FELIPE EL HERMOSO

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Felipe I de Castilla

Felipe I de Castilla, llamado «el Hermoso», fue hijo de Maximiliano I, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, y de María de Borgoña. Nació en Brujas el 22 de julio de 1478, en el condado de Flandes, lo que hoy es Bélgica. Fue duque titular de Borgoña (como Felipe IV), Brabante, Limburgo y Luxemburgo, conde de Flandes, Habsburgo, Henao, Holanda y Zelanda, Tirol y Artois, y señor de Amberes y Malinas, entre otras ciudades entre 1482 y 1506, y rey iure uxoris de Castilla por su matrimonio con Juana, hija y heredera de los Reyes Católicos después de la muerte de sus hermanos los infantes Isabel y Juan, el único hijo de Isabel y Fernando y su sucesor a la corona unificada de Castilla y Aragón, con quien la hermana de Felipe, Margarita, se había casado .

Orden del Toisón de Oro

En 1482, tras la muerte de su madre María de Borgoña, Felipe le sucedió en sus posesiones de Borgoña bajo la tutela de su padre. Se produjo un período de agitación, por lo que fue testigo de las hostilidades esporádicas principalmente entre las grandes ciudades, especialmente Gante y Brujas y los partidarios de Maximiliano durante las que, fue brevemente secuestrado. Fue proclamado soberano de la Orden del Toisón de Oro a los seis años. En 1491, presidió el capítulo de Malinas; en 1501, el de Bruselas; y en 1505, el de Middelburg.

Luis XII de Francia

Su padre pactó su matrimonio con Juana de Castilla, la hija de los Reyes Católicos, en el marco de la Liga Santa que unió a la monarquía española con el Imperio, Inglaterra, Portugal, Nápoles, la república de Génova y el ducado de Milán contra las pretensiones hegemónicas de Francia en Italia, con lo que introdujo la casa de los Habsburgo en territorios de la actual España. El apelativo el Hermoso se lo dio el rey Luis XII de Francia quien al verle exclamó: «He aquí un hermoso príncipe». El 20 de octubre de 1496, Felipe se casó con la infanta Juana, hija del rey Fernando II de Aragón e Isabel I de Castilla, en Lier, Bélgica.

El matrimonio fue parte de una serie de alianzas familiares entre los Habsburgo y Trastámara destinadas a enfrentarse al creciente poder de Francia, que había aumentado considerablemente gracias a las políticas de Luis XI, llamado El Prudente, y después de que Carlos VIII llamado El Cabezudo, invadiera los territorios de la Corona de Aragón (conocida como la Primera Guerra de la Independencia). En el momento de su matrimonio con Felipe, Juana era la tercera en la línea de sucesión al trono, precedida por sus hermanos Juan e Isabel.

Felipe y Juana

El matrimonio fue parte de una serie de alianzas familiares entre los Habsburgo y Trastámara destinadas a enfrentarse al creciente poder de Francia, que había aumentado considerablemente gracias a las políticas de Luis XI, llamado El Prudente, y después de que Carlos VIII llamado El Cabezudo, invadiera los territorios de la Corona de Aragón (conocida como la Primera Guerra de la Independencia). En el momento de su matrimonio con Felipe, Juana era la tercera en la línea de sucesión al trono, precedida por sus hermanos Juan e Isabel.

Muertos los infantes Juan e Isabel, así como el hijo de esta última, el infante portugués Miguel de la Paz, su esposa se convirtió en heredera de Castilla y Aragón. El 26 de noviembre de 1504, al morir la reina Isabel I, se planteó el problema de la sucesión en Castilla. Su marido, Fernando, proclamó a Juana reina de Castilla y tomó las riendas de la gobernación del reino, acogiéndose a la última voluntad de la reina Isabel.

Francisco Jiménez de Cisneros

Pero Felipe no estaba dispuesto a renunciar al poder. Felipe y Juana, que se encontraban en Borgoña, emprendieron el viaje de regreso a Castilla. En el Castillo de Monterrey y la villa de Verín se reunieron con el cardenal Francisco Jiménez de Cisneros, quien actuaría como mediador entre él y su suegro Fernando. Su llegada a Castilla puso de manifiesto las malas relaciones entre el yerno y el suegro, de modo que, por la Concordia de Villafáfila, Fernando se retiró a Aragón y Felipe fue proclamado rey de Castilla en las Cortes de Valladolid con el nombre de Felipe I, anulando el acuerdo llegado en la Concordia de Salamanca un año antes.

Del matrimonio con Juana I de Castilla nacieron seis hijos: Leonor, Carlos, Isabel, Fernando, María y Catalina. Motivado por los celos que le producían las infidelidades de su marido, hacia el que sentía un amor tan apasionado como poco correspondido, Juana supuestamente enloqueció, aunque las Cortes reunidas en Valladolid se negaron a declarar la incapacidad de la reina Juana, Felipe «el Hermoso» ejerció el poder efectivo sin contar con ella.

Felipe el Hermoso murió en la madrugada del 24 al 25 de septiembre de 1506,​ en la burgalesa Casa del Cordón, con tan solo veintiocho años y tan solo dos meses después de ser coronado rey.

Se encontraba en Burgos el 16 de septiembre de 1506 jugando a la pelota en un lugar frío. Al día siguiente le sobrevino malestar, con alta fiebre que le continuó los días siguientes. El día 20 escupía sangre y fue sangrado por los médicos. La explicación a tan súbita muerte que ha traspasado los siglos cuenta que el príncipe bebió agua fría después de acalorarse jugando un partido de pelota. Fue tan súbita que corrió el rumor de que había sido envenenado, detrás del cual estaría Fernando de Aragón, quien era el más beneficiado con la muerte de Felipe, mientras que a Juana la trastornó definitivamente puesto que sufría depresiones desde hacía cinco años.

Cartuja de Miraflores

Su muerte provocó un vacío de poder y permitió al cardenal Cisneros asumir una primera regencia de la Corona de Castilla, a la espera de la llegada de su heredero, Carlos. El rey fue enterrado en la Cartuja de Miraflores, aunque posteriormente Juana decidió desenterrarlo y llevarlo en procesión por los campos de Castilla hasta su encierro en Tordesillas. Al inicio de las navidades de 1506 doña Juana hizo desenterrar a su esposo y obligó a los cortesanos a pasar una ronda de reconocimiento, aunque casi no se podía ver el rostro del rey difunto y después, comenzó el viaje de Juana la Loca con el cuerpo embalsamado de su esposo por Castilla.

El cadáver errante en el que se convirtió Felipe el Hermoso iba en un carruaje tirado por cuatro caballos, sin destino. Deambulaban hasta llegar a algún lugar donde doña Juana obligaba a que hubiese siempre una guardia de nobles velando el cadáver.

En Torquemada, doña Juana dio a luz el 14 de enero de 1507 a la infanta Catalina, futura reina de Portugal, y fruto de su ya difunto esposo. Tres meses después volvió a los caminos que no abandonó hasta 1509, cuando su padre la obligó a recluirse en el Palacio de La Mota en Tordesillas. Su primogénito, Carlos, se encontró con una herencia grandiosa: los reinos de sus cuatro abuelos: Castilla, con sus dominios del Nuevo Mundo, Aragón con los Estados Italianos, los Países Bajos y el Sacro Imperio Romano Germánico además otros títulos simbólicos, que lo convirtieron en uno de los más importantes monarcas que han existido.

Carlos I

Una vez alcanzada la mayoría de edad, el príncipe se convirtió en Carlos I de España, señor de Castilla, Aragón y Navarra, y en Carlos V, emperador del Sacro Imperio Romano Germano. A estos vastos territorios, el gobernante sumó todo un continente, América. Felipe el Hermoso todavía tuvo que esperar más de 15 años para ser enterrado en Granada, como había dispuesto en su testamento. En 1525, el primogénito de Juana, Carlos V, ordenó el último viaje del cadáver, hasta la Capilla Real granadina, donde su esposa se le uniría 30 años después, tras medio siglo de encierro en Tordesillas.

Juana, llamada “La loca” y Felipe el Hermoso han sido protagonistas de varias películas, como «Juana la Loca» (2001), dirigida por Vicente Aranda y con Pilar López de Ayala en el papel de Juana, que narra el intenso y tormentoso matrimonio entre la reina y su esposo. En la edición de los Premios Goya (2002) la película obtuvo el premio a la mejor actriz principal, al mejor diseño de vestuario y al mejor maquillaje y peinado. Por otra parte, y en el 2001 ya había sido premiada en el 49º Festival de San Sebastián con la Concha de Plata a la mejor actriz.

También y con anterioridad, «Locura de amor» (1948), dirigida por Juan de Orduña, que explora asimismo esta historia de amor y celos, protagonizada por Aurora Bautista como Juana y Fernando Rey como Felipe. En la película también aparece Aldara, una sirvienta y princesa morisca, como amante de Felipe el Hermoso interpretada por Sara Montiel. En la trama, ella es descubierta por la reina Juana I, lo que intensifica los celos y la locura de la reina. Ganó seis premios en el Primer Certamen Cinematográfico Hispanoamericano y dos Medallas CEC en 1949. Los galardones incluyen mejor película española, mejor dirección, mejor actriz para Aurora Bautista, mejor actor secundario para Jesús Tordesillas, mejor decorado y mejor música.

También han aparecido en la pequeña pantalla a través de varios programas y series de televisión. Un ejemplo notable es la serie española «Isabel», que se emitió en TVE, donde se relata la relación entre ambos personajes, con su relación amorosa inicial, las infidelidades de él y los celos y frustraciones que esto provocaba en ella. Se muestran conflictos y tensiones que existían entre ellos. Asimismo, documentales y programas de RTVE como «Una historia de película» y otros documentales que abordan la figura de Juana la Loca y su relación con Felipe en las que han explorado el tema, debatiendo sobre su posible locura y las circunstancias de su vida.

Jaime Mascaró Munar

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