado cuatro años más tarde con su Confessonario en lengua mixe (el mixe es hablado hoy por aproximadamente 90.000 personas). En 1732, el jesuita Antonio Machoni publica un Arte y vocabulario de la lengua lule y tonocoté, para las misiones del Chaco – norte de Argentina-, idioma hoy casi desaparecido.
Varias décadas después – 1760 -, el misionero jesuita Bartolomé García publica un Manual para administrar los santos sacramentos de penitencia, eucharistía, extrema-unción y matrimonio: dar gracias después de comulgar y ayudar a bien morir a los indios de las naciones: Pajalates, Orejones, Pacaos, Pacóas, Tilijayas, Alasapas, Pausanes y otras muchas diferentes, de uso en las misiones de los desiertos de Coahuila y Tejas (noreste de Méjico). En 1765, el jesuita Andrés Febres publica Arte de la lengua general del Reyno de Chile. En 1777, el jesuita Bernardo Havestadt publica su Chilidúgú, sive Res chilenses vel descriptio status tum naturalis, tum civilis, cum moralis Regni populique Chilensis inserta suis locis perfectæ ad Chilensem Limguam Manuductioni deo O.M. multis ac miris modis Jurante, gramática en latín de la lengua mapuche.
Y cambiando de continente, pasamos a Asia. En Filipinas, territorio también perteneciente a la Monarquía Hispana, el franciscano español Sebastián Gómez de Herrera, compuso la primera gramática de la lengua tagala, Arte y Vocabulario de la Lengua Tagala, publicada en la capital, Manila, en 1745.
Jesús Caraballo